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SIN ADVERTENCIAS
Te acostaste en la cama, con los pies colgando de la barandilla del extremo de los pies mientras mirabas el viejo techo de madera, las uñas pellizcándose la piel alrededor de las uñas hasta dejarla en carne viva y desgarrada. Dos manos grandes y frías de repente agarraron las más pequeñas, deteniendo el movimiento. "Estás haciendo eso otra vez". Hablaba en voz baja, sonaba como un cachorro pateado. Miraste hacia abajo a tus dedos asomando a través de su agarre, puntas rotas y ligeramente ensangrentadas. "perdón." murmuraste, con los ojos todavía pegados al techo.
Se movió para acostarse a tu lado, una mano sosteniendo las tuyas y la otra apartando el cabello de tu cara. "¿Qué está pasando en esa linda cabeza?" pregunta suavemente, sus grandes ojos oscuros y brillantes buscan en tu rostro cualquier señal de algo. Pero no encontró nada.
Hubo silencio durante unos minutos. Tal vez más, Tate nunca pudo captar realmente el tiempo. se sintió como horas para él hasta que de repente hablaste.
"¿Tu de verdad me amas?"
La pregunta lo congeló y su corazón se partió. Se sentó derecho, ambas manos ahora sosteniendo tu cara. "¿Por supuesto que sí? Eres la luz al final de mi túnel sin fin. Eres el sol en los días lluviosos. Eres todo para mí, bebé". farfulló.
Apartaste los ojos del viejo techo y te encontraste con los suyos llorosos. "¿Porqué preguntarías eso?" sus ojos estaban muy abiertos, las lágrimas llenaban los bordes. te sentaste lentamente, la mano de Tate presionaba tu espalda baja y la otra sostenía tus manos hasta que te sentaste por completo. "Todo se siente raro últimamente". Hablaste en voz baja, tu voz quebrada por haber estado callada por un rato.
Tate se aferró a cualquier palabra que te dejara, sus ojos nunca se apartaron de los tuyos. "¿que quieres decir cariño?" su voz sonaba rota. Miraste hacia abajo a la palma de tus manos, separando tus dedos. "Siento que ya nada es lo que es". continuaste. "La casa se ha sentido rara últimamente, me he sentido rara últimamente. No quiero decirlo, pero nos hemos sentido raros últimamente". te tragaste un sollozo.
El corazón de Tate se hizo añicos en un millón de pedazos. Ambas manos volviendo a los lados de tu rostro, los pulgares limpiando desesperadamente las lágrimas que no sabías que habían caído. "bebé, ¿Qué pasa? ¿Qué quieres decir con raro?" sus propias lágrimas corrían por su rostro. "Cada vez que pienso en algo". tragaste, haciendo una pausa. "Cada vez que pienso que las cosas empiezan a sentirse raras". un sollozo te atravesó, la parte superior de tu cuerpo temblando.
"Nada parece real o normal, todo se siente mal". te atragantas, finalmente dejando caer tu cabeza en el hueco del cuello de Tate, rodeándolo con los brazos. "bebé, va a estar bien, todo está bien". se apresura, está entrando en pánico. "Estamos bien, tú estás bien". su corazón roto latiendo en sus oídos. Lloras en su hombro, lágrimas y mocos empapando su suéter.
"Seguro que la casa se siente rara a veces, pero estará bien. Me tienes a mí, tienes a tus padres. Tienes a Addy". El acarició tu cabello reconfortantemente. "Lo más importante es que me tienes a mí, estoy aquí para ti pase lo que pase, no importa cuando sea. No me importa si mataste a alguien, no me importa si te drogaste, no me importa si sacaste una mala nota en la escuela o lo que sea." te apartó de su cuello, sosteniéndote la cara de nuevo.
"No me importa lo que sea, siempre estaré aquí para ti". Habló finalizando, mirándote a los ojos con esa mirada llena de amor. Se inclina, sus suaves labios presionan la punta de tu nariz con dulzura. Se inclinó un poco, los labios ahora presionados contra tu frente. y por fin presionó sus labios contra los tuyos, un beso suave y dulce. Uno lleno de cualquier tranquilizador que alguna vez necesitarías. lleno de todo su amor y consuelo.
se apartó lentamente, apoyando su frente contra la tuya. "Lo que sea que se sienta raro, lo acordaremos juntos. Haremos que se sienta menos raro o descubriremos por qué se siente raro". besó tu mejilla. "pero sea lo que sea lo que tengas en mente, siempre puedes venir a mí con eso. Nunca te juzgaré por nada". besó tu otra mejilla.
sonreíste a través de tus lágrimas, lágrimas que ahora eran por la dulzura de Tate y ya no por la tristeza. retrocedió un poco, acostándose contra las almohadas. "Tomemos una siesta, y cuando te despiertes, comenzaremos con lo primero que te parezca mal". te jala hacia abajo con él, presionando tu cabeza contra el hueco de su cuello, envolviéndote con sus brazos después de que tiró del edredón sobre ustedes dos. "te quiero." habló en voz baja. Sonreíste, cerrando los ojos. "Yo también te amo, Tate".
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Nueva historia de "ONE SHOTS", que opinan mis hermosos lectores?
