I've seen it all

13.- Lila

Shambhala. Actualidad.

Uno, dos, tres... Pasaba el peine entre sus hebras lavanda, en un inútil intento de apaciguar la vorágine de emociones que lo invadió previamente, cuando la primera oficial de su guardia personal le reveló esa verdad. Recordaba haber leído unos documentos donde se explicaba un fenómeno similar realizado en seres vivos pequeños, pero no se esperaba para nada ver a siete seres humanos atrapados dentro de enormes cristales amatistas opalescentes, en el almacén de la Biblioteca Central de una nación considerada extinta.

"Camus, Shura, Saga, Death Mask, Afrodita, Aioros... Maestro Shion"

Todavía sentía el temblor en sus manos, el tirón en su estómago y el escozor en sus esmeraldas desde que los vio. Incluso algunas lágrimas se desbordaron cuando notó que todavía conservaban las heridas de las batallas causantes de sus muertes.

Según lo explicado por la de ojos zafiro, Pandora ordenó su rapto para desestabilizar a las fuerzas muvianas y atenienses, sin causar bajas significativas a las huestes de Hades. Bajo esta lógica, la heraldo probablemente intentaría hacerse de los cuerpos de sus compañeros, por lo que los actuales regentes de Shambhala ordenaron su transporte y conservación.

Empero, lejos de darle respuesta sobre detener el ciclo de Guerras Santas, esa revelación sólo le dejó más dudas. A decir verdad comenzaba a generarle desconfianza que aún no fuera presentado a la familia Real, o que, en lugar de hacerlo en ese momento, Driti lo redirigiera con otra persona para explicarle más detalles.

Sin embargo, estaba vestido con una túnica blanca con bordados dorados, una yukata azul rey con coloridos detalles rojos y dorados, unos zapatos sencillos con algunas piedrecitas cosidas, y unas trenzas laterales, listo para encontrarse con esa persona. Igual que la ocasión pasada, los hombres de su guardia personal se tomaron de las manos para teletransportarse, llegando así a un amplio jardín repleto de flores como lila, lavanda, hortensias, entre otras de la misma tonalidad.

-Bienvenidos sean al Palacio Amatista -los recibió un grupo de monjes- Venerable Príncipe y su formidable guardia personal.

-De antemano, gracias por recibirnos a pesar de lo precipitado -se disculpó la primera oficial, con una reverencia- ¿Llegamos en buen momento?

-Por supuesto. Su Majestad, la Reina Pavo Real los recibirá.

Por donde quiera que pasara, las plumas de pavo real y las flores amatistas y lila armonizaban con los objetos dorados como si formarán parte de los mismos cimientos del Palacio. Se preguntaba si la reina sería así de elegante e imponente, aunque se hacía una idea debido al nombre. Llegaron a un claro donde había un estanque con peces rojos, blancos, negros y dorados. Todos, incluso el ariano, se arrodillaron.

-Es un placer tener de vuelta al Venerable Príncipe -resonó una voz dulce- Espero que tu estadía esté siendo agradable.

Contrario a lo pronosticado, sobre una silla de ruedas sencilla, con plumas metálicas de pavo real en el respaldo, reposaba una figura enclenque y delicada, ataviada con una sencilla túnica verde y un sinfín de vendajes cubriendo su cuerpo. No destacaban rasgos más allá del cabello rubio y la máscara plateada en su rostro.

-Disculpe mi atrevimiento, pero... -la curiosidad y la incertidumbre le pudieron más que su característica sensatez- ¿Usted es mi madre?

-No, pequeño. Pero sí algo parecido.

Ella se acercó para quedar a su altura, tocó su mejilla y un brillo blanco los cubrió a ambos. Algunos segundos más tarde, ese brillo se desvaneció, y sendas lágrimas empañaron las esmeraldas del ariano.

-Usted era...

-Mayura de Pavo Real, ex amazona de plata de Athena, tu nodriza, y ahora una de las reinas de Shambhala.