─ Extra.

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SungHoon y Ni-Ki.

- La primera vez que ambos chicos se conocieron, Ni-Ki juró sentir que su corazón quería explotar de lo nervioso que se había puesto. En sus palabras, SungHoon era la persona más atractiva que sus ojos hubieran visto antes.

Cuando SungHoon le miró, pensó que era tierno. Tenía buen estilo y era guapo.

Pasaban los días y cada vez se hacían más frecuentes los encuentros de ambos debido a BeomGyu, Ni-Ki mentiría si dijera que no sentía envidia de Choi, daría lo que fuera por estar en su lugar.

Un día SungHoon se puso lo suficientemente borracho como para llamarlo y decirle que necesitaba a alguien que le llevara a casa, eran aproximadamente las dos de la madrugada pero Ni-Ki aceptó sin dudarlo. No pensaba aprovecharse de SungHoon ni nada de eso, pero cualquier momento era perfecto para tan sólo verlo y - con mucha suerte - escuchar esa peculiar y linda risilla que poseía el mayor.

Por eso cuando llegó al club y vio a SungHoon en la barra con su típica cara de indiferencia, pensó que realmente no estaba borracho pero el rubor en sus mejillas y el hecho de que casi cae al suelo cuando se levantó de la silla para poder ir a donde Ni-Ki, le demostraba que en efecto: estaba terriblemente borracho.

—¡Kinnie, tanto tiempo! — dijo el mayor, con una sonrisa ladeada, Ni-Ki automáticamente se puso nervioso y le sonrió tembloroso —¡Acompáñame, tomemos algo!

—Hyung, es algo tarde y usted está muy alcoholizado — le cortó el menor, SungHoon bufó y rodó los ojos mientras balbuceaba << de acuerdo, de acuerdo >> mientras se aferraba a los hombros de Ni-Ki.

El menor le había llevado a su auto y posteriormente a su hogar, donde SungHoon insistió en que entrara al lugar, que ahí podrían tomar algo. Ni-Ki no tuvo más opción que aceptar a las insistencias de Lee y comenzó a tomar con él.

Dieron las cuatro de la madrugada y Ni-Ki - que realmente no tenía mucha resistencia - ya estaba totalmente fuera de sí. SungHoon cada vez se acercaba más, hasta que finalmente lo besó sin vergüenza.

Ni-Ki simplemente le siguió, con la cabeza totalmente revuelta tomó de la cintura a SungHoon y profundizaron las cosas. A la mañana siguiente ninguno recordaba absolutamente nada, pero a juzgar por su desnudez y las notorias marcas en sus cuerpos era más que obvio lo que había pasado.

—Mierda, mierda, mierda — repetía Ni-Ki, tomando su ropa y colocandosela rápidamente, despertando a SungHoon en el proceso.

—Hey, Ni-Ki, tranquilo — habló adormilado, Ni-Ki le miró incrédulo y negó frenéticamente.

—No, para nada, esto no en está bien en lo absoluto... Tú eres la pareja de mi jefe, estoy tremendamente avergonzado. — decía, abrochandose el cinturón.

—¿Y te arrepientes, al menos? — cuestionó el mayor con sus brazos cruzados en la cabecera de su cama mientras le miraba un tanto burlón por la actitud del menor.

Ni-Ki le vio de nuevo, analizándolo dijo:— Ni siquiera lo recuerdo, SungHoon.

El mayor chasqueó la lengua y se levantó de la cama con su ropa interior ya puesta, acariciando la mejilla de Ni-Ki y dejando besos por la extensión de su cuello.

—Recordemoslo, luego me dirás si te arrepientes... — Ni-Ki, ahora en su sano juicio, no pudo rechazarlo. SungHoon era como un imán para él, simplemente no podía quitárselo de encima, sólo cooperar.

No, realmente no se arrepentía. Por eso sus encuentros se volvían cada vez más frecuentes, hasta que simplemente no hacían nada y simplemente veían películas o hablaban sobre cualquier cosa, de repente anhelando mucho más del otro.

SungHoon, quien decía que no había nadie que se comparara a Dakho, ahora se preguntaba si realmente Dakho fue suficiente para él.

Porque Ni-Ki definitivamente lo era, pero tal vez no se lo diría a nadie más que a él.

—De repente me dan ganas de decirte cosas cursis, ¿puedo hacerlo? — preguntó SungHoon, llamando la atención de Nishimura, quien se encontraba atrapado en sus brazos mientras veían una serie en el sofá de la casa del mayor.

—U-uhm, bueno — aceptó, con los colores subiendo a su rostro de golpe, con esas ya tan conocidas y queridas mariposas en su estómago haciendo presencia.

—Te diré amor mío, porque eso eres... eres mío — dijo, besando la cara de Ni-Ki, con este riendo a carcajadas.

—Y tú eres el mío, siempre lo serás... en ésta o en otra vida.

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