── so let's love !

¡ quince !

Ver a su hijo destrozado y llorando en sus brazos había caído como un balde de agua fría en la cabeza de la omega. Sabiendo que las cosas no podían seguir así, seguir poniendo tanta presión sobre su hijo.

— Jeongin... sé que no he sido la mejor madre y que adquirí algunos comportamientos que te han dañado —dijo al menor una vez se calmó—, pero éste tiempo estuve reflexionando y pensé que quizás las cosas no siempre deben ser como nos dice la sociedad...

Jeongin estaba sorprendido por oír a su madre diciendo esas cosas.— ¿Q-qué quieres decir?

— Que apenas ahora me doy cuenta que estás enamorado y ni siquiera lo noté... en todo este tiempo sólo pensaba en cómo educarte para que seas como yo —Hyemi sintió toda su adolescencia viniendo a su mente—. No comas demasiado, siéntate bien, ayuda en la cocina, complace a tu alfa, actúa como omega... te hice lo mismo que me hicieron.

Finalmente la mujer rompió en llanto igualmente, y Jeongin siguió abrazándola, pensando que su madre sólo tenía dieciséis cuando fue embarazada y marcada. Sólo una niña.

— Siento que hayas tenido que pasar por eso, mamá.

— No, yo siento haber querido hacerte lo mismo —acarició las mejillas de su cachorro—. Todavía es difícil para mí pensar en que un omega te gusta, pero si te hace feliz voy a empezar a aceptarlo.

— Pero papá...

— Innie, tu padre nos ama, sé que está muy equivocado en muchos aspectos así como yo lo estoy, pero podemos intentar ayudarle para que piense diferente.

— Tengo miedo —confesó—. Él me ha hecho sentir muy mal, ambos, pensar cada día que podría comprometerme con un alfa mayor que yo y olvidarse de mí realmente me asusta. Él ni siquiera me ve capaz de estudiar.

La omega se quedó sin palabras, sintiéndose totalmente culpable; y lo era, debió haber protegido más a su hijo.

— ¿Puedo tener una segunda oportunidad?

— Eso creo... aun así, sé que Minho no se comportó bien ese día y que papá probablemente le odie... no hay manera de que acepte que yo salga con él.

— ¿Él sabe que te gusta?

Jeongin se sonrojó.— Llevamos- llevábamos casi un año juntos, mamá.

Bien, ahora ella estaba sorprendida.— Eso es mucho tiempo... ¿es muy tarde para darte la charla? —intentó bromear para aliviar la tensión, e hizo que el rubio riera y se sonrojara.

— S-sí, es algo tarde...

Hyemi sonrió levemente y le acarició el cabello.— Intenta solucionar las cosas con él, yo te doy mi apoyo.

— No creo que sea posible —suspiró—. Peleamos, él estuvo esperando mucho tiempo que yo saliera del closet y lo decepcioné... ni siquiera me presionó y yo fui cobarde, dejándole en claro que nunca lo intentaría.

— Piensa que ahora estás a la mitad de la salida... todos nos equivocamos, Innie, estoy segura de que Minho lamenta mucho lo que hizo y que tú quieres intentarlo junto a él.

— Todavía tengo miedo, mamá... no estoy listo para que papá lo sepa.

Hyemi decidió dejar ahí el tema, si su hijo decidía seguir con su relación se daría cuenta por sí mismo, ella sólo debía estar para él y darle su apoyo.

— Ya no hablemos de ésto, vayamos a hacer juntos las compras y traemos cosas para una noche de películas.

Jeongin sonrió y recordó cuando su madre solía quedarse en su habitación hasta tarde viendo películas, antes de que el tema del compromiso iniciara.

— Está bien, vamos.

¡ ☁︎ !

Sin dudas, la peor tortura no fue el momento en el que pelearon o incluso cuando lloró durante toda la noche por Minho.

Todo empezó cuando despertó y, nuevamente como era costumbre desde hacía días, no tenía un mensaje de Buenos días por parte de su novio. Lee tampoco iba a la parada de buses con Hyunjin como antes solía hacer.

Al llegar vió sólo a su hyung, pensó que iba a enojarse con él pero le saludó como siempre.

— Buen día, Innie, ¿cómo estás?

— ¿Sinceramente? Me siento terrible.

Hwang suspiró y le dió palmaditas en la espalda.— Imaginé que así sería.

— ¿T-tú hablaste con Minho? ¿Sabes como está?

— No puedo hablar contigo sobre eso, Innie, ambos son mis amigos, no voy a decirte lo que él me confía así como no voy a hablar de ti con él. Incluso cuando supe sobre los sentimientos de ambos no me metí.

— Lo entiendo, hyung, siento haber preguntado... pero estaba preocupado.

— Si ocurriera algo grave te lo diría.

Él sabía que sería así, confiaba en que Hyunjin le diría si al pelimorado le pasara algo malo.

— Gracias, hyung.

Una vez en el colegio, Seungmin le dió un fuerte abrazo y un tupper con galletas especialmente hechas para él. Le agradeció a su amigo y trató de pensar en algo que no fuera Minho. Lo que resultó bien hasta la hora del receso.

Claro, Jeongin había olvidado que al día siguiente sería catorce de febrero y que todos estaban buscando una cita, al parecer la voz se corrió y, todos sabían que Minho y él estaban peleados. Lee siempre fue bastante admirado, a pesar de su difícil personalidad los alfas babeaban por él. Y ahora, que estaba despechado, esos buitres no perdieron la oportunidad para regalarle notas y chocolates al omega.

Ellos no saben qué clase de chocolate le gusta a Minho; pensó Jeongin completamente celoso, después de ver al quinto alfa seguido dándole una caja de bombones a su omega.

Claro, Minho no los aceptaba, regresaba de manera indiferente los regalos, quizás antes hubiera humillando a aquellos alfas, pero el omega parecía no tener energía para eso.

Ver como pasaba de ellos fue un pequeño alivio para Yang, o bueno, así era. Porque, lo peor que vió, sucedió frente a la casilla del pelimorado por donde él pasaba de casualidad por décima vez en el día.

— Minhonnie, por favor acepta este pastel, lo hice yo misma y también hice una pequeña carta —una preciosa omega estaba parada junto al amor de su vida, con una rebanada de pastel en un recipiente y un sobre rosado.

Bien, eso era nuevo, una omega queriendo estar con Minho. Sabía que el mayor no sería capaz de ser cruel con otra omega.

— Yeji-ah, es un gesto muy bonito pero...

— Por favor, Honnie, no hace falta que aceptes una cita.

La omega había hecho un tierno puchero, que logró convencer a Lee, quien tomó entre sus manos el pastel y la nota también.

Fue una escena dura de ver para Jeongin, por lo que inmediatamente huyó lejos.

— Por favor, Honnie —imitó la tonta voz de Hwang Yeji y gruñó—. Quién se cree para hacerle un postre a mi novio.

El omega estaba cruzado de brazos apoyado en el lavabo del baño. Si creyó que podría dejar a Minho y seguir normalmente con su vida se había equivocado, y mucho, él no podía aceptarlo.

Porque Minho era  su omega.

Él era el omega de Minho también.

Y le amaba.