reencuentro.

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—Listo, ya podemos irnos

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—Listo, ya podemos irnos. —avisó Hyunjin ni bien salió de la cafetería en donde trabajaba.

El omega le sonrió leve, no resistiendo las ganas de abrazarse a su cuello y dejarle un efímero beso ahí, beso que fue prolongado un poco más cuando las manos del castaño se adhirieron a su cintura.

—Te extrañé. —murmuró con diversión, porque apenas había pasado una noche desde que se despidieron.

—Uh, lamento eso, se lo recompensaré. —ambos soltaron risitas cortas, separándose para que así pudieran seguir el camino con las manos entrelazadas.

La tarde era cálida, en pleno sábado, la joven pareja decidió dar un pequeño paseo por el centro comercial en busca de algún regalo para Changbin por su cumpleaños. Ambos iban conversando con total fluidez y atención.

—Papá ya está de vacaciones, por lo que quizás tenga algunos fines de semana ocupados, tiempo de familia. —canturreó la última frase.

—Recuerdo que él dijo que yo también soy parte de la familia, no dudaré en ir a visitar a mis suegros y —comentó decidido, besando la mejilla de Felix. —, a mi lindo omega.

El rubio intentó no ruborizarse, tratando de ocultar la gran felicidad que en esos momentos estaba sintiendo, o bueno, desde que conoció a su pareja destinada y sobre todo, la relación que con su familia estaba yendo de maravilla. Se sentía en paz.

Caminaron de un lado al otro, visitando varias tiendas de cómics, mangas y vídeo juegos. Hyunjin trataba de recordar todas las veces en las que escuchaba a su mejor amigo hablar de las nuevas entregas que deseaba tener. De todos modos, una de ellas tenía que ser.

—Yo sé que por aquí debe haber algo al gusto de Binnie. —comentó Felix, halando al alfa mientras seguía avanzando.

—Creo que estoy viendo algo, pero primero, detengámonos un rato. —suplicó el castaño. —Necesito comer algo y tú también debes de tener hambre, Lix. El batido que tomaste no fue suficiente, vamos por las brochetas, esas que tanto te gustan.

—Pero- —fue interrumpido por los labios del alfa en un corto beso.

—Di que sí, por favor. —le rogó tratando de lucir más tierno, dejando otro beso en la pequeña nariz de botón.

—De acuerdo, será solo porque amo las brochetas. —fingió sonar indiferente, sonriendo bobamente cuando fue abrazado por el más alto de ambos.

Cuando llegaron al extenso patio de comidas, Felix decidió quedarse en una de las mesas a esperarlo. Hyunjin no tuvo problema con ello, por lo que feliz, avanzó a la fila de pedidos para traer las cosas que su omega quería.

No había tanta gente acumulándose, por lo cual el estrés no estaba siendo parte de él. Justamente cuando estaba por recibir su fuente, luego de casi quince minutos, sintió algo tropezar y chocar contra su pierna derecha. Pausadamente bajó la mirada con desconcierto, topándose con la mirada curiosa de una pequeña. Iba a dirigirle la palabra, hasta que un aroma que creyó totalmente desconocido para él llegó a sus fosas nasales.

el príncipe y el plebeyo ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora