💌| 6.

1K 79 1
                                    


Daniela

Poché no es la única con complejo de Cenicienta, descubrí que también tengo ese complejo aunque no tan desarrollado como ella, que siempre sale corriendo a su casa a la misma hora.

Cuando noto el tiempo en mi celular, su rostro se tiñe de un rojo intenso que, de cierta manera, la hace ver tierna, aunque sé perfectamente que no debe provocar en mí, sino una de preocupación, porque no es normal que sus ojos verdes se tiñan de miedo y desesperación cada vez que se da cuenta que es tarde para ir a casa.

Me pregunto si esa expresión es natural en ella o hay una verdadera razón, y escalofriante, para que actúe de manera misteriosa que, de alguna manera, me perturaba.

Quedarme frente al salvaje mar no responderá todas las interrogantes sembradas en mi mente debido a la chica, solo las volverá más nebulosas, al igual que la noche.

Corro hacia casa, con el corazón latiendo rápido mientras las grandes gotas de lluvia caen sobre mi cabello y mi ropa, volviendo todo más pesado y dificultándome la operación de llegar pronto.

Papá llegaría hoy en la noche de su largo viaje de dos meses, no sé la hora exacta, solo que será en la noche, y tengo que estar ahí antes de que la víbora de Sofia le cuente mi ausencia de una semana a la escuela con exageraciones y mentiras de doble calibre.

Las ventanas muestran la luz encendida de la sala, me asomo por una de ellas para ver si papá se encuentra, pero no veo rastro ninguno de él. Aprovecho su ausencia, como siempre, e ingreso a hurtadillas. No quiero que mi amada madrastra percate mi presencia, no estoy de humor para aguantar sus comentarios llenos de veneno.

-Tenía la esperanza de no volver a verte más —Sofia aparece detrás de mí, al borde de las escalera. Sus ojos brillan en ganas de fastidiar mi existencia.

-Esperaba lo mismo pero ya ves, los milagros no existen.

-Much...

-¿Muchacha malcriada? -Volteo para encararla. Siento como la furia recorre mi torrente sanguíneo y sale a través de mis ojos. Consíguete otro forma de llamarme, así como siempre inventas formas de dejarme como una malandra.

Parece que di en el clavo porque se queda helada en su sitio, dedicándome la misma mirada que le dedico: una llena de hastío.

-Si mi padre llega, dile que estoy durmiendo.

No escucho su respuesta corro hacia mi dormitorio.

Llegar a casa significa perder la estabilidad emocional y tranquilidad que adopté durante los días que estuve fuera y durante las últimas horas que pasé al lado de Poché.

No quiero admitirlo delante de ella, pero solo basta mirar sus ojos verdes intensos como el contraste del mar para que mi mente entre en una dimensión de completa serenidad.

Extiendo mis brazos para contemplar el cuadro de la playa con la constelación del delfín para poder calmarme y bajar mis revoluciones pero solo logro divisar, entre el fondo del mar y la constelación del delfín, los lunares de Poché.

...

—¿Ya viste con quién está Laura? —Archie asoma su cabeza por el lado derecho de mi rostro antes de ocupar un lugar en el asiento vacío de al lado. Su expresión es una de sorpresa y cierta diversiónante la escena que sus ojos contemplan.

Mi expresión es una de completo asco e inquietud.

-Sí-Mi respuesta es automática, sin un tono especial. Me quedo mirando el mismo lugar en el que los ojos de Archie están fijos ¿Se conocen de algún lugar?

Winter Solstice | Adaptación Caché | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora