Capítulo 10

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Nova Murphy


Entre miradas llenas de coraje, aquellos ojos azules como el cielo no se apartan de los míos y tampoco soy capaz de apartar los míos de él.

Acabo de decir algo que solo nos compete a nosotros, lo dije enfrente de sus amigos captando por completo la atención de todos. La incomodidad de los demás y hasta la tensión, pero no me atrevo a decir nada porque Mason tampoco lo dice. Nos retamos con la mirada y puedo ver lo mucho que me ha enojado que pronunciara aquello, pero vamos, ¡Mas enojada estoy yo porque él empezó!

— ¡Basta Nova! ¡Nos vamos ahora mismo! — se levanta y me mira furioso haciendo que de igual forme me levante y le plante cara.

— ¡Yo no voy contigo a ningún lado! — giro mi rostro y veo a Blanca y las chicos bebiendo de la Coca-Cola mientras observan nuestra pelea como si estuvieran en el cine — ¡Blanca nos vamos! —

— ¡Oh, ni crear que te vas a ir con Blanca! ¡Tu y yo tenemos mucho de que hablar! — espeta señalándome y Blanca ni se inmuta en levantarse.

— ¡Triste, porque no quiero hablar contigo! ¡Me largó y más te vale no seguirme porque te juro que voy a golpearte! — amenazo, noto la forma en que pasa sus manos por su rostro y me doy media vuelta.

Si Blanca no quiere llevarme, entonces me largo yo sola. Mi enojo puede alimentar a un país entero, por el simple hecho de que he removido emociones que hace tanto tiempo jure no volver a remover. Esa maldita presión en mi pecho se me es tan notoria que siento que pronto se transformaran en debilidad y las lagrimas saldrán a la luz. Mi mano coge la manilla de la puerta y antes de que pueda decir algo siento como me rodean la cintura y me apartan de la puerta. Y justo cuando estoy por propinarle un puñetazo a Mason, este mismo me eleva sobre su hombro como una muñequita de trato.

— ¡Bájame Crawford o juro que te voy a demoler a golpes! — exclamo escuchando el sonido de la puerta.

— ¿¡Ah, si!? ¡Por que si mal no recuerdo eres una llorona de primera! — le doy un golpe en su redondo trasero.

— ¡E-eso es una vil mentir! — ahogo un grito cuando encima de su hombro siento que me empuja de las piernas hacia atrás y juro que vi mi rostro contra el suelo.

— ¡Llora pues! — volví a golpear su culo chillando de frustración.

— ¡Que nos soy una llorona! — grito cuando se adentra al ascensor, las puertas se cierran y entonces me baja, no pierdo tiempo en darle manotazos en el pecho empujándolo — ¡Eres tan insoportable cuando alguien te dice las verdades en la cara! — añado viendo que sonríe con ironía en sus ojos.

— Iremos a tu departamento y hablaremos mejor allá, cierra la boca si no quieres que la cierre yo, y no precisamente con la mano — abro la boca ofendida ante su amenaza y me cruzo de brazos cuando las puertas del ascensor se abren dejándonos en el recibidor del edificio.

Me quedo en silencio cuando me coge de la mano de imprevisto y la entrelaza con la mía con fuerza, logrando que pueda separarme de él.

¿¡Pero que coño...? ¿¡Tiene piquiña en el culo o su cerebro no procesa que no soy su maldita novia para que me trate así!? Además, ¿¡Desde cuando le gusta hablar a él!?

Bufo cuando se que mis preguntas no van a obtener esas respuestas que siempre he querido. Nos acercamos al auto de Blanca, y él, sin aun soltar mi mano abre la puerta del copiloto, saca mi bolso colgándolo tras su espalda y coloca la alarma para lanzarle las llaves a un chico que se encuentra en la entrada. No sé porque siento que mi enojo se ha reducido cuando sus dedos encajaron con los míos, aquella acción me descoloco y aunque intenté evitarla no pude hacerlo. Me gustaba, pero estaba molesta y eso no iba a dejarlo pasar por alto solo por una falsa acción de afecto. Se detiene en su camioneta y entonces pongo resistencia cuando abre la puerta del copiloto y me observa queriendo asesinarme.

El Primer HomerunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora