Capítulo 18

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Suenan las campanas, esta vez no son las de mi boda sino las reales, prefiero sin duda las primeras, esto me hace volver a mi realidad. George me está esperando en la puerta.

—¿Que tal has podido descansar algo? —me pregunta mientras mira a mi alrededor.

—Que va, tan solo cerrar un poco los ojos. No puedo pegar ojo desde que llegue. Me voy a volver loco al final después de estar.

Nos metemos para dentro, todos van directos a coger la bandeja. Por suerte hay una mesa completamente libre. George y yo nos sentamos solos allí. De repente vemos entrar a Kati, tiene la mirada perdida, como si la realidad le estuviera superando. Coge una bandeja y se queda completamente paralizada en mitad del pasillo, me recuerda a mi cuando hace exactamente una semana está en su misma situación. Sin saber dónde sentarse.

Gira la cabeza, nos está mirando a nosotros, se pone en marcha, viene directamente a nosotros.

—Tenemos visita —digo señalando con la cabeza para que no se de cuenta.

—¿Que tal Kati? —le pregunto ingenuamente.

—Shhh, nadie nos puede escuchar decir los nombres hasta que sepamos de que va.

—¿A quién vamos a ir ahora a hablar? —les pregunto mientras miro mi horizonte y hago un resumen.

Los dos palurdos están completamente descartados.

Nos queda “C”, las dos chicas que están allí al fondo, la pareja y el chico joven.

—Creo que es mejor ir ahora a por la pareja —les reconozco.

—¿Por que? —me pregunta la chica que parece empezar a animarse.

—Son un claro ejemplo de que no están de acuerdo con las normas que se están tomando. Creo que teniendo su apoyo y el nuestro ya casi tenemos la mayoría para poder empezar a cambiar todo esto.

—Eso es verdad, si somos más de nuestro bando al final no les quedará otra que ceder —reconoce.

—De acuerdo, después de comer vamos a sus casas.

Tratamos de comer lo más rápido posible y sin levantar muchas sospechas.

Nos levantamos de uno en uno. “A” se que está al loro de todo esto. No me quita el ojo de encima.

Me voy a mi casa, todavia no esta ninguno de la pareja en su casa así que decido esperar un poco.

—“Toc… Toc… —la puerta suena, seguro que es George.

Abro la puerta sin ni siquiera prestar atención a quien es.

—¿Tu que te has creído que haces eh? —“A” entra tan rápido que no llego a reaccionar para cerrarlo.

Me coje de la pechera y me estampa contra la pared, no puedo moverme. El lameculos de “B” está observando.

—¿Que hago de que? —le devuelvo la pregunta sin llegar a escupir que es lo que me apetece ahora mismo.

—¿Te crees que soy tonto? —sube el tono, está apretando tanto los dientes que se le escucha como crujen.

—Es que es una pregunta trampa, no se si estas preparando para que te respondo sinceramente.

—Ya está, se acabó…

Caigo rápidamente al suelo, no he llegado a observar la ostia, me duele el oído, tengo un pitido que no me deja escuchar nada de mi alrededor, ni tan siquiera lo que el subnormal me está echando en cara. 

Lo miró con rostro de desorientación mientras comienzo a recuperar el oído.

—Ss ti vue… a met… en ……… asuntos eres hombre muerto —tan solo escucho el final, estoy mareado, ahora solo quiero sentarme para recuperarme. Lo hago mientras veo que se van.

Me levanto y voy directo al espejo, tengo el rostro del golpe completamente rojo, esto no puede estar pasando.

Miro a mi ventana y recuerdo que tenía que ir a casa de “H”.

Justo cuando salgo a la puerta lo veo entrar a su casa. Miro a mi alrededor.

“A” y “B” ya no están por aquí.

Llego hasta la puerta y empiezo a llamar, cuando hago eso George viene de la parte de atrás.

—¿Si? —dice esta persona que casi ni lo he escuchado hablar.

—Hola, somos “G” y “J”, queremos hablar contigo…

La puerta se abre pero lo justo para que salga uno de sus ojos.

—¿Qué queréis? —pregunta de malas maneras, seguro que los modales se los dejo antes de salir de donde haya salido.

—Queremos hablar contigo sobre una cosa… —le dejo caer mientras se lo piensa, la velocidad no es lo suyo, seguro que es de retención lenta.

—Pasar —confiesa mientras abre la puerta de par en par y mira para fuera.

—¿Qué es lo que queréis? —vuelve a preguntar mientras se pone de pie delante nuestro con los brazos en jarra.

—Saber la verdad… ¿cómo te llamas? —le pregunto mientras me pongo a su altura.

Me mira y finalmente decide sentarse.

—Me llamo Hector Martinez, ¿que queréis saber más? —nos dice mientras nos mira.

—¿A que te dedicabas y porqué estás aquí?

—Era camarero en un bar de la ciudad, no ganaba lo suficiente para sacar a mi familia adelante. Me ofrecieron esto y lo acepte, cuando llegué aquí estaba solo, a las pocas semanas empece a salir con… —se queda pensativo, no sé si quiere decir su nombre por si ella no lo quiere decir—. Bueno, con quien ya sabéis, se que esta feo teniendo mujer e hijos fuera, pero a veces la vida es esto. Vivir el presente.

No se como no se le cae la cara de vergüenza de haber contado esto y seguir adelante todos los días como si nada.

—¿Sabes algo más de porqué estamos aquí o porque “A” y “B” son los dueños de todo esto?

—No, no sé nada sino lo diria, enserio… —se queda perplejo, creo que dice la verdad.

—Bueno, nosotros vamos a seguir, cualquier cosa nos la cuentas.

Nos damos la vuelta y nos marchamos sin levantar sospechas, creo que haber conocido la verdad sobre dos personas más las propias es suficiente por hoy…

UtopíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora