12. Amarillo

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Calcuta, India. Veinte años atrás. 

Transcurrieron unos meses de su escape del santuario. Aún no se curaban las heridas causadas por los soldados de Athena, quienes tenían ordenes de matarla a ella y a sus hijos por traición. Sin recursos, sin un lugar estable donde protegerse, y con su cosmos suprimido, no había mucho que pudiera hacer además de alimentarlos con lo poco que su raquítico cuerpo le permitía. Y, para empeorarlo, ni siquiera podía darse el lujo de dormir, pues ya habían intentado robarle a sus hijos más de una vez. Antaño podría haberlos mandado a volar a todos con el poder acumulado durante sus años en el santuario, pero ciertamente no contaba con que fuera el mismo padre de sus hijos quien lo suprimiera. 

Se encontraba buscando algo de comer entre la basura cuando un grupo de espectros de Hades apareció. Sin siquiera emitir una palabra, entre todos la atacaron y despojaron de sus bebés, volviendo realidad sus temores. Algunas horas más tarde, despertaba en un hospital.

-¡Mis bebés!

-Señorita, por favor conserve la calma. Su estado aún es grave...

-¡Doctor! ¡Están entrando en shock!

A pesar de las advertencias de los médicos, corrió hacia la habitación contigua, en donde dos bebés estaban siendo reanimados sin éxito.

-¡Fuera de mi camino!

Fuera de sí, puso una mano sobre cada uno, en un vano intento de encender su cosmos y transmitirlo a ellos.

-¡Por favor, Athena! ¡Mis hijos no tienen la culpa! -lloraba a mares- ¡Sólo déjame salvarlos!

-¡Sáquenla de aquí!

-¡La niña! ¡La perdemos!

Tras una punzada en el cuello y varios meses de inconsciencia, despertaba, aturdida, en medio de una habitación blanca, con un saco de fuerza. A su lado, un par de médicos hablaban entre sí.

-¿Qué hay de los bebés?

-Ninguno sobrevivió. Ella misma los mató.

-¡Pero tenía fracturas graves! ¿Cómo pudo ser?

-La pobre desdichada tenía lesiones de violación. Eso, y la maldita pobreza de este país, vuelven loco a cualquiera... En especial siendo casi una niña.

-¿Cuánto tiempo estará aquí?

-Para su desgracia, un buen rato.

Un alarido lastimero, y una salta de maldiciones a Athena, fueron lo primero que brotó de su garganta y su corazón herido.

-¡ATHENA! ¡Te juro por mis hijos que te destruiré, así sea lo último que haga!

Los primeros meses transcurrieron entre intentos de escape y peleas con el personal y los internos de ese centro psiquiátrico. 

-Buenas tardes. Me dijeron que en este lugar se encuentra mi amiga, Mayura ¿Puedo verla?

Sin embargo, un día, se presentó una mujer de gran estatura, ojos y cabello color azul zafiro. Notó que, en lugar de cejas, tenía dos pequeños óvalos rojizos.

-Si vienes de parte del patriarca o de Athena, pierdes tu tiempo -murmuró, con la ira hirviendo en su estómago y garganta. -Ya no tengo cosmos, ni hijos ni nada más que puedas quitarme... Amazona de Grulla.

-No pertenezco al Santuario de Athena, pero vengo del mismo lugar de donde vienen sus herreros y sus patriarcas. Lamento la confusión.

-Entonces ¿Quién eres, y qué es lo que quieres?

-Mi nombre es Driti, y he venido a devolverte esto.

-¡No es posible!

Bajo una caperuza ocre, unos ojillos azules le miraban con curiosidad. Su corazón dió un vuelco cuando notó el escaso cabello rubio y la marca de nacimiento que fungía como bindi en su frentecilla. Sin embargo, notó algo más.

-Lo siento -espetó Driti- Ella no sobrevivió. Los daños ocasionados por los espectros de Hades fueron mortales. Además, ella no poseía cosmos, por eso únicamente él pudo asimilar el que le brindaste ese día.

Sendas lágrimas se desbordaron, algunas de ellas mojando al pequeño que aferraba a su pecho. Internamente maldecía mil veces más a Athena y a los dioses por ser tan crueles, pero agradecía también por tener a uno de sus hijos de vuelta.

-Desconozco si ya tenía nombre, así que me tomé la libertad de darle uno adecuado para la misión que ambos tendrán -asintió, dando su aprobación- Él se llama Shaka, y su misión será, en conjunto con nuestro príncipe, acabar con la oscuridad que los dioses del Olimpo han traído.

I've seen it allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora