Deseos impuros

862 112 26
                                    

-Los hombres se conducen principalmente por dos impulsos; por amor o por miedo.-
Nicolás Maquiavelo

Pete


Estaba soñando con su piel caliente tocandome, la manera en que mordía mis muslos antes de hundirse en mi ingle me estaba asfixiando. Lo necesitaba adentro de mi de manera urgente, necesitaba ver sus ojos oscuros mientras me penetraba. Quería sentir de nuevo esa electricidad que comenzaba en mi columna y me recorría hasta la punta de mis pies. Estaba deseoso de escuchar su respiración en mi cuello y de cuan bueno era.

Me desperté bañado en sudor y con una erección entre las piernas. Últimamente tenía un apetito sexual desbordante, tome mi erección entre mis dedos apretándola fuerte, mientras hacía movimientos erráticos, necesitaba sus manos grandes, pero en este momento solo tenía mis pequeños dedos.
Lo único a lo que podía recurrir en ese momento era a mi imaginación, empecé a moverme lento simulando que me penetraba las colchas enredadas en mi cuerpo simulaban su calor comencé a arañar mis nalgas fuerte, necesitaba el dolor que implicaba coger con él, estaba a punto de explotar entre mis dedos, mis labios estaban bañados en sangre de tanto morderme, pero no escuchaba su voz ronca y fuerte hablándome. Necesitaba que me hablara, necesitaba saber que le gustaba mucho más que con esa con la que tuvo un hijo. El enojo y dolor hizo que me viniera entre mis dedos y las colchas. Estaba agotado y todavía estaba necesitado de Vegas planeaba volver a dormir aún era temprano y últimamente me sentía muy fuera de lugar en la casa de la primera familia aunque por muchos años este mismo cuarto y edificio lo consideré mi hogar.

- Pete, Pete, Pete-

Los gritos fuertes del señorito Thankun me estaban taladrando los tímpanos la verdad que no me encontraba de humor para lidiar con él otro día. Solo quería silencio y volver a masturbarme.

Había pasado alrededor de un mes o tal vez más desde que deje la casa de la segunda familia. Al principio me sentía muy melancólico por toda la situación, pero cuando me empezaron a seguir la sensación de adrenalina y peligro me recorría las venas en un placer delicioso. Comencé a salir con más frecuencia a centros comerciales, parques o tiendas comestibles y la vigilancia de Vegas había aumentado pues de un solo guardaespaldas pase a tener tres eso hizo que se me inflara el pecho de orgullo puesto que ni siquiera tres guardias podían seguirme el paso a menos que yo lo deseara.

Pero también estaba enojado, pues Vegas no había tenido el puto coraje de buscarme y enfrentar la situación, era eso o estaba muy ocupado con su bebé. Estaba harto de ser perseguido por gente ineficiente.

Pero también era consciente de que estaba enojado, frustrado e irritado porque él no venía a buscarme. Ese hijo de putas de Vegas.

-Pete, necesito que vayamos al centro comercial con Chay, abre la puertaaaa!-

De cierta manera estaba harto de salir con esos dos; por una parte el señorito Thankun me asfixiaba con sus pláticas sobre los dramas que veía con Arm y Pond y por otro lado estaba ese adolescente enamorado siendo conquistado por el señorito Kim. De alguna manera me sentía muy celoso. Yo también quería recibir una flor cada día y tener paseos en moto por las noches.

-Lo siento, señorito Thankun, pero hoy no me encuentro bien- Le grite desde la comodidad de las colchas en mi cuerpo e ignore por completo su preocupación. Solo quería volver a dormir de manera placentera.

Volví a soñar con sus manos tocandome y haciéndome gritar. Me desperté asustado pues ya no soportaba la necesidad de querer tenerlo dentro de mi. El reloj que estaba al lado de la pequeña cama marcaba las diez de la noche este día no había comido absolutamente nada, pero quería salir a tomar aire. Estaba de muy mal humor y solo quería tranquilizarme.

Me puse unos vaqueros rotos con una camisa negra de botones y salí sin ser visto por la guardia de la primera familia, bueno Arm seguro me había visto por las cámaras, pero confiaba en que no diría nada.

Estábamos a pleno otoño, salir a dar un paseo recién salido de la ducha y sin suéter no fue una gran idea de mi parte, el viento helado me rozaba la piel y cada minuto se volvía más insoportable.

Estaba en plena mitad de mi paseo cuando pude detectar a uno de esos tontos guardaespaldas, para este momento sabía que Vegas tenía conocimiento de mi caminata sin seguridad de la primera familia y por primera vez me dió algo de miedo había estado tan absorto en la irritabilidad que me abrazaba que no me percate de mi error al salir en plena noche sin compañía. Tal vez muy de manera inconsciente me predispuse a esta situación, pero no sabía exactamente que estaba sintiendo.

Empecé a sentir muchísimo frío, mis manos estaban sudando y mi corazón estaba arritmico, a pesar de que había demasiado viento sentía que no podía respirar. El oxígeno no llegaba a mis pulmones por más que lo intentaba.

Busque opciones para salir corriendo de aquel parque, mis retinas captaron una de esas cafeterias nocturnas. No quería entrar a un bar así que esa era mi mejor opción. Corrí lo más rápido que mis piernas entumecidas me lo permitieron al entrar a la cafetería el olor a café me tranquilizó, pude volver a respirar, pero mi corazón seguí martillando dentro de mi pecho me acerque al mostrador y pedí un café cargado sin azúcar.

Me senté en una esquina de la cafetería, estaba linda llena de plantitas y flores pequeñas, algo rústica bañada en el delicioso olor a café fuerte. En una esquina estaba una biblioteca.
Estaba más tranquilo disfrutando mi café y sin darme cuenta mi estómago empezó a pedirme alimento así que llame al mesero y le pedí una rebanada de pay de queso y frambuesa. No presté atención cuando la puerta de la cafetería se abrió, tampoco estaba al pendiente de aquellos guardaespaldas que me estaban siguiendo, quería un poco de tranquilidad en estos momentos de caos.

Pero el chico que de pronto estaba viendo los libros con tanta atención atrapó mis ojos. Llevaba una gorra, converse y estaba completamente vestido de negro. Este chico no se parecía a ninguno de esos guardaespaldas y por un momento me tranquilice tal vez estaba siendo muy paranoico.

Estaba muy abrumado. Estaba muy cansado de este juego de casería. Solo quería volver a mi hogar y ser querido.

Estaba muy absorto en mis pensamientos observando mi taza de café ahumeante que no ví cuando se acercó de manera sigilosa, tan propia de él.

- ¿En qué piensas, cariño?-

Ni siquiera quise subir mi vista a él no sabía si era por miedo a levantar la vista y que solo fuera mi imaginación o por miedo a ver sus ojos negros. Odiaba el sentimiento de necesitar con urgencia todo el tiempo a Vegas.

-Te extraño tanto- susurré despacio aún viendo mi taza de café.

Ayñ, pobre de mi Pete! Te quiero mucho Pete💕

AGNUS DEI- VEGASPETEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora