17. FINAL.

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Kihyun miraba con algo de melancolía aquellas maletas. También miraba a Hoseok aguantar una que otra lágrima; Jeongyeon se iría.

Jooheon ayudaba a la rubia a empacar, nunca creyó que le haría tanta falta. ¿Ahora quién le robaría las papas fritas? Pero no había que estar tan tristes, la podría ir a visitar cuando quisiera e ir a ver sus sesiones de fotos.

—Creo que ya está. —anunció la rubia al cerrar la última maleta. Se asustó al sentir como unos grandes brazos la rodeaban y la sofocaban —Ash, ¡Hoseok!

—¡No te olvides de mí! —dramatizó el pálido.

—No lo haré... Creo que vendré en unos días a visitar. No seas dramático.

—Pero... ¿quién verá conmigo el show del cerdito? —preguntó al separase de ella.

—Te aseguro que vendré todos los jueves para ver el Show del cerdito.— sonrió colocando su mano en el hombro de Hoseok. —Solo prepara algo de comer y vendré.

—¿Por qué no tomaste el departamento libre? —preguntó esta vez Kihyun —Los vecinos de en frente se fueron. Pudiste quedarte allí.

—Por favor, Kihyun. Se irá a vivir con Momo, ¿crees que desperdiciaría eso? —dijo Jooheon con obviedad, y un zapato fue directo a su pecho— ¿Ves?

El celular de Jeongyeon vibró, Momo estaba abajo esperando por ella. De nuevo Hoseok hizo un puchero y abrazó a la chica. Por fin, ella lo correspondió.

—¿Me dejarás en paz ahora?

—Sep.

Todos bajaron, Hoseok ayudó con las maletas. Recepción estaba llena de maletas igual, pero no de Jeongyeon. La castaña entró y ayudo a subir las cosas junto a Hoseok y Kihyun.

—Cuídate. —le dijo Jooheon mientras miraba a los demás.

—Lo haré. Fue divertido vivir contigo. De nuevo. —dijo y ambos rieron.

—Lo mismo digo.

Hubo un silencio, solo el sonido de las quejas de Hoseok al no poder encajar las maletas en el auto de Momo. Al parecer ambos pensaron lo mismo; Jooheon suspiró y como si lo hubieran planeado giraron quedando de frente. Fue él el que estiró su brazo atrayéndola en un abrazo.

—No seas mala, ella me cae bien.

—Intentaré ser cariñosa.

—¡Sería un milagro! —Sonrió— Te quiero, bruja.

—Te quiero más, cucaracha.








Los tres chicos vieron a aquel pequeño auto irse. Kihyun se despedía con la mano ligeramente. Hacía frío, debían entrar cuanto antes. Los dos menores entraron primero ya que sus teléfonos estaban adentro y pues, cuando tienes novio las llamadas son constantes. Hoseok se quedó debajo del techo del edificio. Viendo varias cajas bajando de un camión de mudanza. ¿Entonces sí habría un nuevo vecino?

Una motocicleta se estacionó en frente de él. El conductor usaba un casco increíble, Hoseok quedó fascinado por la belleza de aquella motocicleta. Metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y siguió chismeando un poco.

Al quitarse el casco, Hoseok entró en una especie de shock. ¿Él que hacía aquí?

—¿Hoseok? Oye, ¿cómo estás?— saludó el castaño poniendo su casco debajo del brazo.

—Hyungwon... Eh, yo bien, sí ¿y tú?

—Genial, ya me recuperé de mi gastritis...

—Eso es genial, me alegro en serio. ¿Y qué haces aquí? Nunca te di mi dirección —bromeó él.

Rubio equivocado // Jookyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora