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—— MASON THAMES

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—— MASON THAMES.

Caminaba rápidamente, estaba llegando tarde a mi primera clase, mudarme a Oregón no había sido fácil, dejar atrás mi anterior escuela junto con mis amigos y sin contar que mi hermana se había quedado con mi padre.

Ahora solo éramos mi madre y yo.

Sin esperar más, con mis manos toqué la puerta y de ahí salió un hombre mayor.

— ¿Eres el chico nuevo? — asentí sin decir alguna palabra, mis nervios eran bastantes y estaba seguro que tartamudearía.

— Bien, adelante. — con unos 5 minutos te retraso, pase al salón donde todos me veían.

No esperé mucho y me senté hasta el fondo del salón, a lado mío había un chico con la cabeza metida en su libreta, de reojo podía ver que dibujaba algo.

— ¿Podrías dejar de mirarme? — me pidió sin siquiera voltearme a ver. — Siento tu mirada.

— Lo siento. — me disculpé con rapidez y miré al frente donde estaba el maestro explicando alguna cosa de la cual yo no estaba prestando atención.

— Soy Miguel. — volví a mirarlo y el chico moreno me miraba con una media sonrisa.

— Soy Mason... — traté de sonreírle pero no pude, o más bien, no quise. — Mason Thames.

— Genial.

La plática ahí terminó y yo traté de préstale atención a clases faltantes.

Dejar Texas no había sido algo que yo había pedido,  mi madre y mi padre no se llevaban bien y decidieron darse un tiempo, me trajeron aquí y ahora tenía que sufrir con un nuevo inicio, yo no quería estar aquí.

— No pareces de aquí, ¿de dónde eres? — Miguel me preguntó mientras cerraba su libreta.

— Texas. — contesté sin mucho ánimos.

Antes de que él pudiera contestar, el timbre sonó y yo salí disparado hacia afuera, montones de chicos estaban afuera en el pasillo y yo trataba de pasar sin empujar a nadie.

— Compermiso. — le pedí a un chico rubio que se encontraba guardando sus cosas en su casillero.

El solo me miró y se hizo a un lado para que yo pudiera pasar, sentí su mirada detrás de mi.

Llegué a la cafetería y ahí había aún más gente, traté de ignorar el sentimiento de claustrofobia que me estaba inundando el pecho, respiré tranquilamente y conté hasta el 10.

— Todo va a estar bien. — dije para mi mismo. 

— ¿Qué?

Me giré asustado a ver quien era el que estaba detrás de mi y volví a ver al mismo chico de hace unos minutos.

𝖶𝗁𝗈 𝗂𝗌 𝗁𝖾? - Miguel Cazares. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora