- ¡Oouch! - Se quejó la doctora mientras Rosé aplicaba ungüento sobre sus golpes.
- Deja de llorar Jennie, solo te estoy poniendo crema - La regañó la menor.
- Pero me duele - Refunfuñó con un puchero.
- Ah, ahora te duele... Pero fuiste tú quien golpeó a ese tipo por querer jugar a la heroína - Le reprochó la rubia.
- ¿Aun sigues molesta conmigo por eso? - Puso cara triste la pelinegra.
- No, no, para nada - Resopló - Es que no había notado que tenías tal habilidad para buscar pleitos con los demás.
- P-pero ya todo esta bien - Sonrió tratando de persuadir a la joven sin mucho éxito.
- Pues estos moretones cuentan otra historia - Entrecerró los ojos - En serio, ¿En qué estabas pensando? ¿Tienes idea de cuan asustada estuve por ti?
- ¿Tan asustada que pudiste haber muerto, cariño? - Se acercó insinuante la doctora - Tranquila, no caeré tan fácilmente... Después de todo, tengo a una lindura cómo tu cuidándome - Intentó besarla.
- ¿Ah si? - Levantó la ceja Rosé esquivándola - No me digas... - Apretó el brazo de la cirujana donde tenía un moretón.
¡AAAHH! - Se retorció la cardióloga.
- ¿Qué pasa chica mala? - Dijo con sarcasmo - Un golpecito como ese no te matará - Rio mientras recogía la cosas del botiquín.
- Eres una bajita malvada.
- Llorona - Le sacó la lengua - Bueno todo listo - Se puso de pie.
- Gracias por curarme - Dijo abrochando su camisa Jennie.
- ¿Quieres que te prepare algo de cenar?
- Nah, ya comí ramen instantáneo.
- ¿Qué hiciste hoy? - Preguntó curiosa la menor.
- Nada en especial - Respondió cambiando los canales en la televisión - Vagar, leer, escuchar música, construir barcos.
- Vale... Bueno iré a bañarme - Avisó la rubia.
¨Parece que todo esta volviendo a la normalidad... Las autoridades se han encargado de ese horrible sujeto¨
Rosé se desvistió y entro a la ducha.
¨Pero eso no significa que no hubo ninguna repercusión... Jennie fue suspendida del trabajo por dos semanas por alteración del orden público¨
Abrió la llave dejando el agua cubrir su cuerpo.
¨No me sorprende que luzca tan abatida últimamente... Probablemente esté acostumbrada a un estilo de vida agitado y ahora que repentinamente se ha quedado sin trabajo no sabe que hacer...¨
Un pensamiento había estado rondando la mente de la menor durante todo el día. Si bien estuvo molesta con la doctora estos día y por esto no le había permitido a ésta que la tocara, la verdad es que se moría de ganas de que lo hiciera y ya no podía aguantarlo más. Además sabía que eso seguramente le subiría el ánimo a la cirujana.
Se propuso entonces tomar la iniciativa. Salió de la ducha y fue a su cuarto para prepararse. Secó su cabello rápidamente, se colocó su mejor ropa interior junto con un vestido de pijama de seda diminuto y encima se puso el albornoz. Una vez lista volvió a la sala donde la pelinegra seguía como un zombie cambiando de canales al azar.
- ¿No hay nada bueno en la televisión? - Preguntó la rubia interponiéndose en el campo visual de la galeno - ¿Qué tal si... - Dejó caer la bata - Hacemos algo divertido juntas?
La mandíbula de la cardióloga casi hace contacto con el piso al ver semejante escena. Sin darle tiempo a reaccionar la rubia se sentó sobre ella apoyando las rodillas a ambos lado de sus piernas y jalando su camisa para acercarla.
- ¿Qué dices doctora? - Mordió su labio inferior - Creo que yo podría entretenerte más que la televisión.
¨Santa mierda... Esta chica quiere matarme cómo venganza.¨
Pensó Jennie sin salir de su asombro comiéndose con los ojos a esa belleza sobre ella.
- ¿Sigues aburrida? - Bajó los tirantes de su vestido la chica haciendo aun más pronunciada la caída del escote y la pelinegra tragó saliva - ¿Te sentiste sola mientras estuve en clases? - Le susurró al oído mientras desabrochaba su camisa.
Una vez todos los botones fueron soltados y el abdomen de la cirujana estuvo a la vista, la mejor se relamió los labios y sujetó el mentón de su contraria.
- Si te portas bien esta noche podría... - Se acercó y pasó su lengua por el labio inferior de la doctora haciéndola suspirar - Darte esa dulzura que tanto te gusta - Sonrió con malicia.
- Uhm... - Sonrió de lado la galeno - ¿Intentas seducirme? - La agarró firmemente de las nalgas.
- ¡Aeih! - Dio un gritico del sorpresa.
Rápidamente Jennie la tumbó sobre el sofá y los papeles se invirtieron, quedando arriba la pelinegra como un depredador listo para atacar.
- ¿Si que aprendes rápido, no? - Dijo con voz ronca inmovilizando a la menor - Creo que es tiempo para una lección más avanzada.
- Espera, Espera - Rio nerviosa la rubia.
- ¿Querías tomar la iniciativa? - Lamió su oreja y ésta se estremeció - Deberías empezar por aprender bien a hacerlo, hermosa... - Clavó sus uñas en el muslo de la joven.
- Aahh - Soltó un quejido.
- Aunque si hiciste bien una cosa - Pasó a besar su pecho - Esto es mucho mejor que ver la televisión...
Jennie se posicionó de forma que su cuerpo hiciera presión en la entrepierna de la rubia. En tanto su boca fue directamente a devorar el pecho de ésta sin piedad. Mordiendo y chupando cómo si se tratara del fruto más exquisito del planeta. Tomó el erecto pezón de Rosé entre sus labios y jugueteo con el con su lengua.
- Mhm - Mordió su labio la menor ante la deliciosa sensación.
Victima de su propio frenesí de deseo la pelinegra llevó su mano de inmediato a la entrepierna de la joven donde ya la humedad empezaba a traspasar la fina tela de su ropa interior. Acarició su sexo por encima de las pantys y luego la apartó para sentir esos fluidos empapar sus dedos.
- A-ah Jennie - Se aferró la rubia a la espalda de la cirujana.
- ¿Esto te gusta, cariño? - Sonrió perversa jugueteando con el clítoris de la chica - Me encanta oír tu voz excitada... Es tan jodidamente sexy.
Continuó con la estimulación tanto manual en su entrepierna como oral en sus pechos. De un momento a otro Rosé agarró el hombro de la galeno con la mano temblorosa.
- D-doc... - Articuló con dificultad.
Jennie se quedó paralizada al instante y la miró.
- D-duele - Se apretó el pecho la joven.
- ¡Rosé! - Se sobresaltó
- L-a m-medicina... E-en la h-habitación - Balbuceó casi sin fuerza.
- Aguanta Rosé - Suplicó desesperada la cirujana cargándola.
¨¡Mierda! Esto es mi culpa... Resiste por favor...¨
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Pulse
RomanceLa Dra. Jennie kim es una renombrada cardióloga aunque es joven se ha ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo, sin embargo esa no es la única reputación que la precede, tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación seri...