acercamiento.

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Hyunjin corría incesantemente por el extenso pasillo en busca de Felix

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Hyunjin corría incesantemente por el extenso pasillo en busca de Felix.

Quizás muchos se preguntarían cómo es posible que supiera la ubicación de aquel rubio, pero la simple respuesta es que estaba siendo guiado por el dulce aroma que el omega desprendía a su paso.

El castaño se detuvo a un par de metros prudentes. Podía ver ya a Felix sentando en una pequeña banca de madera, dándole la espalda mientras miraba algún punto inespecífico. Agradecía internamente que no hubiera nadie en ese lado de la universidad. A decir verdad, ni él sabía de aquel lugar en el que se encontraba ahora mismo. Era sin duda un pequeño espacio cubierto de frondosos árboles alrededor y con flores coloridas rodeando toda el área de grass.

"¿Aquí será donde siempre se esconde?" —pensó inevitablemente.

Mordió levemente su labio inferior y a pasos lentos fue acercándose hacia el omega, quien por obvias razones no podía verlo.

Felix ahora mantenía su vista puesta en sus manos, entrelazando sus dedos y con leves espasmos recorriendo su cuerpo ante lo ocurrido hace un par de minutos atrás. Se había sentido muy tenso y temeroso al ver fijamente los ojos del alfa castaño. Estaba casi seguro de que estaba molesto con su presencia y que en cualquier momento le hubiera gritado fuertemente tal y como lo hizo con Chan.

No. Felix no quería arriesgarse ante una posible pelea con un alfa que creyó que era perfecto.

—Pero claro, nadie puede ser perfecto, tonto. —se recriminó el omega en medio de murmureos. Finalizando con un pequeño puchero que decoraba su linda carita.

Estaba tan sumido en sus pensamientos, en aquellos en los que albergaba miles de probabilidades de qué hubiera pasado si no escapaba y, en aquellas en las que recordó los llamados de su lobo avisándole acerca de algo. Algo que él simplemente ignoró porque realmente no lo entendía. Y por esa misma razón que no fue consciente de la cercanía de Hyunjin hacia él. O no se dio cuenta de ello hasta que su naricita percibió aquel potente aroma.

Menta y canela.

Alzó su vista con rapidez y su rostro se frunció en un estado notorio de pánico.

—¿Qué haces aquí? —el omega empezó a preocuparse. Y es que nunca nadie, ni siquiera sus más cercanos amigos, sabían de su escondite, de aquel lugar que Felix llamaba 'especial'.

—¡No, espera! —Hwang había logrado meterse entre los frondosos árboles y levantó ambas manos en signo de rendición cuando por fin estuvo dentro.

El rubio se incorporó también, mirando a su alrededor en busca de cualquier salida. Dio media vuelta y justo antes de avanzar, sintió que lo sujetaban de la muñeca.

Tal fue su exasperación y el toque fue tan repentino que logró hacer que el omega se enredara con sus propios pies y cayera al pasto sin algún cuidado, llevando consigo al alfa, que terminó estando encima de él.

Hyunjin al notar que el rubio se removía demasiado, tomó ambas manos y las puso una a cada lado de la cabeza del omega.

Las mejillas de Felix tomaron un efusivo color carmín y trataba de regular su respiración, ahora mismo se encontraba nervioso y totalmente atrapado. Tragó saliva con dificultad y tomó la suficiente valentía como para mirar fijamente a Hyunjin. Deseaba en lo más profundo de su corazón que no le gritara ni le golpeara. ¡Él no sabía pelear!

El alfa relamió sus labios y, disminuyó la fuerza que tenía impuesto en el agarre de aquellas delgadas manos. Realmente se estaba tomando el tiempo de observar una vez más las facciones de aquel precioso omega.

No, no había dudas, ese era su omega. Su lobo lo afirmaba con locura y a la vez le exigía poder cortejarlo como se lo merecía.

Hyunjin se sentía tan ido en la mezcla de sensaciones que lo único que pudo hacer fue esconder su rostro en la curvatura del cuello de Felix.

—¿Q-qué haces? —susurró el rubio, entre cohibido y temeroso. Tratando de ignorar a su lobo que se removía inquieto y feliz por la cercanía del alfa.

Su rostro empezó a arder aún más cuando sintió que la nariz de Hyunjin empezaba a frotarse contra su cuello de manera lenta y acompasada, justo en aquel lugar donde su aroma a manzana y caramelo se hacía más fuerte.

—Sí, eres mi omega. —susurró esta vez el castaño. Dejando un casto beso en ese lugar sumamente especial, en donde iría la marca. 

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gracias por leer ♡︎.
—melly.

el príncipe y el plebeyo ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora