Capítulo 12 | Incorrecto e inmoral

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Goku.

Hace diez días el homicidio del prometido de mi secretaria salió a la luz por medio de los periódicos y fué algo bárbaro lo que le hicieron a ese hombre; quién le hizo toda esa maldad verdaderamente lo odiaba.

También me sorprende ver a Caulifla de regreso luego de lo que le pasó. Ella tenía licencia de tres semanas, la cuál aún no se cumple y no entiendo que hace aquí.

—¿Quiere algo más?

—No. —le contesto mientras la analizo y puedo destacar que el brillo de sus ojos se ve apagado— ¿Por qué regresaste tan pronto? ¿Te hacía falta trabajar?

—Algo así, es mejor soportar tus gritos que estar en mi habitación hundiéndome en la depresión. —se levanta de la silla que tengo enfrente y se encamina a la puerta— Ya vuelvo con su café.

Sale y vuelvo a enfocarme en la pantalla de mi MacBook mientras espero a que ella vuelva.

Y por por primera vez en lo que mi secretaria lleva trabajando para mí, no me ha causado dolores de cabeza. Caulifla es de las personas que va por la vida como una cabra loca, y ella no vive, sino que sobrevive.

Ella rodea el escritorio queriendo poner el café a un lado, todo bien hasta que termina tumbando el portalápices y arma un caos sobre el escritorio logrando derramar el café.

Por inercia alzo MacBook para que no se moje con el líquido caliente, sin embargo, no evito que me caiga ese maldito café en el estómago.

Suelto todo y Caulifla no sabe que hacer, intenta limpiarme pero termina tumbando el portátil, armando un desastre peor.

—¡Déjalo así! —me aparto de ella y desencajo mi camisa queriendo revisar la gravedad de la quemadura.

—¡Lo siento mucho, señor! —se disculpa y en menos de nada los ojos se le cristalizan a causa de las lágrimas— Yo mejor me voy a mi cubículo porque mis torpezas allá no lo van a afectar.

Que se ponga a llorar me empeora el genio y le ordeno que se siente en el sofá porque lo primero que van a pensar es que vivo regañándola e hiriendola.

Tengo el área del abdomen roja por la quemadura y no tengo nada aquí para evitar que se ponga peor. Entro al baño que tengo aquí mismo en la oficina y me quito la camisa antes de colocarme la que tengo de respuesto.

Salgo y Caulifla sigue llorando, armando una tormenta en un vaso con agua.

—Lo siento mucho, Goku... —vuelve a disculparse— Fuí muy torpe... Yo no sirvo para esto...

𝖡𝖾𝗅𝗅𝖾𝗓𝖺 𝖲𝖺́𝖽𝗂𝖼𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora