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La energía entre ustedes dos es eléctrica.
No sabes cómo haces el viaje en auto de quince minutos hasta tu casa sin detenerte, pero Colin se las arregla. Todo eso cambia en el momento en que se detiene en el camino de entrada. Sus manos te agarran a través de los asientos y tiran de ti en un beso duro y exigente. Tiras de su cabello y su abrigo, cualquier cosa para tratar de acercarlo.
"Probablemente deberíamos entrar", te las arreglas para jadear entre besos.
"Definitivamente."
Se obligan a separarse, pero es solo para poder salir del auto. En el momento en que se encuentran en los escalones, están uno encima del otro otra vez. Se necesitan algunos intentos para abrir la puerta ya que estás demasiado distraído con Colin mordisqueando tu cuello. Pero finalmente, te las arreglas y los dos tropiezan en tu cocina.
Colin te empuja contra la puerta para cerrarla, sus manos tiran de tu voluminoso abrigo de invierno mientras intenta tocarte. Las llaves de tu casa se caen descuidadamente al suelo mientras buscas a tientas detrás de ti la cerradura antes de finalmente volver a ponerle las manos encima.
"Quiero tocarte", gime contra tus labios, tratando de meter sus manos debajo de tu ropa. "Quiero hacerte gemir y gritar mi nombre. Quiero estar dentro de ti."
"Si..., dios me encanta la idea"
Tu abrigo se une a tus llaves en el suelo y te quitas los zapatos mientras empujas el abrigo de Colin de sus hombros. Te empuja contra la puerta de nuevo, sus manos desaparecen debajo de tu camisa mientras su boca se alimenta de tu cuello. El calor que recorre tu cuerpo es ilimitado. Se acumula en la parte baja de su vientre, extendiéndose a través de cada nervio como un incendio forestal furioso. En el momento en que sus manos se conectaron con tu piel, la frialdad de ellas te dejó sin aliento y jadeaste.
Te hizo aún más consciente de su toque y la forma en que sus palmas se deslizaban por tu piel cálida. Se echó hacia atrás, levantando la camisa y sacándola, dejándola caer en algún lado mientras su boca captura la tuya de nuevo. Parece decidido a hacer lo que quiera contigo. Cada vez que lo alcanzas, te aparta las manos para poder seguir tocándote, acariciándote...
Ambas manos recorren tu espalda, desabrochando tu sostén con un movimiento rápido de sus dedos antes de deslizarlo por tus hombros. Da un pequeño paso hacia atrás, y aunque no pareces gran cosa en la oscuridad de la habitación, puedes sentir sus ojos en ti, mirándote a través de la astilla de luces de la calle que entra por las ventanas.
"Eres tan malditamente hermosa".
Él se abalanza sobre ti, presionando un fuerte beso en tu boca ya abierta mientras sus manos abren el botón de tus jeans. Estar con él cuando está tan apasionadamente trastornado es impresionante. No puedes hacer nada más que seguir el viaje. Su mano se desliza dentro de tus bragas en el momento en que te baja los pantalones hasta las caderas. Estás mojada por la excitación y la anticipación, y en el momento en que sus dedos se deslizan a través de tus pliegues, gimes.
