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Apareció el lunes en la secundaria, caminando con la mirada en sus pies hasta que llegara a su casillero.
Tiene miedo de ver a sus amigas y que Seulgi les haya contado lo que sucedió.
Suelta una risa al recordar los insultos que la rubia lanzaba al aire cuando la había ido a recoger aquella noche.
Abrió su casillero sacando y guardando libros, cuando Yizhuo y Aeri llegaron entre risas.
ㅡ¿Nos dirás? ㅡpreguntó Aeri elevando sus cejasㅡ. ¿Qué pasó con Yoo Jimin el sábado?
Bajó la mirada mientras apretaba sus labios.
ㅡMe llevó al río Han y conversamos toda la noche ㅡmintió con una falsa sonrisa.
ㅡAh ㅡdijo Aeriㅡ. ¿Y qué fue lo que pasó en serio?
Minjeong frunció el ceño, Yizhuo miró de reojo a Aeri preocupada.
ㅡ¿Piensas que vamos a creerte eso? Es obvio que estás mintiendo ㅡabrió los ojos como platosㅡ. ¿Te hizo algo?
Iba a responder, pero Seulgi apareció con un enorme ramo de flores que llamó la atención de todos en el pasillo.
ㅡKim Minjeong, ¿quieres salir conmigo? ㅡpreguntó emocionada, la pelinegra notó sus ojos brillosos y abrió la boca sin saber qué decir.
No quería romper el corazón de su amiga, pero sabía que Seulgi la apreciaba y después de todo no perdería nada dándole una oportunidad.
Seulgi no es Jimin, pero tal vez, y solo tal vez, pueda ser mejor.
Asintió tímida mientras agarraba el ramo de flores rojas.
ㅡ¿De verdad? ㅡpreguntó asombradaㅡ. Woah~ No pensé que llegaría tan lejos ㅡse rascó a la nucaㅡ. Bien, ahora sí estoy nerviosa.
Minjeong soltó una risa y miró a su alrededor, todos estaban mirando y se avergonzó escondiendo su rostro en el ramo de flores.
El timbre sonó y todos volvieron a su mundo, Seulgi se despidió rápidamente debido a que su clase quedaba al otro lado del edificio. Antes de irse avisó que le mandaría un mensaje con la hora en la que la pasaría a buscar y depositó un beso en su mejilla logrando sonrojar a la menor.
Aeri y Yizhuo se quedaron atónitas en el lugar, no entendían absolutamente nada de lo que estaba sucediendo.
Yeji llegó corriendo, agarró las muñecas de las dos chicas y se las llevó a quién sabe dónde.
ㅡMinjeong... ㅡla pelinegra observó a Jimin caminar hacia ellaㅡ. ¿Podemos hablar?
ㅡTengo que ir a clase ㅡdijo mientras volvía a abrir su casillero y metía el ramo de flores ahí, con miedo a dañarla.
ㅡPor favor, no entres a clase y escúchame, Minjeong.
La miró, no sabía qué responder. Su amor platónico le estaba pidiendo que la acompañara y que la escuchara.
Su mente decía que no fuera, pero su corazón pedía a gritos que la escuchara.
ㅡLo siento, tengo clase, Yoo Jimin ㅡdecidió escuchar a su cabeza, no sabía si eso era bueno o malo.
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