—Si nos hubiéramos conocido antes, te hubiera presentado a mi madre.
—No quiero conocer a tu madre —me contestó burlón y me ofendí un poco—. Deja de fruncir el ceño. Solo somos amantes, no necesito conocer a tu familia.
Me dejó solo en la cama, el ambiente era cálido y me asustaba saber que eso podía cambiar en minutos. El último en levantarse debía ser el dueño del departamento mas no había sido así. Su pecho estaba plagado con mis huellas, los dientes se habían marcado muy bien sobre la piel blanca, pequeños puntos de sangre delineaban la ubicación de mis colmillos.
—Me gustas mucho.
Sonrió con los dientes muy apretados, sus labios casi se volvieron blancos. No supe interpretar esos gestos, me confundía su repentino desinterés. Cada cosa que decía, sin importar el tema, era ignorada mediante una sonrisa amable de compromiso.
Después de desayunar, bajamos al estacionamiento de su edificio. Él saludó a los agentes de seguridad y apenas me dio un beso en la mejilla al despedirse. No quiso que lo llevara al trabajo. La caminata hasta el ascensor se replicó con nuestros autos hasta que Sehun cambió de dirección.
—¿Qué sucede? —Atendí la llamada de una secretaria a través de los parlantes—. Hoy no tenía reuniones programadas ni nada por el estilo.
—Lo siento, señor Park. Su novia está esperándolo en la oficina.
—Bueno.
Colgué la llamada, ya me dolía la espalda de solo pensar en la conversación de pareja que íbamos a tener; todo era tan diferente cuando estaba con Sehun en el departamento.
...
—La señorita Sejeong está en su oficina. —La secretaria me entregó unos documentos—. ¿Quiere que le lleve café o alguna bebida?
—No, no es necesario. —Ya estaba decaído; y después de Sejeong, tendría que seguir con mi trabajo—. Buenos días.
Ella no se movió de la silla.
—Y ahora qué pasó. ¿Te quedaste sin batería? ¿Olvidaste el celular en el auto? ¿Eh? ¿Qué mentira me tienes preparada?
Tomé asiento y guardé los documentos en un cajón.
—¿Podemos hablar de esto en casa? —Quería evitar conflictos en la oficina.
—¿Sigue siendo nuestra casa? —Sus uñas diseñadas se iban a quebrar por la fuerza que ella estaba poniendo sobre el cuero de su bolso—. Porque llevas días sin poner un píe en ese lugar.
—No es verdad.
—¿No? Solo vuelves a buscar ropa como un maldito fugitivo. —Colocó sus manos sobre el escritorio—. ¿Crees que no me doy cuenta? Ayer no estuviste en todo el día y no contestaste ningún mensaje.
—Sejeong, sabes que no me gusta que me controlen. Yo no hago eso contigo, jamás lo hice.
Ella soltó una carcajada.
—Eres un sínico. ¿Qué ibas a vigilar? —Golpeó con su palma el escritorio—. Dime la verdad... No, no. Confírmame algo, ¿te estás viendo con Sehun, bastardo? ¿Te estás acostando con él?
—Pensé que era lo que querías.
—¡Estúpido! ¡Imbécil! —Intentó sacudir la mesa—. No me trates como una idiota. Sé muy bien lo que quería. —Se levantó—. Estaba desesperada, acorralada. Nuestra relación necesitaba un poco de energía, no que le regalaras tu pene al invitado de este trio. —Cubrió su rostro con ambas manos y frotó enérgicamente—. Lo que sea que estén teniendo, termínalo ahora.
—Sejeong...
—Termínalo. —Tomó su bolso y preparándose para salir, dijo—: Hazlo esta misma tarde y regresa a casa por la noche o voy a exponerte con toda tu gloriosa familia. ¿Has...
—¡No metas a mi familia en esto! —Caminé hasta ella—. Eres una sanguijuela.
—Que bueno que al fin nos conocemos, Park Chanyeol. —Zarandeó su bolso muy cerca de mi rostro—. Veo que siempre me viste de esa manera.
—Deja el papel de víctima, que no se me olvida que acabas de amenazarme. —Me alejé para que no empezara a gritar—. ¿Se te olvidó cómo nos conocimos? ¿Acaso ignoras por qué no puedo presentarte a mi familia o frente a "la sociedad adinerada" a la que tanto querías pertenecer?
Ella se quedó en silencio, abrió la puerta y salió. Unos minutos después, cuando la fiebre de la bronca había bajado, me sentí culpable. La ira había buscado en las profundidades algo para hacer daño.
...
Presioné varias veces el botón del ascensor. Cuando llegué a la planta baja descubrí lo que era respirar con tranquilidad, pero en mi auto las náuseas volvieron y me picaban los ojos. Iba a llorar de frustración porque, por culpa de él, ahora Chanyeol estaba irreconocible.
—Se está saliendo de control. Tengo que hacer algo.
Busqué mi celular y marqué el número del único sujeto que podía ponerle un fin a esto.
Le dije a Sehun que necesitábamos hablar, él me contestó como si tuviera todo el tiempo del mundo para verme. Su actitud relajada me fastidiaba. ¿Cómo era incapaz de sentir culpa el hombre que estaba destruyendo mi vida?
—¿Estás muy apurada? —siseó a través de la llamada—. Tengo la tarde libre.
—No. Tiene que ser a la noche.
—Eres muy suertuda. Te daré ese horario porque no tengo nada más.
Apreté mi celular y el volumen varió un poco.
—No faltes.
—Ok —me contestó.
Mientras cruzaba los semáforos, pensé en los términos que usaría para hablar con esa víbora maleante. En el poco tiempo que llevaba conviviendo consciente e inconscientemente con él, había notado que era un ser carismático y peligroso. No daba puntada sin hilo. Enredó a Chanyeol, pero yo aún tenía tiempo... O eso esperaba.
—No me vas a ganar, bastardo. —Estacioné mi auto. La casa estaba a oscuras y desolada, como una desagradable premonición—. No me vas a ganar.
Caminé hasta la oficina de Chanyeol y levanté la foto de nuestra primera salida. Era la prueba de nuestro ruin comienzo; porque ese mismo día, Chanyeol plantó a sus familiares y un compromiso matrimonial para quedarse a mi lado.
Sonreía porque él me había elegido.
—Derroté a toda su familia... Tú no vas a vencerme, serpiente venenosa. —Dejé el portarretratoen su lugar—. Te voy a destruir como hice con su compromiso.
...
—¿Cómo te sientes muchacho? —La hermosa mujer estiró sus brazos y alcanzó mis manos, yo la saludé con cortesía y le serví una taza de té—. Tan maravilloso como siempre. ¿Y tus padres?
—Estupendos.
Ella apretó los labios, yo acaricié su mano con dulzura.
—No se preocupe, señora Park. —Sonreí—. En la familia Oh sabemos que usted siempre fue respetuosa.
—Eres un encanto, Sehun. —Bebió un poco de té—. Algún día...
—Señora Park, mis padres ya lo han olvidado y yo jamás la culpé por lo sucedido.
Levanté mi mano sutilmente y pedí el menú, tenía antojo de cosas dulces.
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LO QUIERO EN PRIVADO
Random(...) Nunca será buena idea abrir una relación con la intención de salvarla de una crisis o separación, puesto que las frustraciones y desconfianzas no harán más que aumentar... A Sejeong le hubiera servido ese tipo de información.