¡ once !

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Después de casi un año, era costumbre para Jeongin despertar junto a su novio, aun así seguía sintiendo las mismas mariposas que sintió desde el primer día.

Se sentía privilegiado de observar la linda espalda del mayor cubierta de lunares. No se reprimió y dejó un beso sobre uno de ellos —o más bien, varios besos—, y luego otro en su hombro.

— Innie, quiero dormir —murmuró Minho—. ¿Qué hora es?

— Son las diez y media, dormilón, levántate y alimenta a tu novio.

— ¿Y ese quién es?

— ¡Honnie! No son graciosas tus bromas — Lee rió con la voz ronca—. Te dije que no es gracioso...

— Ya... no te molestes, amor —se giró para abrazar a Jeongin—. Buenos días, precioso.

— Buen día.

Ambos se quedaron abrazados por un momento, sintiendo sus aromas. Finalmente Minho tomó coraje para salir de su cama, y Yang se perdió observando la cintura del mayor, ganándose con ello un golpe con una almohada.

— ¡Oye!

— Deja de mirar, baboso, y levántate.

— No puedo dejar de mirar, porque eres muy lindo.

El pelimorado, con un leve sonrojo en sus mejillas, se puso una camiseta, entonces el show de Jeongin terminó y salió de la cama también.

Una vez en la cocina, el mayor preparó el desayuno para ambos y para su padre, ya que los domingos ambos se levantaban bastante tarde.

— ¡Buenos días! —Jinyoung se acercó a ellos— Oh, Jeongin, no sabía que estabas aquí.

— Siempre estoy aquí —bromeó, y el alfa revolvió su cabello.

— Tu atrevido yerno se metió por mi ventana —acusó Minho.

— Hmm, es una buena táctica.

— Lo sé.

El de cabellos morados rodó los ojos, su padre y Jeongin siempre pensaban igual, no había nada de su novio que molestara a su padre, al contrario.

— ¿Y qué hay de desayuno? —preguntó a su hijo mientras ponía la mesa junto a Jeongin.

— Café, sobras y tostadas.

— Wow, suena delicioso, hijo —burló, logrando que Yang riera.

Sin embargo, el menor de los Lee les dió a ambos una mirada asesina que se resumía en un Olvídate de las viandas para el trabajo y Olvídate de besos.

— ¡Un aplauso para el desayuno! —exclamó el rubio— Se me antojan sobras de repente.

— A mí igual.

— Ya, no necesitan arreglarlo —sirvió la comida y se sentó—. Pero ambos están advertidos.

Volvieron a reír, a ambos les encantaba molestar a Minho, algo muy fácil de lograr.

Los tres empezaron a conversar animadamente, sin dudas los desayunos en casa de su novio se habían vuelto los favoritos de Jeongin, sin importar que sólo hubiera un té. Él sólo quería estar ahí.

Luego del desayuno, el menor debía volver a casa, ya que supuestamente de encontraba con Seungmin y debía regresar antes del almuerzo.

En la puerta de entrada, los omegas se despidieron como si no fueran a verse en dos años.

— Avísame cuando llegues, ¿sí? —dijo Minho, abrazándose al cuello de Jeongin— Te quiero.

— Te quiero —le dió un besito en los labios—. Te aviso, y recuerda que irás a mi casa para mi cumpleaños.

— No lo olvido, tranquilo. Ve a casa, que se hace tarde.

Jeongin sonrió y unió sus labios con los de su novio una vez más. Luego se despidieron con la mano y Minho observó al menor hasta que salió de su rango de visión.

Entró a su casa de nuevo, sintiéndose inquieto. Iría a casa del omega por primera vez. Esa idea daba vueltas en su cabeza desde hacía semanas, el rubio y él habían evitado ese momento debido a que, mientras sus padres menos estuvieran metidos, mejor. Pero la  madre de Jeongin insistió en conocer a ese Minho amigo de su hijo.

— ¿Honnie?

— ¿Sí, pá?

— Estás preocupado de nuevo, ¿vamos a hablar de lo que ocurre? Pasó algo con Innie?

El menor suspiró.— En unos días es su cumpleaños —su padre asintió—. Él quiere que vaya a su casa, sus padres no están enterados de que somos novios y mucho menos saben que a Jeongin le gustan los omegas.

Jinyoung se acercó a su hijo y sobó su espalda.— ¿No hay oportunidad de contarles?

— Ninguna, son ultra conservadores... No importa, de todas formas sólo será un rato.

— Mira, yo no voy a meterme en esto, Honnie, pero a mí sí me importa, es peligroso ocultarle una relación de dos omegas a los padres de Jeongin y tampoco es sano para ustedes.

— Lo sé, pero él tiene miedo aún, no voy a obligarlo.

— No se trata de obligar, se trata de que ustedes llevan una relación seria, si planean seguir juntos es cuestión de tiempo para que ellos se enteren.

— Sé que Jeongin sabrá qué hacer, papá.

— Eso espero, cariño —abrazó a su hijo—. Aun así yo voy a cuidar de ambos, Jeongin puede confiar en que no dejaré que ellos le hagan algo, ¿sí?

— Gracias, espero que todo salga bien.

Minho decidió volver a su cuarto y ordenar un poco. En eso, y entre las sábanas, encontró la camiseta que Yang usó para dormir; con una sonrisa la olfateó y se abrazó a ella.

La notificación de un nuevo mensaje le hizo tomar su teléfono.

Mi niño 🦊💗:

Estoy en casa.

El pelimorado sonrió, era una linda foto de Jeongin frente al espejo de su cuarto

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El pelimorado sonrió, era una linda foto de Jeongin frente al espejo de su cuarto.

Honnie 🐰💖:

Gracias por acordarte de avisar.

Estás precioso~.

Nunca nada se había sentido como estar con Jeongin, antes había pensado que quizás su relación sería algo desastrosa, pero por el contrario ambos de sincronizaban muy bien. Como toda pareja ambos tenían conflictos, pero nada que no pudiera solucionarse.

Pero aún faltaba algo, Lee quería que todos supieran acerca de ellos, y no es como si el menor se escondiera, pero deseaba que él ya no mintiese para que estuvieran juntos. Tener más citas, salir en la noche y almorzar juntos los fines de semana. No sentir miedo de que en cualquier momento Jeongin estuviera comprometido con un alfa, pensar a futuro es imposible para ambos.

Y quizás, Minho se sentía un poco agitado de la misma situación asfixiante de siempre. Mientras que, para Jeongin, todo estaba bien y era color de rosas.

── so let's love !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora