27

1.7K 171 153
                                    

trigger warning // drogas, pálida, abuso psicológico, relación tóxica.

— No hacía falta, Yachi, en serio.— habló en un tono bajo la pelinegra cuando la vio entrar con una taza de té.

Hacía rato que habían llegado al departamento de la rubia. Estuvieron unos minutos largos en silencio, Kiyoko no paraba de llorar mientras su amiga la tranquilizaba todo lo que podía, quería que supiera que no tenía que lidiar con todo esto sola.

— Mi vida por la Kiyo.— le dio la bebida con cuidado y se sentó al lado de ella en la cama.— Es de manzana y canela, como me dijiste que te gustaba, cuando fui al super compré una caja.

— Dios..— se secó algunas lágrimas que todavía caían a la vez que sonreía con ternura.— ¿cómo te acordas? Te lo dije cuando nos conocimos.

— Tengo buena memoria con las cosas que me interesan.— la miró sonriente.— ¿Cómo te sentís? ¿Necesitas algo más?— se dejó caer hacia atrás, apoyándose en sus antebrazos.

— Estoy bien, gracias.— dio un pequeño sorbo.— No te voy a joder más, ya te cagué la noche demasiado.

— Cállate, volves a decir algo de ese estilo y me enojo.— hizo una especie de puchero.— Me importas más vos que una joda, tenemos miles de noches más para salir.

— Sos tan buena y todavía ni te expliqué quién mierda es ese chabon.— suspiró, dejando la taza en la mesa de luz.

— Eu, tampoco hace falta eh.— se enderezó.— Si no querés contarme o te incomoda hablarlo, no te hagas drama, yo lo comprendo.

— No, Yachi, te dijo banda de cosas y te hizo pasar un mal momento, mereces una explicación.

— Kiyoko, posta que no hace falta.

— Él es mi ex.— la miró con una mueca.

La rubia solo la siguió mirando, su rostro expresaba un "me di cuenta", pero no emitió palabra alguna, por lo que la morena continuó hablando.

— Yo para mis quince, el año pasado, tuve el viaje a Disney pero cuando volví quise hacer una juntada con mi familia y los chicos, tipo juntarnos a comer un asado, allá a mitades de Enero. Mi primo más grande me había preguntado si podía llevar al amigo porque después se iban a no sé dónde. Cuestión, ¿quién era el amigo?— la miró con las cejas levantadas.

— El pibe este..— susurró Hitoka.

— Sí, Terushima.— suspiró.— En ese día ni hablamos, lo habré saludado y nada más, se la pasó con mi primo. Al día siguiente, me empieza a seguir en instagram y me contesta una historia.

La otra chica notaba como a veces Shimizu frenaba para tomar respiraciones largas, se dio cuenta de cómo se acordaba de todo. Por eso, agarró sus manos para darle caricias y relajarla.

— Me dijo que le parecí re linda y le pidió mi instagram a mi primo, entonces bue, empezamos a hablar todos los días, de puras pelotudeces. A todo esto, él me había dicho que tenía quince, como yo.

— ¿Y cuántos tenía?— frunció el ceño.

— Cuando nos juntamos por primera vez, me confesó que en realidad estaba por cumplir los diecisiete. Yo no sabía como reaccionar, no me gustó que me haya mentido.

— Dale, boluda. No nos llevamos nada.— el rubio rodeó su brazo en los hombros de Kiyoko.— Aparte, sos muy madura vos, nada que ver a otras chicas que conozco.

— Te juro que cuando me dijo eso,— miró a su amiga.— me sentía una afortunada, porque él obvio a mí me parecía lindo, entonces me hizo creer que estaba bien que nos lleváramos tanto.

Haikyuu argentino;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora