¡ ocho !

409 65 0
                                    

— Por favor, mami, Minho es mi amigo y hoy quiero quedarme en su casa.

Su madre estaba al teléfono, y parecía bastante negada a dejarle quedarse en casa de los Lee.

Minho escuchaba a Jeongin tratando de convencer a su madre, el hecho de que haya repetido unas treinta veces que eran amigos le causaba gracia.

— Sí, es omega —afirmó Jeongin—. No, no tiene hermanos... ¿Puedo entonces? Volveré a casa temprano. ¡Gracias! Te quiero, buenas noches.

— Parece que funcionó —dijo el pelimorado con una sonrisa divertida y consiguiendo que el menor se sonrojara.

— Sí, es que Seungmin es el único de mis amigos que conoce y sólo puedo dormir en su casa una vez al mes.

— Tiene suerte de no conocerme como tu amigo... ya que tú y yo no lo somos —Jeongin empujó a Minho cuando éste intentó abrazarlo, sintió mucha vergüenza, su hyung se estaba riendo de él—. Oh, papá llegó, vamos.

Ambos omegas se acercaron al vehículo.— Subiré atrás con Innie —le avisó al alfa.

— ¿Se divirtieron, niños? —preguntó Jinyoung— Creí que llamarías más tarde.

— Fue divertido, sí, pero estamos algo cansados —comentó, mirando al pequeño rubio—. Innie puede quedarse en casa, ¿verdad?

— Claro que sí, Honnie.

El omega mayor sonrió con complicidad a su... ¿amigo? y le tomó de la mano. Yang no tardó en corresponder su acceso y entrelazó sus dedos con los contrarios, luego descansó su cabeza en el hombro de Minho disfrutando nuevamente su aroma, se había hecho adicto al exquisito perfume natural que desprendía su enamorado.

Una vez en casa de los Lee, Jinyoung les pidió que no hicieran demasiado ruido porque ya se iría a dormir, Jeongin no supo si tomar eso como alguna insinuación. ¿El señor Lee sabía que a Minho le gustaban los omegas?

El de cabellos morados se llevó al omega menor a su cuarto y cerró la puerta detrás de él.

— Te prestaré ropa de dormir, Nini.

Se limitó a responder con un asentimiento y vió a Minho rebuscar en su closet, finalmente le entregó lo que parecía ser una camiseta amplia y un short.

— ¿Puedo usar tu baño?

— Sí, es algo cliché que lo diga, pero siéntete como en casa —le sonrió—. Me pondré el pijama aquí mientras.

Jeongin entró al baño que estaba dentro del cuarto y se detuvo a respirar un momento. Se sentía tan nervioso y eufórico, no había podido procesar hasta ahora el beso que compartió con Minho. Y ahora ambos compartirían la cama.

Se desvistió con rapidez y torpeza para colocarse la ropa del mayor, esta estaba completamente impregnada con el aroma del omega y no pudo evitar llevarse la tela a la nariz. Tuvo que obligarse a sí mismo a detener sus acciones antes de volverse loco.

Una vez listo, abrió lentamente la puerta. Detrás de ella, Minho aún estaba colocándose la camisa, y Jeongin pudo llegar a contemplar su delicada anatomía.

— Oh, Innie, terminaste —la voz de Lee le sacó de su ensoñación—. Ven a dormir.

Vió al pelimorado arrojarse a la cama y palmear el lugar a su lado, indicándole su lugar. El menor asintió, apagó la luz como petición de Minho y a pasos lentos —para no tropezarse— alcanzó la cama. Lo único que iluminaba la habitación era el tenue brillo que entraba por la ventana.

— ¿Innie?

— ¿Sí?

— Yo... no te pedí permiso para besarte hoy —Yang volteó su rostro en dirección al adverso, apenas pudiendo ver la silueta de su perfil—. Lamento la situación en la que te metí, no es agradable que te señalen de esa forma por mi culpa.

Se notaba la preocupación en la voz y el aroma del mayor.

— Me gustó, hyung —admitió avergonzado—. Y fue mi primer beso.

— ¿Con un omega?

El rubio pudo sentir el cuerpo de Minho voltearse hacia él.

— Con una persona —aclaró—. Me gustó el beso, así como me gustas tú, hyung.

Su estómago se retorció por los nervios después de la confesión. Esperaba que Minho le dijera que sólo fue un beso y nada más, o que no correspondiese sus sentimientos. Pero al contrario, sólo pudo sentir los labios de su hyung nuevamente sobre los suyos.

Correspondió sin mucha agilidad, esperando que Lee pudiera disfrutar también del beso tanto como él.

Minho se separó de el y le regaló una hermosa sonrisa que le dió tranquilidad, luego le dejó tiernos besos en el rostro y bajó hasta su cuello para olfatear su glándula de olor, se sorprendió al sentir que también dejó un beso ahí y no pudo evitar soltar un vergonzoso suspiro.

— Me encantas, Innie, no sabes cuántas veces soñé que me dijeras que te gusto, y las veces que nos imaginé compartiendo un beso.

— ¿Y-yo te gusto, hyung?

Eso sin dudas sorprendió a Jeongin.

— Desde que te ví por primera vez.

— Y... ¿Jisung? ¿No estás con él?

La cara de Minho pasó a estar confundida, pero luego recordó que Jeongin los había visto aquella vez.

— Ay, lo siento tanto, bebé, te prometo que no hay nada entre él y yo —lo abrazó—. Lamento que hayas tenido que ver eso. ¿Ese día realmente querías disculparte conmigo?

Yang abrazó también al mayor y enredó sus piernas con las contrarias. Aún se sentía algo mal por aquel día.

— Yo quería declararme —confesó—. Me sentí muy triste cuando los ví, pero no debes disculparte, yo fui muy grosero contigo por mucho tiempo.

— Realmente creí que me odiabas... y ese día que hablaste mal de mí con Seungmin, yo te oí.

Jeongin abrió sus ojos con sorpresa, se sintió tan mal al escuchar lo que dijo Lee, él había lastimado sus sentimientos.

— Ay, hyung —dijo con un sollozo—. ¡Lo siento! Yo sólo estaba actuando como un niño caprichoso... tenía celos, yo creía que me gustaba Jin-hyung. Estaba tan celoso y no hice más que juzgarte sin conocerte.

El pelimorado recordó la conversación que tuvo con Hyunjin, donde le contó sobre el enamoramiento de Jeongin con el mayor.

— No debes llorar, bebé —lo besó con dulzura—. Todo perdonado, nunca te guardé rencor. Te quiero.

— Yo también te quiero, mucho.

El rubio tomó el impulso de besar por sí mismo a Minho, colocó las manos en el cabello del mayor y ambos disfrutaron del contacto. Se llenaron de mimos un largo rato y luego se abrazaron antes de quedarse dormidos.

── so let's love !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora