¡ final !

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En una tarde cálida de primavera, Jeongin por fin se graduó.

Su último año de escuela fue bastante aburrido, ya que todos sus amigos se graduaron antes que él y ahora estaban estudiando en la universidad. Lo más triste para Yang había sido despedir a Seungmin y Christopher, que se irían a vivir a Australia por un tiempo, en la ciudad donde Chris creció.

Fue difícil para Jeongin ya no poder ver todos los días a su omega, pero todo sacrificio tenía su recompensa.

Había convencido a sus padres para que le dejasen estudiar algo relacionado con la música, finalmente decidió estudiar para profesionalizarse y ser profesor de piano. Su carrera se estudiaba en la misma universidad que Minho, así que ambos hablaron con sus padres para que les permitieran vivir juntos.

Jinyoung no tuvo ningún problema, pero... los señores Yang lo veían algo apresurado, no obstante después de unos berrinches de Jeongin, y Minho hablándoles tan maduro como siempre, los convencieron.

Luego de tirar al aire su birrete, Jeongin fue a abrazar a sus padres que se encontraban con Minho y también el señor Lee.

— Estoy orgullosa de ti, bebé —Hyemi besó las mejillas de su hijo y las apretó—. Estás tan grande.

— Mamá, me duelen las mejillas —se quejó el menor, pero aun así abrazó a la omega.

Su padre le revolvió el pelo con una sonrisa.— Reservamos asientos en un restaurante para ir a festejar —comentó el alfa, luego miró a los Lee—. Para ustedes también hay lugar.

— Minhonnie y yo estamos encantados de ir.

Y bien, Minho no respondió ya que estaba muy ocupado abrazando a Jeongin y sollozando emocionado por ver a su novio graduarse. Algo avergonzado, el menor intentaba calmarlo.

— Ya, Honnie...

— S-soy sensible, ¿okay? —secó sus ojos. Yang le sonrió con ternura y besó su frente.

Una vez la escena del pelimorado había terminado, fueron juntos al lugar que Sejong había mencionado y se divirtieron charlando, también contando anécdotas vergonzosas de sus hijos. Ambos omegas estaban contentos de que sus familias pudieran reunirse y que se llevasen bien. Hacía un tiempo hubiera parecido imposible.

Mientras comían, Minho recibió un mensaje de Jisung en el que pedía que Jeongin y él fuesen a verle.

— ¿Que ocurre, amor? —el rubio miró a su novio, quien se veía preocupado leyendo en su teléfono.

— Sung me envió unos mensajes algo raros, parece que necesita vernos...

— ¿Le ocurrió algo? ¿Se lastimó?

— No, me dijo que no nos preocupemos pero que debe hablar con alguien.

Los omegas se disculparon con sus padres y de inmediato fueron a casa de Han. Compraron algo en el restaurante por si su amigo llegara a tener hambre y helado por si estaba triste. Al llegar, Jisung estaba actuando más extraño que de costumbre.

— Menos mal que llegan, necesito apoyo psicológico...

— ¿Vas a decirnos que ocurre?

Minho tomó las manos de su amigo y se sentó junto a él. Mientras el menor de los tres llevó a la cocina lo que habían comprado.

— Es complicado... bueno, no tanto, pero no sé qué hacer —apoyó su cabeza en el hombro del mayor—. Promete que no vas a juzgar.

— Jamás voy a juzgarte, Sunggie, ¿cuándo lo he hecho?

── so let's love !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora