Crónicas De Syera

Un corazón roto

En la ciudad de Syera vivían las personas más extravagantes, hechiceros, brujas, magos, sirenas, hombres lobo y desde cierto año vinieron los elementales.
Tres chicos destacaron en la ciudad llevando el caos por dónde pasaban, o por lo menos eso lo hacían desde la escuela.

En en instituto Ravenna se escuchó una explosión proviniente del laboratorio, un enorme humo rosa con cierto aroma a frutilla lleno los pasillos, de el surgieron tres chicos, con sus uniformes y rostros llenos de manchas rosas de la explosión, reían a carcajadas sin parar.

—Dios, nos van a matar por esto—dijo el chico mas pálido de los tres pasando una mano por su cabello negro con un poco de espuma chiclosa de la explocion. La felicidad abandono su rostro dejando ver la preocupación en sus ojos grises.
—boludo, fue un accidente, no creo que nos expulsen por eso... Espero—dijo su gemelo idéntico ,el cual todavía conservaba la sonrisa de satisfacción en su rostro.
—yo no supero que nos explotó en la cara—agregó el tercer muchacho, mas alto, cabello castaño y ojos verdes mientras trataba de limpiar su rostro.
—el profe nos va a matar—se empezo a angustiar el pelinegro mas preocupado.
—yaaa, bro cálmate, vamos a bañarnos y si alguien pregunta, fueron los de primero—rodeo a su hermano asustado con su brazo para calmarlo.
—¿los de primero hicieron qué?—hablo una voz rasposa que apareció detrás de ellos como si fuera invocado—hola señores Evander y señor Bonwood—saludo seriamente al los príncipes de las estaciones, o por lo menos así era como eran llamados por el resto de sus compañeros.

En ese momento los tres se sintieron aterrados. Sobretodo el menor por 11 minutos, fue su explosión, pero sus nervios fueron mandados a la shit y sus ojos adquirieron un delicado y precioso brillo azul celeste, volteo junto con sus compañeros de mañanas y dieron la cara al profesor de química, un viejo de 47 años, todos sabían que tenía cierto rechazo hacia ellos, ya que siempre hacían locuras y experimentos raros, pero también era conocido que tenía cierto cariño hacia el gemelo menor Evander, Jeffrey, ya que no podía negar que el era uno de sus mejores alumnos.

—buenos días profe—saludaron juntos.
—buenos días chicos, ¿Que les pasó? ¿Por qué ese aspecto?—pregunto con una expresión sería en su rostro, obviamente el supuso que la explosión fue obra de esos tres.
—profesor, lo siento—hablo Jeffrey con una voz ligeramente quebrada—yo estaba intentando hacer un experimento, pero creo que tome los compuestos equivocados y nos explotó—explico, lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.
—oh no te preocupes Jeffrey—los ojos del profesor adquirieron el mismo brillo—a todos puede pasarle ¿si? ¿Ustedes están bien? ¿No se sienten mareados o algo?—pregunto con viendo detalladamente el rostro de cada uno.
—no señor—respondieron los tres.
—esta bien, igual los escoltare a la enfermería, y serán examinados, por si acaso, luego pueden darse un baño e irse a casa—explico, los tres diablos asintieron y el profesor fue el primero en encaminarse a la enfermería, seguido por los estudiantes.

Los ojos de Jeffrey dejaron de brillar revelando su color gris, y miro rápidamente a su hermano y amigo haciendo pulgar arriba con una sonrisa. Su hermano devolvió la sonrisa mientras que su amigo estaba confundido. El castaño hizo el gestito italiano en búsqueda de respuestas pero los gemelos movieron la mano de adelante a atrás, indicando mas tarde te contamos.
Tuvieron una ligera revision medica, para evaluar si hubo o no intoxicación gracias a la explosión. Por suerte los compuestos químicos que fueron usados para la explosion no eran dañinos, claramente Jeffrey había mentido.

—che, uno de los dos me explica ¿que paso allá ?—pregunto el más alto de los tres.
—oh ¿Eso? Cuando estemos fuera del insti—respondio mientras dejaba el uniforme en su casillero.

Cada uno entro entro en una ducha, se bañaron rápidamente quitándose todas las manchas rosas de la cara y cuerpo. Al salir se vistieron y se fueron de la escuela.