CASTIGO ☆Johnten☆

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══• ೋ•✧ TATUAJE ✧•ೋ •══

John Suh aparte de conocerse por ser alguien rudo y bastante frío, era conocido también por qué la mayoría de su cuerpo estaba repleto de tatuajes, iniciaban en su cuello bajando por sus pectorales, abdomen.

La verdad es que llevaba tiempo pensándolo y decidió por hacerse uno en la zona de su clavícula izquierda, que si le dolió, si bastante pero tuvo que asegurarse de que el mayor no lo viera, porque santo castigo que le pondría, y no a uno sexual, ya que si era así, inmediatamente le hubiera dicho que se había tatuado sin que Johnny supiera, con la simple finalidad de que se lo cogiera duro.

Llegando incluso más allá de sus caderas, algunos de estos dibujos acabando en sus muslos.

Entonces si el novio de Ten tenía tatuajes, porque no hacerse él un tatuaje.

La verdad es que llevaba tiempo pensándolo y decidió por hacerse uno en la zona de su clavícula izquierda, que si le dolió, si bastante pero tuvo que asegurarse de que el mayor no lo viera, porque santo castigo que le pondría, y no a uno sexual, ya que si era así, inmediatamente le hubiera dicho que se había tatuado sin que John supiera, con la simple finalidad de que se lo cogiera duro.

No, probablemente le quitaría la tarjeta dorada de crédito que el mismo Johnny le proporcionó, y ahora no podría salir de compras a ningún lado, así que no le convenía.

Pero como ya había dicho su novio en una de las folladas que le dió cuando le ocultó que práctico pole dance:

"— No quiero que vuelvas a bailar enfrente de todos ni que me ocultes cosas, porque juro que te dejare con dos vibradores en tu ano y uno en tu pene por cinco horas y eso no te gustará —"

Pero Ten tenía la esperanza de que no se diera cuenta, era bastante iluso porque Johnny ya lo sabía todo.

Y no le molestaba que su pequeño se tatuara, simplemente el que no le avisé era el problema.

Que cómo se enteró, una vez el menor salió de bañarse colocándose solo su bóxer dejando al desnudo su torso, como era aún temprano para que Johnny llegara a la habitación dormiría un rato sin playera y se la pondría antes de que esté llegará.

Pero casualmente eso no sucedió el mayor abrió la puerta de caoba en la habitación, vio a su adorada pareja durmiendo tranquilamente, se acercó con la intención de tapar el torso desnudo con la sábana para así evitar el frío, cuando en la piel del menor vio algo inusual.

Nada más y nada menos que un Calicanto de Carolina, la flor de nacimiento de Ten en un color pintada en un color rojizo con tonos púrpura dándole un realce a esa dermis color canela.

Pero aún así no dijo nada y salió de la habitación para fingir que nunca estuvo ahí.

Le encantó cómo se veía marcaba el cuerpo de su novio, pero por lo que había visto ese tatuaje ya llevaba varios días insertado en la piel del menor, puesto que ya no tenía parche y se veía bastante bien, como si hubiera curado.

Por lo que ahora se encontraban en la misma habitación con Johnny sentado en la cama quitando su corbata, y a el pelinegro sentado en el tocador quitándose el poco maquillaje que se puso para salir.

— Amor no tienes algo que decirme — la voz del mayor resonó por la habitación.

Ten claramente se tensó, le diría del tatuaje o no.

La opción que tomó fue la segunda — No John, me he portado bien — se levantó de su lugar caminando hasta quedar enfrente del contrario.

Las grandes manos de Johnny se posaron en esas finas caderas que amaba.

Deslizó su mano para que está quedará justo en el pomposo trasero de su novio.

Y sin que el menor lo esperara una nalgada fue lo que recibió, la cual ardió bastante ya que solo se encontraba con una camisa de vestir de su novio y sus braguitas azules, además Johnny tenía una mano pesada y sus nalgadas siempre dolían.

— Respuesta incorrecta intenta otra vez — otra palmada azotó su trasero sacándole un chillido agudo.

— No...no hice nada Johnny — puso la cara más inocente que podía junto con un puchero para que así el mayor dejara de maltratar su traserito.

John carraspeó y de un solo movimiento tomó la camisa abriéndola sin ningún cuidado provocando que los botones de esta salieran disparados.

Dejando así expuesto el torso delgado y fino de su amado pero lo más importante, esa tinta marcada en el cuerpo delante suyo.

— ¿No? Y entonces esto que es — paso su caliente lengua al rededor de la preciosa flor.

— Yo....ah~ — un beso cayó el intento de excusa de Ten.

— No me dijiste así que dile adiós a tu tarjeta de crédito, y como me mentiste dile adiós también a poder sentarte bien en una semana, te voy a destrozar bonito — empujó el delgado cuerpo al colchón haciendo que este rebotará.

Quitó la ropa interior de Ten sin cuidado, mientras ordenaba que el menor se pusiera en cuatro.

Johnny camino hasta su armario sacando unas esposas junto con otro objeto más.

La corbata que había dejado en la cama también fue tomada y colocada en la boca del tailandés quedando así el nudo de esta en su nuca y la parte de dónde se pone el cuello en su boca.

Las muñecas delgadas fueron apresadas por ese metal impidiendo moverlas quedando atrapadas atrás de la espalda.

Uno de los falanges del mayor acarició ese agujerito tan apretado, acercó su rostro dejando una lamida en ese hoyo rojo que se cerraba por el placer recibido.

Su dedo fue introduciendo lentamente, cuando esté tocó fondo, una más le acompaño abriendo lo que se pudiera el ano del menor.

Ten sintió un líquido escurriendo por sus entrada, puesto que Johnny había colocado una cantidad bastante grande de lubricante.

Sacó los dedos de la entrada de Ten y acercó el objeto rosa para introducirlo en la ya antes mencionada.

El pelinegro sabía que era eso que el mayor le había colocado, amaba pero odiaba ese juguete, tenía sentimientos encontrados.

Era un simple vibrador con mucha potencia que se encendía cada 2 minutos siendo así que las vibraciones que daba aumentaban de dimensión pasando el tiempo.

Le daba un profundo placer, pero al mismo tiempo una desesperación inmensa ya que las vibraciones duraban solo 1 minuto este siendo muy intenso, pero luego ese tiempo en el que juguete no estaba activo era tan difícil al estar necesitado de placer.

Johnny disfrutaba ver cómo su pequeño se removía incómodo por ese simple objeto, lo encendió usando el control que tenía en sus manos.

En ese momento el celular del mayor comenzó a sonar indicando una llamada.

— Voy a contestar mi amor, no te corras mucho — dió un beso en las nalguitas y tomó su celular y salió de la habitación no sin antes escuchar los gemidos ahogados que Ten dió al momento de que el objeto dentro de el comenzará a vibrar.

El mayor sonrió cerrando la puerta y hechando el control del juguete en su bolsillo del pantalón.

Atendería la llamada rápido y luego castigaría a su pequeño...