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Odio las mañanas, y más las mañanas donde tengo que ir a la universidad.

  Los martes tampoco son mis días favoritos por ser la continuación del lunes y me debato en odiar también al domingo por dejarme tan temprano sin despedirse correctamente.

   Bien, soy la chica más perezosa del mundo aparte de ser la que trasnocha sin control, no sale de la cama, se atiborra a comida sin motivo y encima tengo a las amigas más pesadas para que salga de fiesta aprovechando que no duermo. Claro está que, aunque no me guste salir en cuanto piso el suelo de una discoteca no hay quién me saque de ese lugar hasta que decida si las botellas que me he bebido son las suficientes.

   Pero no entienden que la soledad es algo bonito y no la tristeza que siempre describen, hay belleza en la compañía de uno mismo... que quiera también ser una de las chicas donde también su compañía es un chico cañón que te entiende y quiere hacer lo mismo que tú, pues tampoco me quejaría, aunque sea muy complicada por mi carácter. Por eso culpaba a los libros por esa parte de mi ilusión.

   Aquí nadie es perfecto, y el que dice serlo es el primero en tener inseguridades como todo el mundo. Es tan difícil pedir a un chico de mi edad, inteligente, algo guapo y más alto que yo, aunque eso no sea un problema en si por ser un minion... si entra también en las posibilidades de que sepa algo de libros y películas tampoco me quejaría... Pero la vida es muy complicada y eso no existe, llegando otra vez a la conclusión de que solo es mejor y no como mis amigas que van de uno a otro en menos que cantan una canción.

-Se me está olvidando algo –menciono en voz alta de camino a desayunar por lo menos un café, la luz de la mañana me mata y solo estoy pasando por el pasillo que lleva a la cocina.

-Vas a venir hoy a la universidad después de ducharte y cambiar esa cara vampiro- suelta la bruta de mi amiga/una de mis compañeras de piso Nuria- En tu horario recuerdo ver que te tocaba tus asignaturas favoritas -canturrea- aparte que tiene a un chico nuevo en tu clase.

- ¿Cómo ...?

-Hablas en sueños ... o cuando estas medio muerta, mejor dicho.

  Contemplando a la pelinegra se podría apreciar la típica figura de madre autoritaria, aunque eso estaría bien si no fuera la más ligona de este piso por atraer a los chicos con el cuerpo estructurado del gimnasio, los ojos oscuros como la noche más aterradora y piel caramelo. 

   Va contándome todas las preguntas que quiere que le haga a él aparte de todos los trabajos que tiene que hacer, algún par de fiestas, blablá blablablá. Desconecto en el momento que está enumerando muchas cosas en una lista que ni siquiera es para mí sino para que recuerde ella, así que mientras me preparo mi rico café con espumita y hielo con una pajita, sí soy muy niña a veces, de camino otra vez a mi habitación para poder hacer todas esas cosas que me ha dicho para ir a la clase escucho un golpe fuerte en mi puerta.

-Auch, ¿quién puso esa puerta ahí? -voz afónica significa que está despierto la leona de mi otra amiga/ compi Karina.

-Gracias por el hueco en mi puerta bonita león- le grito desde dentro.

   Por otra parte, y saliéndonos de los prototipos, Karina sería esa rubia de pelo rizado cenizo que consigue los mismos puntos para logar con su moreno de playa y ojazos grandes azulados como el cielo claro de las doce.

   El trío medio loco medio bueno. Nosotras tres nos conocimos en el bachiller, específicamente en el pasillo de camino al bachiller. Yo iba de camino a una clase cuando me choqué con Karina y justo detrás de ella se chocó con nosotras Nuria, pero lo más gracioso fue cuando nos disculpamos a la vez preguntando por la misma clase por tener la misma optativa, desde ese momento, aunque nuestros caminos se separaron por las diferentes carreras decidimos intentarlo en un sitio que estemos las tres medianamente cerca y poder alargar más la amistad. Acabamos en el mismo campus con nuestras carreras diferentes y en un piso donde compartimos tan cerca de la universidad como de la ciudad que pareció algo verdaderamente bonito.

¡WOW! Quién lo diríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora