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La taza de té humeante yace sostenida en la mano derecha de Jouno, quien permanece a un lado del enorme ventanal de la instancia, solo sintiendo sus hebras meciéndose ante la brisa primaveral.

Inhala profundamente, lanzando las exhalaciones en poco tiempo. Tecchou le observa con detenimiento, sin temor a ser descubierto, puesto que los regaños de Jouno hacia su persona son realmente recurrentes y, hasta cierto punto, predecibles.

¿Tengo algo en la cara? ─sucede en cuanto aquel pensamiento le invade, lo que no le sorprende en lo absoluto. Tecchou niega, desviando la mirada en dirección del panorama natural que les recibe a la izquierda.

Solo me preguntaba si sabes cómo te ves ─plantea esta cuestión, lo que provoca que la sonrisa de Jouno se desvanezca vagamente, sin significar esto que se ha puesto triste o serio. De forma sencilla, él está pensando.

No, es decir, ¿es algo importante? Tal vez, si tengo un rostro desagradable de contemplar, la gente indeseable se mantendrá alejada. Oh, sí, esa idea es tentadora ─las esquinas de su rostro vuelven a aparecer en una muestra de sonrisa ligeramente orgullosa.

Tecchou devuelve la mirada a Jouno y piensa durante un momento, apoyando su codo en el respaldo del sofá, sosteniendo el peso de su cabeza en su mano.

Pienso que eres atractivo ─admite, logrando que los semblantes de ambos perduren impasibles, casi como si aquello no hubiese sido pronunciado.

Para entonces, Jouno lleva la taza a sus labios, degustando el sabor revitalizante del té verde. Planea ignorarlo, porque cuando su compañero empieza a decir estupideces, es difícil que se calle. Sin embargo, Tecchou no está dispuesto a dejarlo pasar.

A veces haces expresiones faciales que no me gustan, pero en general, te ves bien. Agradable. Además, eres delgado y un poco más pequeño que yo, mientras que tu cabello es...

¡Eso ya lo sé! ─responde repentinamente Jouno, con venas saltando en su frente─, sé todo eso, maldito idiota. ¿Acaso quieres que te tire agua hirviendo? ─lo amenaza, evidencia de la irritación que está experimentando. Tecchou se interesa en esta réplica, ignorando la inminencia, a pesar de que sabe que Jouno es totalmente capaz de cumplir sus palabras.

Pero, de cierto modo y en específicas circunstancias, adora ese tipo de cualidad que conforma a Saigiku.

¿Cómo sabes que soy más alto que tú?

Lo leí en tu expediente cuando nos conocimos.

¿Es así? ─consulta, esperando que se moleste aún más, puesto que esa respuesta no termina de convencerle. Afortunadamente, Jouno no le tolera lo suficiente como para permitir que siga haciendo preguntas tontas con tanta libertad.

Puedo sentirlo cada vez que hacemos la formación en la base y nuestros hombros chocan, cuando el comandante nos habla y Tachihara te empuja, no es complicado deducirlo, pero tú eres tan estúpido ─explica, tocando su frente con dos dedos, suspirando en señal de exasperación. La mandíbula de Tecchou cae como consecuencia de su sorpresa, sonriendo ligeramente después.

En realidad, Jouno apenas alcanza los hombros de Tecchou, por eso le causa gracia.

¿Por qué se aceleró tu ritmo cardíaco? ¿te está dando taquicardia? Eres tan insoportable ─intenta meterse con él, pero las risas de Suehiro crecen al punto de opacar los comentarios fastidiados de su compañero, que al final decide sostener la tetera para arrojar el agua caliente que allí residía. Pudo esquivarla, lo que solo alimentó la furia de Saigiku.

¡Eres tan escurridizo, te odio tanto que algún día te mataré! ─y no sabe en qué momento comenzaron a perseguirse por el habitáculo, pero a Tecchou no le molestó ni por un segundo.

Lágrimas invaluablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora