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—¡Si no te apresuras no saldré! —Gritó el rubio.

—¡Espera un momento! —Gritó la rubia.

Jooheon no se había mudado para que su hermana viniera a él como una pulga. Y menos para entrar en el papel de guía turístico.

—¡¿Tanto te cuesta ponerte un zapato!?

—¡Para tu información son botas!

—¿Cuánto llevan así? —preguntó Kihyun sentándose al lado de Hoseok mientras comía una papita.

—Veinte minutos...

—¡Lista!. —Jeongyeon salió de la habitación de Jooheon posando de manera "linda".

—Oh, que linda. —dijo Hoseok al girar la cabeza.

—Ni te le acerques.

—¡Jooheon!

—Volveremos más tarde. Guarden comida. —dijo Jooheon antes de abrir la puerta.

—No prometemos nada... —Kihyun rió ante él comentario de Hoseok.



—Y este es el restaurante donde comemos los domingos, cuando Kihyun tiene dinero claro. ¿Jeongyeon? —Jooheon miró a los lados y no divisaba a su hermana, hasta que la vio salir de un montón de gente.

—Creo que volví a nacer...

—Te dije que no te separaras de mí. —Jooheon se burló y acomodó el cabello de la chica con sus dedos. —Claro, sino quieres que te secuestren y pidan rescate. Yo no tengo mucho dinero, espero tengas una linda familia cuando te liberen...

—¡Jooheon, cállate! —El rubio no evitó soltar una carcajada al ver la cara de susto de la rubia. Ella le dio varios golpes en el brazo y luego lo tomó.

—¿Qué haces? ¿Volviste a la era Jeongyeon avestruz asustada?

—Me quitaré la bota y te la pondré de sombrero.

—No le hables así a tus mayores, niña.

—Ni li hiblis isi i tis miyiris niñi.

—¡Policía!

—Ya, vamos a alguna tienda de ropa o que sé yo. —Jooheon sonrió y asintió. Sabía de una tienda que le gustaría.

—¡Por dios santo! —chilló la chica.

—Anda, yo veré en la sección de hombres y... ¿Jeongyeon? —Suspiró. Ella no iba madurar. Y menos si hablaba con un maniquí.

Jooheon paseaba por los pasillos de la tienda, revisando camisas, zapatos y huyendo de etiquetas con precios espantosos.

El rubio se detuvo un momento para observar mejor una de las prendas. De alguna manera esa sudadera morada le recordaba a Changkyun.

¿Por qué pensaba en Changkyun?

Ni él lo sabía.

—No es tan caro...

—¿Puedo ayudarle en algo? —Jooheon levantó su mirada al escuchar una voz frente él.

—¿Cómo?

—Que si puedo ayudarte. —el chico sonrió y se asomó por encima del perchero. —Ah, esa sudadera es linda.

—Sí...

—Esa me recuerda a un amigo.

Jooheon lo miró con una leve sonrisa, había empezado hablar como si fueran conocidos, pero no le diría nada. —Él ama las sudaderas. Las ordena por color y ese tipo de estupideces.

Rubio equivocado // Jookyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora