VI

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Los viernes me regalaban en la facultad la comida por ser estudiante de arte, así que aproveché y pedí pizza casera de pepperoni con ternera y muuucho queso. Aparte de ser uno de los días donde puedo saltarme alguna que otra clase para irme corriendo a dormir las horas que no me ha dejado el moreno que está coqueteando con la chica de la clase de escultura, no me permitió dormirme hasta que le contara lo que había pasado con el capi.

-Puedes dejar de coquetear que me voy a perder la pizza- suspiro por cuarta vez- que como me pierda la pizza te aseguro que te mato castrándote como a los aminales para que no te puedas reproducir en lo que te queda de vida, que diría la pobre Karina de ti si viera que has perdido los huevos por no dejar a tu amiga comer unos trozos de pizza de más

A la mierda todo sinceramente, sé que lo he dicho más alto para que se enterara la chica que estaba a su lado y seguramente los que quedaban de clase, pero la injusticia de que me esté pidiendo que lo vea mientras puedo estar comiendo tan tranquilamente en el jardín comiendo no se lo voy a perdonar y más si me he quedado sin ella. Le haré que me compre una entera hasta con el borde original de la masa, ese que esta tan gorda por ser de pan y que a veces pagando un poquito más puedes rellenarla con más queso. Definitivamente si no como ahora mismo tendrán que poner un cubo para toda la baba que estoy creando en este instante.

Al ver que no se estaba moviendo y ella no parecía querer cambiar de parecer me tocaba sacar la artillería pesada, voy en su dirección le volteo la cara para que pueda vernos ella y le planto un beso en la boca comiéndomelo en el proceso roja como un tomate para separarme lentamente de él. Al estar él atónito y ella sin comprender me lo llevo arrastrándomelo, al estar corriendo llegando a la cafetería veo mucha cola de gente, refunfuñando en el proceso espero impaciente viendo como mi amigo todavía no sale de su trance.

-Venga que no es para tanto, solo he mirado por mi bien y por el tuyo, a ella la catalogan como la más retrasada del mundo. No me gusta decir, pero lo de que las rubias son tontas no se compara a las pelirroja esa, deberían decírselo más a ella que a las rubias.

-Tú me-me has be-besado... -descubrió América- pero si no te gusto a ti.

-Sí amigo mío, no me gustas, no me atraes, pero la cosa es que si no te sacaba de allí seguramente me estarías diciendo lo que me queda de vida lo que pasa con ella en cuanto le das un mínimo de atención. Además, si yo, Micaela Trapero, no consigo mis raciones y las tuyas de pizza, sería yo quién te haría arrepentirte el resto de tú vida comprándome dos pizzas familiares como yo las quiera una vez a la semana en lo que empieza este mes Mario.

Con la explicación dada y él entendiendo la situación de que este día es muy sagrado esperamos el restante de cola que quedaba para nuestro turno, solo eran tres personas de nada. La costumbre que tenían en la cafetería era que cuando se acabara algo de la comida lo gritaban como si fuera un sorteo y proponían otras cosas que podían quedar, en estos instantes la tensión se notaba más que nunca y pensaba malar a alguien y cierta persona que está a mi izquierda está siendo el candidato principal con todos los votos a su favor.

- ¡Señoras y señores, estudiantes y alumnos del campus de artes! -gritaba encima del mostrador Paco, el encargado de servirnos - ¡Sentimos anunciar que la pizza se ha acabado! -se me cae el alma al suelo y Marck se está dando cuenta

- ¿Pero toda la clase de pizza? -dijo alguien al fondo de la cola

-Me temo que sí, así que empezamos a decir lo que nos queda para los que quieran continuar todavía en la cola –esas palabras me mataron completamente

Me salí de la cola porque ya sabía lo que quedaba en los menús de hoy y no tenía ganas de nada más, hoy era mi día de comida basura y me lo ha fastidiado Marck con todas las letras llevaré ahora mi venganza personal.

¡WOW! Quién lo diríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora