》ᴍᴀǫᴜɪʟʟᴀᴊᴇ ʏ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀs《

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En cuanto me quitaron los pedazos de aluminio y mi cabello rubio estaba listo me miré al espejo, mis ojos lucían cansados y sin brillo.

—Y Rosie, ¿vas a cambiar el color hoy como lo hablamos hace una semana? —La peluquera era amiga nuestra, de Jisoo y yo, y ambas habían estado tratando de convencerme de aplicarme un tinte temporal para el día de la graduación— Si me preguntas a mi, Jisoo tiene razón en que ese azul grisáceo te quedaría estupendo para hoy, combinaría perfecto con el vestido morado que te pondrás para la fiesta.

Me miré de nuevo en el espejo, no estaba segura si quería usar el tinte que mi ex novia quería que usara esta noche. Lisa llegó a mi lado, aún con el aluminio pegado a sus raíces.

—¿Sabes? Los cambios son buenos para situaciones así, cerrar el ciclo. —Sus manos acariciaron mis hombros, yo traté de sonreírle— Déjamelo a mi, ¿okey? Te veras deslumbrante con lo que tengo pensando que te hagan.

Asentí y vi como Lisa hablaba con Wendy, la peluquera. A decir verdad no me importaba mucho lo que me hicieran, sentía que solo estaba viendo como espectadora todo lo que iba del día, no me sentía viva.

Wendy y otras chicas me rodearon, aplicaban tinte, me pintaban las uñas y me hacían una pedicura completa. Cerré los ojos en cuanto otra chica llegó para comenzar a maquillarme, otro recuerdo de nuestra infancia llegó a mi mente por todo esto.

9 años antes - edad: 8 años

Jisoo me maquillaba con las sombras de juguete de su tocador mientras yo estaba sentada frente al espejo con los ojos cerrados, la pelinegra hacia pequeños sonidos de concentración mientras ponía en el cuenco de mi ojo polvos y cremas que olían a fresa.

—Que quede bonito Jisoo, no voy a salir así si no queda bien. —Le dije seriamente, aunque lo más probable es que no estuviera quedando bien por las lineas imperfectas que sentía que trazaba—

—Estas quedando como una Barbie. ¡No! Como Raquelle, porque Barbie es rubia, y tu tienes el pelo oscuro. —Abrí los ojos un momento para mirarla mal, yo quería ser Barbie—

—Un poco aquí... —La pelinegra puso la última pincelada de labial en mi labio superior— ¡Listo! Mírate.

Abrí los ojos para encontrarme con mi reflejo frente a mi, un reflejo que mostraba sombra que venia desde los parpados y atravesaba la ceja, rubor excesivamente rojo en la mejilla izquierda y labial fuera de la linea de los labios.

—Esto es... —Al ver la cara expectante de mi pequeña mejor amiga no pude decirle que era lo más feo que había visto— Esta muy lindo Jisoo, bien hecho.

Me levanté para abrazarla, Jisoo rió feliz devolviéndome el abrazo.

—Cuando sea grande seré maquilladora, y tu serás mi musa. —La pequeña se ilusionaba muy rápido, le di palmaditas en su cabeza sonriéndole nerviosamente—

—Tal vez más adelante te guste algo mejor, chu, algo que sea para ti. —Lo último lo dije bajo mientras volvía al tocador a verme en el espejo, ahora cómo iba a salir a mi casa sin que nadie me viera—

Presente

Pensando sobre ese día llegué a la conclusión que nadie más me hubiera maquillado con tanta devoción y entusiasmo como lo hizo aquella vez Jisoo. Al tener los ojos cerrados las lágrimas que querían salir quedaron dentro, no pensaba seguir llorando más, pero cada recuerdo hacia picar mi garganta y mis ojos desesperados por dejar salir más llanto.

Me recuerda a la primera vez que lloré frente a ella, y ella frente a mi.

9 años antes - Edad: 8 años

Cuando comenzó el segundo año de primaria mamá y papá se pusieron de acuerdo con los señores Kim para regalarnos a ambas nuestras primeras bicicletas. Jisoo aprendía rápido y manejaba a toda velocidad por el parque de nuestro barrio, a pesar de que yo ya "sabia" y no necesitaba ayuda de mi papá para mantenerme en equilibrio, mi bicicleta y yo temblábamos a cada pedal que daba, me daba miedo caerme por lo que cada vez que lograba mantener el equilibrio bajaba los pies y volvía a intentarlo, daba la vuelta al parque de ese modo.

—Vamos Rosie, no es tan difícil. —Jisoo llegó a mi lado después de la segunda vuelta que dio al parque, bajó de su bicicleta dejándola tirada a un lado y se acercó a mi— Yo te voy a ayudar.

La sonrisa que me dedicó me hizo sentir en confianza y asentí decidida.

Jisoo tenia la bicicleta agarrada por la parte de atrás para evitar que perdiera el equilibrio mientras yo pedaleaba torpemente y mis brazos se movían sin sentido junto a la dirección. Jisoo hizo que parara después de intentarlo un par de veces, pero sin resultados diferentes, la cara de frustración de mi mejor amiga me hizo sentir avergonzada.

—Vamos de nuevo Ross, vas a pedalear lo más que puedas y mantendrán los brazos rígidos. —Colocó su pequeña mano sobre las mías para dar a entender que tenia que mantenerlas ahí— ¡Tu puedes Rosie! Yo creo en ti.

Retrocedió mientras levantaba los pulgares dándome ánimos, yo asentí decidida a hacerlo. Miré al frente repitiéndome una y otra vez que esta era la definitiva, iba a aprender a andar en bici como Jisoo. Levanté mi pie para ponerlo sobre el pedal, y en cuanto estuve lista levanté el otro y comencé a pedalear rápidamente. Mis brazos rígidos y el ritmo de los pedales hicieron que estuviera perfectamente equilibrada y andando, sonreí en grande, detrás escuchaba como los adultos y mi mejor amiga gritaban animándome.

Sonreí orgullosa de mi misma, pero Jisoo no me había dicho como parar, nerviosa mis manos seguían rígidas y cada vez estaba más cerca de chocar con la acera, mis piernas no dejaban de seguir pedaleando y fue en instantes en que mi bicicleta y yo salíamos volando por el impacto del choque.

Los gritos ahogados de todos en el parque hicieron ruborizarme y sentirme avergonzada, rápidamente me senté viendo a todos lados. La mayoría de personas cerca me miraban con los ojos abiertos, expectantes a mi próximo movimiento.

Jisoo llegó corriendo frente a mi y se arrodilló mirándome preocupada, la miré con un puchero, mis labios comenzaban a temblar y mis vista comenzaba a ser borrosa por todas las lágrimas acumulándose.

—E-es tu culpa Jisoo. —Sorbí mi nariz mientras mi puchero se hacia más fuerte— No supe como frenar.

Jisoo me miró asustada, mi llanto se disparó, ahora sentía más miradas que nunca. Jisoo me abrazó y después quitó unas ramitas y piedras de mi cabello y mis codos.

—Lo siento de verdad Rosie, no era mi intención. —La voz de Jisoo salia temblorosa, raspé con mi mano mis ojos para poder verla con claridad, sus ojos estaban llenos de lágrimas también— Yo te quiero mucho y nunca querría que te pasara nada.

El puchero de mi mejor amiga comenzó a temblar y el llanto salió disparado también, ambas nos abrazamos mientras llorábamos, oí a nuestros padres llegar para consolarnos a nuestro lado.

De camino a casa nuestros papás llevaban arrastrando nuestras bicicletas mientras nosotras caminábamos adelante en silencio viendo los alrededores. De repente, sentí la cálida y pequeña mano de la pelinegra tomar la mía, la miré de inmediato, ella me miraba seriamente.

—Yo Kim Jisoo prometo desde hoy protegerte de caídas y cualquier cosa que pueda lastimarte, no volverás a tener eso Rosie. —Con su otra mano señaló mi rodilla lastimada cubierta con curitas de jirafas— Yo tendré las cicatrices, no tu.

Asentí creyéndole, Jisoo era mi protectora y la persona en la que más confiaba, ella me quería y no dejaría que me pasara nada malo.

Presente

Suspiré mientras lavaban mi cabello, Jisoo no podía tomar la cicatriz que crecía en mi corazón para hacerla suya, ella no podía protegerme de si misma.

—Te secaré el pelo y podrás ver el resultado, te ves hermosa Ross.

Wendy me sonrió, pero yo solo asentí volviendo a cerrar los ojos, no me sentía linda, ni protegida.

Tonight ~Chaesoo~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora