Capitulo 1

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Samantha.

Escuche la voz de mi madre llamándome para que saliera de la cama y empezara a prepararme para empezar a mi día.
Después de quejarme por unos minutos salí de mi cama y entre al baño; tome una ducha rápida para luego vestirme y peinarme.

Salí de mi baño y me dirigí a la cocina para encontrarme con mi mama y hermano, sentados en la barra desayunando.

— Buenos días Mami — dije y me acerque a besar su mejilla.

— Buenos días mi vida — me sonríe mi madre — ahí esta tu desayuno, cariño — dijo mi mama y yo le regalé una sonrisa de agradecimiento.

— 16 años y todavía eres así con mama — dijo mi hermanito menor; Samuel apuntándome con su dedo.

— Pues si, tengo 16 años pero no soy como tu Samuel — dije yo — Yo nunca dejare de ser cariñosa y linda con mama ni aunque tenga 80 años — dije yo poniendo una mano en el hombro de mi mama — Cuando yo prometo cumplo — termine un poco molesta por la actitud de mi hermano hacia mi madre.

Si amo a mi hermano pero nunca le voy a permitir que trate así a nuestra increíble madre.

Un recuerdo llego a mi mente mientras me sentaba a comer, yo tenía unos seis o siete años y salía de mi clase de ballet tomada de la mano de mi mama mientras daba unos bronquitis de felicidad.

Iba emocionada por la presentación de ballet que se acercaba pero notaba a mi mama algo triste y callada.

— ¿Estas bien mami? — preguntó mirando hacía arriba por el hecho de que mi mama era mucho mas alta que yo en ese tiempo.

Recuerdo la historia que me contó ese día, mi mama era y es muy sociable y mientras esperaba por mi hablo con una señora que le contó como su hija no era afectiva y la trataba mal, la señora decía que era por la edad, eso asustó a mi madres por una razón que no entendí en el momento.

— Yo te prometo que siempre te voy a tratar bonito, y te voy a cuidar, y voy a estar contigo, y todo — dije con una sonrisa y abrace las piernas de mi mama ella sonrió y me abrazo de vuelta.

Un gran ruido me saco de mi lindo recuerdo, llevo a la vista a donde vino el ruido y vi un vaso de plástico en el suelo — ¿Que paso? — pregunto confundida y mi mama apunto a mi hermano con diversión.

— Tu hermano paso — dijo ella riéndose y mi hermano hizo una mueca y yo empece a reírme también.

Termino de desayunar no antes de decirle a mi mamá que le quedo muy rico el desayuno.
Tomo todo lo que puedo y lo bajo al garage y lo guarde en la camioneta; hoy una señora amiga de mi mama nos invito a nosotros y otras amigas a una montaña y aunque yo no quería ir tuve que para no quitarle la ilusión a mi madre, y para que su amiga no se sintiera sola ya que desde que se separo de su esposo se sentía "sola" ella esta sola pero lo de sentirse es debatable teniendo en cuenta lo sociable que es pero yo no me voy a meter en eso, y no quiero juzgar mas a la señora así que mejor me callo.

No es de mi conocimiento el nombre de esa señora así que solo le digo así, señora; según lo que se es de brasil con pelo rizado y ojos oscuros del mismo color que su cabello y pecas, ella es una mujer de alrededor unos 40 años.

— ¿Ya subiste la..? — me pregunto mi mama pero ya la interrumpí.

— Si ya subí la caba y los bolsos y el hielo solo faltamos nosotros — le digo a mi mama con una sonrisa ella asiente y me da un beso en la frente y entra a la camioneta.

Mi mama, mi hermano, y yo ya nos encontrábamos en camino al punto donde todos nos encontraríamos para luego irnos a la montaña.

Al llegar habían varias familias y un para de grupitos de mujeres, hombres, y unos niños jugando.
Mi mama se bajo del auto y yo la seguí; después de que todo el grupo de señoras debatieran si irnos o esperar por los que faltaban o esperar por ellos al final gano la primera opción.

Después de haber empezado nuestros camino mi mama trataba de llamar a mi abuela — ¿Que hora es en Venezuela? — pregunto mi hermano.

— Las dos y cuarenta — le respondí yo — y conociéndola un poquito debe estar de las plantas y no del teléfono — dije yo con una sonrisa simple.

Mi mama suspira y yo empiezo una conversación con ella para que no se preocupe, después de unos minutos pasamos por una estación de servicio con una mujer pidiendo ayuda a gritos.

— ¡Mami! — exclame yo y le señale la estación de servicio y ella de enseguida se estaciono cerca de ella, yo baje del auto junto con mi madre y otras mujeres con sus esposos pisándoles los talones.

— ¡Ayúdenme! — grito grito una mujer rubia como de unos 35 — ¡Ayuden a mi hijo por favor! — volvió a gritar con desesperación.

Trate de correr mas rápido para llegar con la mujer.

Carajo — susurre en español al instante que llegue con la mujer.

De inmediato reconocí a la mujer al hijo de esa mujer; Cole.

El chico que me ha odiado desde quinto grado ¡Sin razón!

Me arrodillo y pongo su cabeza en mi regazo; abro una botella de agua fría y hecho un poco en pañuelo y limpio du rostro que esta todo rojizo por el calor que hacía.

— Vamos Cole despierta — dije yo en un susurro — Vamos idiota despierta — le volví a susurrar en español.

El abre sus ojos después de unos segundos de suplica — Cole tomate esto — le dijo y le dio una botella de agua; el la examina por un segundo y luego obedece.

Lo ayudo a sentarse y después una señora que al parecer es enfermera haya revisado a Cole; me acerque a mi madre y a la de Cole.

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