Capítulo 56

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Noche tormentosa, las gotas de lluvia repiqueteaban contra el vidrio. Rosé abrazaba a Hank sintiendo la tenue de brisa fría que se colaba por la ventana. Era tarde, más de lo acostumbrado para ella, pero hacía ya un tiempo que el insomnio la asechaba impidiéndole conciliar el sueño con facilidad, al contrario, le costaba horrores.

- ¿Sigues despierta? - Se asomó Jimin por la puerta al notar el haz de luz que salía del cuarto de su hermana - Te enfermarás si te quedas allí con la ventana abierta, vamos ve a la cama, te ayudaré a cerrar esto.

- Gracias.

La rubia obedeció sin siquiera replicar, cosa que era totalmente fuera de lo común, normalmente habría discutido con el chico por ser tan mandón, pero es vez no, no tenía ánimos ni para eso.

[...]

En ese momento Jennie vio que la iluminación en la ventana del segundo piso, la del cuarto de Rosé, se apagó. Rebuscó en su bolsillo el collar con la alarma de emergencia y lo apretó. Comprendía que había una cosa que necesitaba hacer, era lo único que realmente le importaba y estaba dispuesta a pagar el precio que fuera necesario con tal de conseguirlo. Por eso estaba allí en medio de una tormenta, estacionada a unos metros de la casa de la rubia sintiéndose una acosadora, pero necesitaba recordase a si misma que ambas seguían perteneciendo a la misma realidad, sólo eso le daría la fuerza necesaria. Bajó el visor de su casco y con renovada determinación, encendió su motocicleta y  se puso en marcha.

A las afueras de una una cafetería de la ciudad una patrulla yacía detenida.

- Maldición, está lloviendo demasiado - Resopló Lisa fastidiada.

- Su café señora - Entró rápidamente su compañero al auto tratando de no mojarse.

- Gracias - Lo recibió gustosa de sentir el calor en sus manos - Tal parece que el cielo no quiere hacernos un favor esta noche, que jodido...

Repentinamente, una vehículo a un velocidad considerable pasó por su lado llamando su atención.

- Yo conozco esa moto - Entrecerró los ojos la castaña - Su casa no está en esa dirección... ¿Qué está haciendo a estas horas de la noche en la calle con este puto diluvio?

La oficial sacó su teléfono y marcó el numero de su amiga para confirmar sus sospechas.

- ¿Hola?

- ¿Jennie? ¡¿Por qué mierda me atiendes si estas conduciendo?! - Gruñó Lisa.

- Tengo manos libres, idiota... ¿Y para que mierda me llamas si sabes que estoy conduciendo?

- Touché... - Reconoció - ¿A donde vas a tan tarde que no es a tu casa?.

- Tengo un asunto que resolver, debo colgar.

- Me debes explicaciones Kim... ¡Y baja la velocidad o te arresto!

- Púdrete Manoban... Adiós.

                   
- Jajaja adiós.

[...]

Sudor bajaba por el cuello de Soyeon producto del intenso castigo que estaba recibiendo de parte de su superior. Gemidos descontrolados e incontenibles escapaban de su garganta con cada embestida que le daba la directora con el vibrador de doble penetración. Se sentía desfallecer ante tanta estimulación, era delgada la línea que la detenía de perder la cordura por completo.

- Escúchate - Susurró Jisoo en tono lascivo - Nunca dejará de sorprenderme tu falta de vergüenza... - Clavó sus diente en el hombro de la castaña dejándole una maraca rojiza.

- ¡A-ahh!

- Nunca me cansaré de las hermosas marcas que te he hecho - Sonrió perversa lamiendo la mordida - Por cada una que veo me dan ganas de hacerte dos más...

Continuó bombeando salvajemente el juguete en el interior de la internista que se encontraba a cuatro patas haciéndola gritar de placer.

- Veo que te has encariñado con tu nuevo amiguito - Rio con cinismo la jefa.

Para terminar de arrasar con la razón de su compañera, Jisoo usó su mano libre para darle atención al centro de placer de Soyeon, masturbándola con exquisita destreza sin descuidar en ningún momento el ritmo de los envites que le proporcionaba. Fue solo cuestión de segundo para que la chica sucumbiera con un chillido ahogado y pequeños espasmos por todo su cuerpo, para caer rendida finalmente sobre el colchón.

- Eso fue divertido - Dijo burlona la superior al ver a la doctora aun jadeando.

*Ring* *Ring* *Ring* *Ring*

- ¿Uhm? - Volvió su mirada hacia el intercomunicador que sonaba sin parar - ¿Honestamente es mucho pedir algo de privacidad? Les dije que no me molestaran esta noche - Bufó irritada la directora - ¿Qué quieres? - Contestó - ¿No me escuchaste cuando dije que...

- Siento muchísimo molestarla señora, pero alguien acaba de llegar exigiendo verla. He tratado de explicarle que no se encuentra disponible y se niega a irse.

- ¿Su nombre? - Preguntó curiosa.

  

- Dice que es... Kim, señora.

¨Te tengo...¨

Fue incapaz de ocultar la sonrisa ladina que se formó en su rostro casi de manera involuntaria. Tanto que llamó la atención de la internista.

- Muy bien... Cambié de opinión, déjala pasar - Ordenó a la recepcionista.

- Si, señora.

-  ¿Viene alguien? - Cuestionó Soyeon tan pronto como su superior colgó.

  

- Parece que hoy es mi día de suerte, gatita - Jisoo levantó el mentón de la chica con el índice, su mirada estaba tan oscurecida que la misma Soyeon se puso nerviosa por un momento - Pude divertirme contigo y ahora mi presa viene directo a mis brazos... Así que si, estoy esperando a una invitada, una muy especial, de hecho.

- ¿Ah si? - Ladeo la cabeza la subordinada intrigada.

- Predigo que vamos a tener una charla muy larga, así que mantente al margen y espérame aquí atrás calladita, ¿Entendiste? - Soyeon se limitó a asentir

Ni siquiera se molestó en vestirse, Jisoo simplemente se colocó su albornoz de seda sobre su cuerpo desnudo y fue a la cocina por una copa de champagne, era necesario celebrar la ocasión.

 ¨Por fin... Sabía que llegaría el día en que incluso alguien tan testaruda y arrogante como tú, terminaría arrastrando su indigno ser ante mi, Jennie...¨

Rio para si misma dándole un sorbo a la bebida.

¨Casi puedo saborearlo... La victoria, es incluso mejor que la venganza... No importa cuando suceda, vendrás arrastrándote a mi, lo harás... Porque eres mía, Jennie... Toda mía.¨

El timbre sonó, como si fuera el sonido más hermoso y esperado. Tenía el control para abrir pero esta vez, quería hacerlo ella misma.

- Así que finalmente viniste - La recibió con una sonrisa socarrona - Bienvenida a mi habitación, Dra. Jennie Kim...

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