César
Esta mañana me levanté temprano como siempre, hoy era un día especial por varias razones, una era que cumplí años, otra que me celebraría a mí mismo como hacía dos años no lo hacía, no es que lo anhelara, pero necesitaba hacer algo y me valdría de esta fiesta para poder hacerlo, y otra, era que por fin terminaría mi tormento al lado de la mujer que ahora era mi esposa. Le tenía algo preparado, y esperaba que, con esto, se diera por fin cuenta, de la verdad que todo el tiempo de nuestro matrimonio había estado a la vista, pero que no había querido ver, las cosas tenían que terminar aquí y ahora. Me encargaría de que así fuera.No tengo palabras para expresar lo que ahora mismo siento por ella.
El día que la conocí, desde que puse mis ojos en ella supe que era especial, y también supe que una mujer como ella, jamás robaría nada, no por iniciativa propia, porque después me enteré de lo que les obligaban a hacer en el lugar en donde creció.
Cuando la tuve ante mí y dijo que no, a mi pregunta de si había tomado algo del lugar, y aún antes de que su jefe la respaldara, le creí y no quise retenerla por más tiempo, no quería avergonzarla más de lo que ya estaba.
Por supuesto había un culpable y tenía que encontrarlo, ese mismo día lo averigüé, era una de las secretarias de gerencia, fue fácil, porque fue ella quien sugirió que Carolina era la culpable y fue tan insistente, que me dio que pensar. Por supuesto ya no trabaja con nosotros, estaba tan molesto, no solo porque hubiese robado, si no, por tratar de incriminar a una chica inocente.
Después de ese día no pude olvidar a ese ángel asustadizo, sabía su horario y buscaba estar antes de que se marchara, aunque eso implicara llegar más temprano que de costumbre, simplemente para verla, luego, cuando empezó a mover las piezas de mi rompecabezas, se robó mi corazón, era algo que no compartía con nadie y no lo hacía, porque nadie entendía mi pasión por ellos, los hombres lo consideraban tonto y una pérdida de tiempo y las mujeres aburrido y sin sentido, así que dejé de intentar que alguien se interesara como yo, hasta que llegó ella, una en un millón, no niego que al principio la asusté un poco, pero fue para obligarla a salir conmigo. La había observado y la había investigado, cuando le propuse matrimonio, sabía casi todo de ella y supe que no me equivoqué al elegirla, cuando sin omitir nada me contó toda su vida, a pesar de que al hacerlo se arriesgaba a qué la dejara.
Pero no lo hice, y no lo hice porque estaba locamente enamorado de ella, en unos cuantos días se había apoderado de mi corazón y no podía permitir que se me fuera de las manos, porque lo intentó, pero yo gané y lo hice en todos los sentidos. Mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, de hecho, me cambio la vida, lo que antes tenía sentido ya no lo tiene, lo que me divertía ya no lo hace, mis expectativas cambiaron, mi mente cambió, mis gustos cambiaron, lo que amaba ya no lo amo. Ella me transformó.
Reconozco que ella me ha hecho tan feliz como nunca creí serlo, pero también reconozco que de un tiempo a la fecha ha hecho mi vida un infierno. Y no lo digo por las escenas de celos o los reproches que me hace, que cada vez son más constantes, en lugar de molestarme me alegran, porque significa que me sigue amando. Lo que me pone mal es su silencio cuando quisiera gritarme, sus lágrimas ocultas cuando cree que no me doy cuenta, su deambular por la casa como un fantasma, cargada de pena e incertidumbre y sobre todo sabiendo que es por mí, por lo que yo "hago," porque no se atreve a abandonarme, aunque esté convencida de que le soy infiel.
Sé que tiene identificadas a todas y cada una de mis "amantes" pero no se atreve a hacer nada, sé que no lo hace, no por el dinero o la posición, la verdad es que no le importan, lo hace porque no quiere perderme y eso destroza mi corazón.
Sé que es terrible y reprobable que justo ahora y en nuestra propia casa haya hecho venir a mi harem de chicas, sobre todo sabiendo que ella sabe de mi "relación" con ellas.
Con todas me ha visto cuando menos en una ocasión, de algunas me ha reclamado, por experiencia sé que de nada me vale negarlo, así que ya no discuto, simplemente le digo que son empleadas mías y con eso el asunto queda en paz, al menos, es lo que yo creía, ahora sé que eso la está matando y está destruyendo nuestro matrimonio, el que yo no confiese y acepte mis "faltas" y el que ella aparente que me cree cuando no es así y en su corazón sepa que "sigo" con una y con otra y con otra.
Sé que está planeando dejarme, sus acciones lo gritan, es por eso que he decidido festejar mi cumpleaños aquí y de esta forma, con todas mis "amantes" presentes. Le facilitaré las cosas.
Por fin hoy terminará el tormento en el que ambos nos hemos sumido.
Nunca pensé llegar a ser capaz de hacer algo como esto, pero estaba desesperado viendo como la mujer que he amado por estos dos años se consume intentando creerse a sí misma, que no pasa nada y que tiene que perdonarme cualquier cosa que yo haga, incluso la traición.
En estos justos momentos la siento tensarse cuando Reneé, se acerca a nosotros, ella es hermosa, una buena chica, no soy tonto y sé que está enamorada de mí. Me da mi abrazo de cumpleaños y siento como Carolina se retrae. En estos momentos quisiera que gritara, incluso que me golpeara, porque sé que se siente dolida y se lo guarda para ella misma. Reneé y yo nos separamos y cruzamos algunas palabras más, Carolina se separa se va a marchar, veo la decisión en su mirada.
_ ¿Sucede algo amor? - la detengo por el brazo y la atraigo hacia mí, luego delante de Reneé, le doy un beso tierno. Sé que su decisión de hacer lo que sea que iba a hacer ha sido rota, el momento de valor pasó y no se atreverá más.
_ No. - contesta a mi pregunta, pero está tensa a mi lado y sonrojada después del beso.
_ Reneé tenía interés en conocerte. - digo y ella asiente dándome la razón. No miento, no solo ella siente curiosidad por conocer a mi esposa, aquella que se atreve a ignorar a alguien como yo, a aquella, que debe de estar tan segura de sí misma, que me deja asistir solo a los eventos sociales y de trabajo y que no se interesa por conocer mi lugar de trabajo, ni a mi personal, que no teme que chicas hermosas me rodeen día a día y ella no salga a reclamar su dominio sobre mí, todos están expectantes por conocerla y tratarla y ver por si mismos que es lo que tiene de especial, para que yo esté perdido por ella.
Siento como se tensa aún más ante mi comentario, sé que a estas alturas ya sabe que Reneé es quien estuvo conmigo en la gala de la otra noche, aun así, no dice gran cosa.
Miro a la distancia y me encuentro con la mirada de Julia, le hago un ademán y ella entiende. De antemano le he pedido que reúna a las demás.
_ Necesito hablar algo contigo. - le digo a Reneé podrías acompañarme. - le indico que me siga. Veo el rostro de Caro y se lo que está pensando.
No pienso alargar su suplicio.
_ Por favor acompáñanos. - pido extendiendo mi mano, ella duda, pero la toma y me sigue al igual que Reneé.

ESTÁS LEYENDO
harem
RomanceElla no era una chica normal, aún así lo atrapó en su mundo de silencios y soledad. Él era, lo que ella nunca soñó, porque su alma dañada, era incapaz de ofrecerle nada, pero él se quedó y le dio más de lo que esperaba... Incluido hacerla parte de s...