01.- Armadura

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Cuatro de la madrugada. Llevaba poco más de unas horas mirando algún punto fuera de la ventana, intentando recordar en qué momento su amigo se había vuelto tan hostil y distante.

Si bien el caballero de virgo era muy reservado y nunca emitía más palabras de las necesarias, al menos todas ellas estaban cargadas de tonos y matices que podía reconocer y diferenciar. Incluso, cuando eran apenas unos pequeños aprendices, imaginaba que cada una tendría un color con el que se formaba el arcoiris mismo.
Sin embargo, de un tiempo hasta ahora, no solo había disminuido su número, también los matices se difuminaron en una monocromática escala de grises que incluso a más de uno le erizaba la piel cuál frío metal. Al principio lo atribuyó a su condición de iluminado y más cercano a los dioses, o a la madurez propia del paso del tiempo, pero esas teorías eran refutables por dos razones: una, los matices de la voz del sexto guardián no habían cambiado tanto cuando adquirió su armadura, ni siquiera cuando estuvo consciente del papel que desempeñaría en la próxima Guerra Santa; y dos, él mismo, Mu de Aries, agregó tantos como días de infancia pasó con el portador de la armadura de la virgen.

"Shaka... ¿Por qué? ¿Qué acontecimiento sería tan oscuro como para apropiarse del color de un ser más divino que mundano cómo tú?"

Lo peor del caso es que ya no podía preguntárselo directamente, como antaño lo hacía en alguno de los recintos privados, a la hora del té, pues el mismo guardián del sexto templo prohibió el acceso a toda la orden dorada por igual, incluyéndolo.

"Shaka..."

En ese momento, un pequeño destello hizo que sus esmeraldas viraran a donde dejó guardada su armadura, topándose con que estaba fuera de la caja de Pandora. Si bien no era nada nuevo para él, le sorprendió un poco verla fuera a altas horas de la madrugada, cuando no se percibía la presencia de ningún enemigo. El color dorado brillaba con más intensidad, en lapsos cortos pero repetitivos. Asimismo el tintineo que emitía, cristalino y claro, le indicaba que el carnero trataba de comunicarle algo importante.

-Espera, más despacio -musitó, un poco ofuscado- ¿Qué quieres decir con que Virgo ha levantado una muralla? -la armadura emitió algunos destellos y tintineos, a lo que el tibetano respondió: -¡Eso ya lo sé! Shaka me ha echado de su templo esta mañana por sugerir que... -un tintineo más intenso interrumpió su respuesta- Oh, entiendo. Así que no es con él con quien debo dirigirme, sino con...

Aries volvió a su caja en un santiamén, dejándolo con el corazón hecho nudo, pero agradeciendo a su maestro por haberle enseñado a comprender el lenguaje propio de las armaduras. Ahora ya sabía por dónde comenzar.

I've seen it allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora