13.- Prohibir

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Es una broma, ¿no? —me pregunta Ochako, con un tono de voz a medio camino de la histeria.

Después de que pasó todo eso en casa de Uraraka, ellos se fueron, dejándome con el desastre que ellos causaron por mi causa.

Al acabar con eso, empaque las pocas cosas que me lleve a casa de mi amiga, le escribí un mensaje a Ochako sin molestarme en esperar a que me respondiera y volví a aquel departamento.

Y ahora me está dando una riña por llamada, y en realidad lo entiendo. En su lugar a mi no me daría mucha gracia... aunque no se puede decir que estando en mi propio lugar lo este disfrutando.

—No, no es una broma, Uraraka —le respondo después de soltar un suspiro para calmarme.

Ella se queda en silencio, pensando. Tal vez. —Creo que no termino de entender la situación del todo. —me dice ella lentamente.

¿Qué no entiendes?

¿Porqué volviste con ellos a pesar delo qué paso?

Me callo y dejo que la pregunta se asenté. Como si de verdad lo estuviera reflexionando para darle una respuesta meditada.

Vaya farsa.

Para mí es súper obvio el porque no termine con ellos a pesar de que las ganas no me faltaron. Sin embargo, para ella no y estoy consciente de ello. Y quién sabe lo que pasaría si le dijera...

—Bueno, es que se disculparon, y se que en el fondo lo sienten; me prometieron cambiar y yo confío en ellos.

—...

Vaya, hasta a mí me pareció un excusa totalmente estúpida.

—¿Uraraka? —pregunte cautelosamente, casi esperando a que me gritara una vez que decidiera que era un buen momento para hacerme entrar en razón de una forma u otra.

O bueno, eso es lo que yo hubiera hecho de ser yo quien tenia que escuchar tremenda sarta de idioteces.

¿Estás o de verdad te haces?

No se a que te...

Mira, Izuku—empieza, sin dejarme terminar y con un tono de voz que me indicaba sin dudas que se estaba empezando a cansar de la situación en la que me metí y mis acciones al parecer sin escrúpulos—, no soy quien para cuestionar tus decisiones, ni mucho menos para tomarlas. Pero te puedo aconsejar, y, espero de todo corazón que de verdad lo pienses y reconsideres. El camino que tomaste y sigues recorriendo no te llevará a nada bueno. Tal vez sea de momento de que des media vuelta o dobles hacia cualquier otro lado.

Me vuelvo a quedar en silencio. 

—Pero, si de verdad insistes tanto. Cuando vuelvas a mi después de haberte encontrado de cara con un acantilado, no dudare un momento en decirte "te lo dije".

Tiene razón, incluso yo lo sé. Ahora lo sé.

De haber tenido opción real, puede que aquella pequeña reflexión que me ofreció me hubiera sacado de mi estupor. O más probablemente no, si hubiera sido tan ciego.

Aunque... Tal vez...

—Puede ser, Ochako. Pero, no te preocupes. Estaré perfectamente.

Solo... Ten cuidado. Por favor.

—Lo tendré.

Colgamos la llamada y yo dejo mi celular a mi lado mientras suelto un suspiro.

¿Puede que ellos lo hagan por mi... bien?















Violencia en el noviazgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora