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Akaashi:
kenmaa
estoy afuera
más te vale que no te hayas dormido

Kenma:
no loco
estoy vivito y coleando
ahí voy

El rubio salió de su habitación con campera en mano y abrió la puerta de su casa, encontrándose con su mejor amigo.

— ¿Todo bien?— preguntó este.

— Sí, solo que es raro que vayamos a salir nosotros con Kuroo y Bokuto.— confesó. Salió y cerró con llave.— ¿Estás seguro que nadie más podía juntarse hoy?

— Eso me dijeron ellos.— respondió Akaashi.— Aparte es solo ir a la plaza a tomar coca.

— Yo quiero helado.— comenzaron a caminar juntos hacia el lugar donde se juntarían.

— Está frío para helado, Kenma.

— Nunca está frío para tomar helado.

— ¿Tenés plata?

— Sí, ¿vos trajiste?— lo miró y luego fijó la vista en la calle para cruzarla.

— Yo sí, capaz podemos comprar papitas.

A medida que iban caminando, el rubio notaba que su amigo no paraba de tocarse las manos y sonarse los huesos de los dedos.

— ¿Estás nervioso?— preguntó sin dirigirle la mirada.

— Un poco, no sé, no me des bola.— dejó de hacer esos gestos apenas su acompañante los vio.

— ¿Y por qué estarías nervioso? Son nuestros amigos.

— Que sé yo, soy medio boludo.

— ¿Te gusta Bokuto?— soltó sin más.

La respuesta tardó en llegar, solo se escuchaban los autos pasar por la calle.

— Puede ser.

— ¿Me lo ibas a decir en algún momento?— miró sus propias manos.

— No sé, no hablamos de eso, pensé que no te iba a interesar.

— Por más que no lo hablemos, me interesa.

— Entonces sí me gusta.— se animó a sonreír.— Pero nada, era solo eso.

El más bajo se dio cuenta que ya estaban llegando al lugar de encuentro.
Por su cabeza pasaban muchas preguntas de las cuales no quería saber respuesta; ¿hace cuánto le gusta? ¿Por qué le gusta? ¿Qué es lo que más le gusta? ¿Hay otro motivo por el que no se lo dijo antes?

Frunció sus cejas y se obligó a pensar en blanco para no bajonearse, no quería arruinar dicha juntada.
Solo le quedó llegar a la conclusión de que iba a tener que superar a Keiji, por mucho que cueste.

— Ahí vienen.— habló el pelinegro cuando los vio bajarse de un auto en la calle de al frente.

— Desde lejos se nota que son un par de boludos.— murmuró Kenma.

— ¡Hola!— saludó el pelo grisáceo cuando se acercaron.— Que bajón que no podían venir todos, pero el día está lindo así que..

— Trajimos plata, podemos ir a merendar.— comentó Tetsuro.— ¿Les pinta?

— Yo quiero ir a la Grido, tengo ganas de helado.— dijo el rubio.

— Vayan ustedes a la Grido, Akaashi y yo vamos a ir al kiosko a comprar una coca.

— Los esperamos afuera de la heladería de última.

— Dale.— asintió.— Vamos, Kenmi.— miró al mencionado, ya se había acostumbrado a tratarlo con ese apodo.

Haikyuu argentino;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora