biblioteca.

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Hyunjin se moría de aburrimiento, tenía el rostro recostado en la mesa y con un libro grande trataba de cubrirse para que nadie se atreviera a molestarlo

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Hyunjin se moría de aburrimiento, tenía el rostro recostado en la mesa y con un libro grande trataba de cubrirse para que nadie se atreviera a molestarlo.

Ese era un día más de todos los que vivía cuando tocaba la hora del receso; en las que estaba prácticamente obligado a esconderse si es que quería un poco de tranquilidad y, aunque muchas veces ya lo había hecho, quizás nunca iba a acostumbrarse por completo.

Soltó un casi silencioso resoplido, deseando que las ganas de dormir vinieran a él o tal vez, lo quiso hasta que un dulce aroma se coló por sus fosas nasales.

Nuestro omega.

Rápidamente y no midiendo su torpeza, levantó su cabeza y tiró por inercia el libro al suelo. Su mirada recorrió todo lo que estaba a su alcance y al no poder verlo, soltó un leve gruñido, poniéndose de pie para poder buscarlo con mayor éxito.

Sus pasos eran constantes y estando totalmente sumido en la concentración de hallar al precioso omega, no se dio cuenta que había chocado con alguien más bajo que él. Estaba claro que iba a protestar, pero en cuando el aroma a manzanas y caramelo fue mucho más fuerte y dulzón supo que se había topado con la persona indicada.

El castaño sintió a su lobo removerse feliz cuando los brillantes orbes de Felix hicieron contacto con los suyos. Una infinita calma lo rodeó ahora que estaba cerca de él.

—¡Hola Hyunjinnie! —la emoción del omega pudo más que todo y sonrió de manera amplia. Dejando al alfa totalmente perdido ante tan bonito y tierno gesto.

El mencionado no pudo contenerse y abrazó fuertemente a Felix, dejándolo con el pequeño libro pegado entre ambos cuerpos.

—Uh. ¿Pasó algo? —cuestionó algo confundido.

—No, no es nada. —soltó un suspiro de relajo, colocando su nariz para olfatear suavemente el cuello del omega. —Es solo que te extrañaba mucho, mucho. —susurró sin pena, quería hacerle saber cuán importante era su presencia para él.

El rubio soltó risitas a la vez que sus mejillas empezaban a ruborizarse. —Pero Hyunjinnie, solo fue un fin de semana como lo común.

—Pero lo odio mucho ahora que te conocí. —contestó rápidamente, sin ser consciente del fuerte latir que causaba en el corazón de Felix.

Un silencio cómodo se instaló nuevamente, para luego ser el alfa quien se separara del rubio. Fue respondido por una pequeña sonrisa y al darse cuenta de sus actos, rascó su nuca sintiéndose algo nervioso.

Claro, Hyunjin siempre tenía ese instinto de ser impulsivo antes de pensar sobre sus acciones.

—Entonces... ¿Me extrañaste? —y claro que Felix sabía sobre ello. Las actitudes del alfa no siempre iban a ser negativas, ya que aquel abrazo y sus palabras lo reconfortaron de una manera muy linda y especial.

El castaño metió las manos en los bolsillos de su pantalón mientras que su mirada cambiaba a una vacilante y medio apenada.

—Sí y demasiado.

—¡Hyunjin! —exclamó, ahora siendo él quien se avergonzó.

—Tú me lo preguntaste. —se encogió de hombros luciendo inocente, pero, adorando el cómo se veía el omega con las mejillas sonrosadas; ya no podía negarlo.

Felix soltó un pequeño gruñido que a los oídos del alfa parecía sumamente adorable y, bajo la fija mirada que este le daba, al omega no le quedó de otra que cubrir su rostro con el libro que tenía entre las manos.

—Ya, no hagas eso. —se quejó.

—¿Por qué? ¿Te pongo nervioso? —comentó, con una gran sonrisa marcada en su rostro.

—No, n-no es cierto. —murmuró suave.

—Oh, yo creo que sí. —se atrevió a jugar, acercándose al omega para tomar el libro.

—Yo digo que no.

—Y yo que sí. —el buen ánimo nunca se fue, forcejeando dulcemente con Felix y sacándole cortas sonrisas en el proceso.

—Hyunjinnie. —protestó pero sin ápice de molestia, se estaba divirtiendo y de eso no había dudas.

A ninguno le importó llamar la atención, y es que a decir verdad no había nadie más alrededor para su gran suerte, incluso la bibliotecaria se encontraba profundamente dormida.

El juego pareció terminar cuando el alfa logró sostener al rubio de la cintura. Ambos sonrojados y con una mezcla de sus aromas que remarcaba lo bien que quedaban cuando estaban juntos.

—Eres demasiado precioso. —y otra vez se sinceró, besando fugazmente la naricita de Felix.

El toque era tan cálido y agradable que no quería soltarse del agarre impuesto por Hyunjin; y tampoco podía evitar hacerse grandes ilusiones cuando el alfa se comportaba de manera tan bonita con él.

"¿Eso hacen los amigos?" —pensaba muchas veces sin encontrar respuesta que no sea la que su lobo le daba.

Él es nuestro alfa, Felix.

Pero claro que el rubio no podía creerlo, se aseguraba totalmente que su lobo estaba igual de ilusionado que él.

—Me encanta este lugar solo para los dos. —la voz de Hyunjin lo regresó a la realidad. —¿No es así? —besó castamente su mejilla. —Sin nadie que pueda molestarte.

El omega asintió, no habría nada mejor que la comodidad de poder estar con el castaño sin ser observado de mala manera por alguien más.

Y tal vez, la biblioteca se estaría por convertir en el lugar especial de ambos. 

gracias por leer ♡︎

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gracias por leer ♡︎.
—melly.

el príncipe y el plebeyo ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora