Capítulo 8

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-Vamos... te llevaré a curarte esa herida

-No... estoy bien

-No seas terco, vámos

-Está bien, vámos

Eileen tomó la mano de Gally ayudándolo a levantarse para dirigirse a la Finca.

-¿Docs?

-¿Qué pasa Eileen?

-¿Tienen algo de alcohol y una compresa?

-Claro Eileen, en el baúl de allá

-Gracias

Eileen sentó a Gally en una de las camas y se dirigió al baúl, sacó un frasco con alcohol y una compresa, se encaminó donde Gally y se sentó a su lado. Virtió algo de alcohol en la compresa y comenzó a dar pequeños toques en la herida en el labio de Gally.

-Ayy...

-Perdón, perdón. ¿Te duele mucho?

-No, solo un poco

-Discúlpa, ya casi termino

Eileen terminó de limpiar la herida y colocar un pequeño adhesivo sobre esta para cubrirla, miró con satisfacción su resultado y el brillo en los ojos de Gally.

-Listo, en muy poco tiempo estarás mejor

-Gracias- tomó ambas manos de Eileen en las suyas

Sus ojos brillaban con demasiada intensidad, ambos estaban sumergidos en un mundo, en el suyo. Estaban juntos.

-Amm...

-¿Ocurre algo?

-Tengo algo de hambre, estuvimos toda una noche fuera y ahora, estoy hambrienta

Ambos salieron de la Finca encaminándose al comedor, al llegar ahí tomaron asiento y Sartén les sirvió un plato de guisado que deboraron en un segundo.

-¿Podrían prestarme atención?

Todos giraron encontrándose con una mirada obscura, estaba de pie sobre una mesa con un par de charolas de metal en sus manos, miraba de reojo a todos parando en Gally.

-Hoy festejamos que Gally y Eileen hayan vuelto sanos y salvos del laberinto. Ésta noche hay fiesta

-¿Qué intentas?- susurró sospechosa

-¿Newt?

-Tranquilo Sartén, es solo una celebración

Todos se dedicaron miradas, algunas dudosas, otras sospechosas. Ninguna realista. Newt bajó de la mesa y salió del comedor con frente en alto.

-Esto no me agrada

-A mí tampoco

Eileen se levantó de la banca de madera dirigiéndose a la puerta.

-Debo ir con Teresa, nos vemos más tarde

-Bien, cuídate

-Lo mismo digo Gally

Eileen salió del comedor dejándo a Gally inmerso en un mar de pensamientos sangrientos, no le atemorizaba lo que venía, sino, lo que le pudiese pasar a Eileen. Se imaginó tendido en el suelo cubierto por arañasos y una gran herida en su estómago mirándo fijamente como Newt golpeaba salvajemente a Eileen y susurrándole al oído:

-Debiste ser mía

Agitó su cabeza alejándo esos pensamientos, no deseaba seguir pensando en lo que pudiese pasar.

-Eres mi mejor amigo Newt ¿por qué haces esto?

Se levantó de su asiento y salió del comedor completamente pálido y pérdido, agitaba su cabeza de un lado a otro tratándo de evitar seguir viendo esas imágenes sangrientas. Él tendido en el suelo cubierto de sangre. Muerto. Su mejor amigo. Muerto. Eileen. Muerta. Caminó sin rumbo fijo hasta llegar al raquítico bosque, cerca del cementerio. Una visión incierta rondó por su mente. Una lápida. Con su nombre. Eileen.

-¡Noooooooooooo!- gritó con demasiada desesperación

Cayó de rodillas sobre la húmeda tierra, la lágrimas amenazaban con salir, miraba el suelo fértil con un millón de imágenes de ella, en todas, muerta.

-No... por favor no... Deja de torturarme- susurró- Déjala vivir, ella no te pertenece. Déjala- sus lágrimas comenzaron a descender por sus enrojecidas mejillas

Eileen miraba la escena desde lejos, las lágrimas de ella también corrieron sin previo aviso, no soportaba ver a Gally de esa manera.

-Todo es mi culpa...- esa frase se repitió una y otra vez en su mente al igual que en la de Gally

Éste se giró mirándola llena de lágrimas y culpa, se irguió y de inmediato corrió, no quería mirar atrás, no quería verla. No era el momento. Pero... ¿cuándo lo sería entonces?

El miedo es para humanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora