𝟘𝟚

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Min YoonGi, un niño de 7 años

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Min YoonGi, un niño de 7 años. Fue abandonado por sus padres cuando apenas era un bebé. Las circunstancias les obligaron a dejarlo frente aquel orfanato, no tenían el suficiente dinero para poder darle la calidad de vida a su pequeño hijo merecía, porque ni siquiera tenían un lugar estable donde dormir.

Park Jimin un niño de 5 años de edad, había perdido a sus padres en un accidente automovilístico. Cuando el coche impacto contra el otro su madre lo envolvió entre sus brazos ya que apenas era un bebé y con eso había podido salvar su vida. Las distintas autoridades optaron por llevarlo a un orfanato ya que ninguno de los familiares del menor había querido hacerse cargo de él.

Esa fue la manera en la que ambos llegaron al mismo lugar. Conforme crecieron a Park no le agradaba el mayor, porque YoonGi lo molestaba todo el tiempo, pellizcando sus mejillas o diciéndole que era feo, pero todo eso tenia un objetivo en general y era únicamente llamar la atención del más pequeño para poder tenerlo como amigo.

¿Cómo logro que el menor se acercara a él? Era simple, cada vez que todos terminaban de comer les entregaban una pequeña barra de chocolate como postre dejando que fuesen al patio para poder comerla, casi al instante el menor se terminaba su porción, al pequeño YoonGi no le agradaban tanto los dulces por lo cual la mayoría de veces terminaba guardándolo en su pequeña bolsa del pantalón.

Siempre observo al menor desde una distancia considerable... Al menos para él lo era, ya que terminaba sentándose al frente de él dejando por lo menos un metro de distancia. Un día se animo a levantarse y extenderle su manita al mas pequeño con lo que parecía ser su dulce favorito, Jimin dudo al instante si tomarla o no porque quizás solo lo hacia por molestarlo y al final terminaría por quitarle el chocolate.

—Tómalo, yo no pienso comerlo y no quiero que se desperdicie.— Ni siquiera mostró una sonrisa al ofrecerle, lo cual le hizo dudar más al menor, pero después de pensarlo su antojo por tal dulce era mayor así que lo acepto.

—G-Gracias— Abrió la pequeña envoltura comenzando a comerlo hasta que lo termino. Se levanto para tirar la basura en donde correspondía y regreso al mismo lugar donde su mayor estaba esta vez sentándose a su lado. —¿Cómo te llamas?— Pregunto con las mejillas rosadas mientras lo miraba.

—¿Estas bromeando no es así?— Frunció el ceño con molestia porque su pequeño amigo no sabia cual era su nombre.

—Si— Soltó una risita chillona mientras con sus pequeñas y regordetas manos cubría su boca riendo. YoonGi quedo fascinado con esa melodiosa risa y las expresiones que hacia al hacerlo, ver como aquellos pequeños ojitos se convertían en dos simples líneas, como sus mejillas se abultaban más... Para los ojos de él, Jimin era muy bonito.

Después de tan lindo momento una de las mujeres que ayudaba en el lugar llego para regañar a Min por el simple hecho de que había compartido su dulce con el menor, le advirtió que a cada uno le daban su porción correspondiente así que no debía darle más o terminaría por dejar sin dulces a ambos. La sonrisa que Jimin había tenido en sus labios desapareció, sus ojos se cristalizaron dando a entender que el llanto de aproximaba.

Él mayor sin decir nada lo abrazo ignorando las palabras de ella, no le veía problema a compartir, pero al parecer para la mujer era lo peor del mundo. Buscaría una forma de darle sus dulces a toda costa sin que se diera cuenta, no quería que el de mejillas abultadas se quedara sin dulces.

Los días pasaban y cuando YoonGi le ofrecía su dulce, rápidamente Jimin se negaba, no quería un regaño más y tampoco podía permitir ser egoísta con su mayor. Por más que insistía siempre obtenía un "No".

Lo pensó tanto, analizando si aquella estrategia serviría que creyó que su cerebro se quemaría por tal esfuerzo, pero finalmente decidió llevarla acabo. Siguió guardando los dulces en su bolsa, pero siempre al terminar de comer ponía la excusa de que tenia que ir al baño cuando en realidad se dirigía al pequeño salón de cuentos, donde Jimin siempre al terminar de estar en el jardín terminaba yendo. Casi ningún niño iba allí porque preferían jugar, pero su pequeño siempre optaba por colorear, tratar de leer o únicamente observar los dibujos.

Colocaba el dulce en un estante bajito donde el menor revisaba para saber que libro tomaría en esa ocasión. Lo "escondía" siempre con el propósito de que lo encontrara muy rápido. Cuando terminaba su misión que por nombre tenia "Hacer feliz al mocoso" ya que había decidido llamarle así, volvía con Jimin al jardín para jugar.

Cuando todos entraban al interior del lugar debían ir a sus respectivas actividades, el menor se despedía diciendo que lo vería después mientras movía su manita de un lado a otro, él solo asentía pero se escabullía para no ser visto solo para confirmar que el dulce terminara en manos del menor.

Su plan funcionaba a la perfección, siguió haciendo lo mismo por mucho tiempo... Dejar el dulce en el mismo sitio únicamente para poder ver como aquella radiante sonrisa se hacia presente cada vez que por "accidente" Jimin lo encontraba.

Jimin nunca se cuestionó sobre el como siempre había un dulce en aquel lugar, ya que creía que su ángel era quien los dejaba para él.



Y no se equivocaba.




𝑷𝒓𝒆𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒂𝒅𝒐𝒔 [𝖄𝖔𝖔𝖓𝖒𝖎𝖓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora