Capítulo 13

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Nova Murphy

Había una fuerte lluvia mañanera sobre Manhattan al día siguiente y eso solo significaba una llamada de mi jefe enojado porque la lluvia hizo imposible sus planes para hoy. Y eso bastaba para que Nova pasara su día en su pequeño y cómodo departamento viendo su serie favorita de Netflix. Suelto un bostezo arreglando la corta camiseta que cubre mi senos, y me miro en el espejo de la sala, mi aspecto es increíblemente reconfortador de manera que tan solo me dejo caer sobre el sillón con una amplia sonrisa.

Mis ojos se cierran solos en aquel instante en que mi cuerpo se acopla sobre el suave sillón. El sueño me mantiene un poco descolocada y el cansancio de mi cuerpo aún más pero mi parte masoquista le encantaba sentirse así. Parecía que hace siglos no tenía sexo y ahora parezco maestra de secundaria con cambios repentinos de humor. El recuerdo de lo que ha sucedido toda la noche me mantiene sonriente y complacida, aún no soy capaz de creerlo.

Si mamá se entera me ahorca...

Pensé aun sin borrar aquella sonrisa de idiota en mi cara. Vuelvo a soltar un bostezo en el momento en que el sonido de la cerradura de la puerta principal me hace abrir los ojos de nuevo. Un empapado y enojado Naím Sencler entra a mi departamento logrando que el estómago se me contraiga. Lleva el cabello húmedo, y adherido a su frente, tiene la ropa chorreando sobre mi alfombra y leva su móvil en su mano fingiendo una sonrisa al verme. Deja el bolso en el piso y frunzo mi ceño para ver el desastre de agua que esta haciendo.

—    El móvil no solo sirve para ver pornografía Nova Murphy, es para contestar las llamada de emergencia de tu mejor amigo — dice con una sonrisa fingida logrando que empiece a balbucear cogiendo mi móvil para ver, evidentemente, diez llamadas de Naím.

—    ¡Yo no veo porno! — exclamo en defensa viendo que alza su ceja con enojo.

—    De todo lo que te dije solo me reclamas por el porno... — dice arrojando su móvil a la isla de la cocina — ¿De casualidad sabes en donde vives? — intento refutar pero solo abro los labios y los aprieto sabiendo que tiene razón.

Sigue pensando en el pene de Mason estúpida.

Bueno, es que tiene un pene que... mierda, me deja inefable.

—    ¡Nova! — doy un respingo asustada ante el grito de Naím.

—    ¿¡Qué!? ¿¡Qué de qué!? — exclamo asustada viendo a mi mejor amigo achicar sus ojos para escudriñarme.

Maldita sea, modo seria, modo seria... ¡Te va a descubrir! ¡No te rías!

¿Pero no cómo hacerlo?

Mi mente es débil y tengo que admitir que cada vez que me mira con tanta seriedad termino riendo como lunática de un hospital psiquiátrico. Alza sus cejas en advertencia y mi sonrisa se ensancha voluntariamente logrando que lleve mis manos a mi rostro para evitar verlo a los ojos.

—    ¿Qué mierda hiciste? — inquiere serio a la espera de una respuesta seria y muerdo mi labio inferior sin saber como responder a eso.

Mi vida sexual es algo que no le incumbe, y sé que si le menciono tan solo el nombre de Mason va a sacar sus propias conclusiones y entonces Nova Murphy hubiera aparecido en primera plana del periódico local en un anuncia bastante interesante: "Chica de dieciocho fue ahorcada con una cuerda por su mejor amigo en la cima de la estatua de la libertad" y lo peor de todo, es que ni siquiera estoy exagerando. Así que me toca el plan B.

El Primer HomerunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora