Un presente que vale la pena

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Kawaki y Sarada subían interminables escaleras del templo rodeados de muchos gatos, los maullitos y ronroneos eran muy ensordecedores.

—Oe gato líder ¿Cuánto más tendremos que subir?—, preguntó Kawaki agotado y muy enfadado.

—Ya casi, no te enfurezcas.

Al llegar a lo alto de la montaña, un pequeño y humilde templo estaba frente a ellos, el ambiente estaba rodeado de una espesa bruma. Sarada secó el sudor que caía de su mentón:

—¿Por qué han traído a un par de pubertos a este lugar sagrado?— enfrentó una voz desconocida.

—Tenju sama, lo siento, pero ella es hija de Sasuke-sama—, informó un gato regordete y bastante grande.

Una extraña mujer vestida de sacerdotisa apareció entre la bruma que se dispersaba rápidamente, su cabello era tan largo, que rozaba sus tobillos, era negro y obscuro, su traje era blanco con morado y sus ojos estaban llenos de astucia y frialdad:

—Ya entiendo, Bienvendida entonces Sarada-sama— Saludó toscamente.

Sarada asintió con la cabeza, siguío a la mujer junto con kawaki mientras el gato le explicaba la petición de los jóvenes. La sacerdotisa se detuvo y miro con rudeza a Sarada:

—el pasado es pasado por una simple razón. Además, es demasiado riesgoso hacer lo que me pides.

—¿Por qué? — interrumpió Kawaki.

—Para poder ver aquel pasado, ella deberá purificar su corazón porque su alma deberá entrar al limbo del otro mundo, las cadenas que trae en su sangre albergan sentimientos de generaciones y su corazón puede ser invadida por aquellos más fuertes y más oscuros. O simplemente morir, ya que su alma se sentirá atraída por pasar al paraíso—explicó abriendo una enorme puerta frente a ellos.

Kawaki observó a Sarada pero esta asintió:

—digame ¿cómo puedo purificarme?—preguntó ansiosa.

—Deberás entrar al agua del pozo que está detrás del templo y dejar tu mente en blanco. Esto requiere un gran manejo de tu concentración.

Sarada sonrió confiada:


—Mi madre y mi padre me han enseñado mucho de eso, será pan comido.

La chica se quitó los zapatos y corrió detrás del templo seguida por varios gatos. Kawaki algo pragmático se metió las manos en los bolsillos:

—En caso de que algo falle ¿hay alguna forma de hacerla regresar?

La sacerdotisa sonrió con suspicacia y le dio la espalda entrando a la gran habitación—Claro que la hay ¿acaso no confías en tu amiga?—preguntó con malicia.

—Sí, pero no en su familia—respondió fríamente.

—Cierto, el clan Uchiha está lleno de secretos. Un recuerdo signifativo en su presente. Eso podría salvarla.

En la aldea Konoha, una tetera hervía sobre una pequeña estufa, Kurenai, la maestra de Hinata quitaba el cabello de su alumna sobre una taza de té, ya helado, la mujer observaba con sus ojos rojos y serios como la chica no dejaba de sollozar:

—No hay mucho que remediar la situación, tal y como lo explicas. Es lógico que él no te ama— resumió acomodándose contra la pared—Y eso no cambiara, bien sabes que te quiere y aprecia. Pero esa mujer esta incrustada en él, la pregunta aquí es ¿estás dispuesta a seguir de esta manera?

Hinata abrió sus ojos de temor y levanto la cabeza, dejando ver su rostro empapado en lágrimas.

—Los hijos nacen por amor, no por atar a una persona. Naruto es culpable de intentar montar una vida contigo cuando no te amo y tú eres culpable de atarlo con un hijo. ¿Qué tanto puedes amar a alguien cuando no te estas apreciando a ti misma? Todo en tu vida a girado en cuanto has tratado de alcanzarlo, ¿Dónde quedas tú?—Kurenai bajo la cabeza y camino hacia la cocina apagando la llama.

Remenbranzas: RevelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora