Después de que Rin le dijera al señor Hayashi su nombre este se acercó a ella, le colocó una bata y le dijo que, si bien el había comprado por ella, no tenía intenciones de hacerle nada que dañara su integridad.
El hombre simplemente la había dejado en medio de la recámara con el corazón acelerado mientras él salía de ese lugar para irse a quién sabe dónde.
Habían pasado ya tres días de ello y no lo había visto, no es que quisiera ver al señor Hayashi, pero le parecía todo muy raro. El hombre no la había tocado, no tenía ni el más mínimo ápice de hacerlo o eso aparentaba, cosa que de verdad agradecía pero no resolvía sus dudas, ¿Por qué Masaru Hayashi la había comprado si no iba a hacer nada con ella? No deseaba ser tocada, pero era extraño.
Al día siguiente de que había llegado a esa impresionante casa, el señor Masaru Hayashi había dado instrucciones de que si bien ella podía andar en los alrededores, no podía alejarse mucho. "Al menos podré ver la naturaleza y salir en esta prisión" , pensó.
Y aunque su comprador no estaba, había hecho que le llevarán todo lo necesario para su permanencia en esa casa, ropa, zapatos, artículos de belleza e higiene personal, comida, incluso había una señora que se convirtió en su "dama de compañía", Ami, que si bien era muy parlanchina y amable con ella, se limitaba mucho cuando se trataba del señor Hayashi.
Ese lunes por la tarde Rin estaba frente a la ventana de la recámara que se le había asignado, llevaba unos pantalones holgados, un suéter a rayas y unos tenis, una coleta en lo más alto de su cabeza y sin una pisca de maquillaje, como una chica normal de su edad.
-Señorita Rin- dijo Ami sacándola de aquel mundo de pensamientos- El señor ha llegado, la quiere ver está esperándola en la biblioteca, acompáñeme por favor.
Rin pesadamente se levantó, quizás el señor Hayashi haya cambiado de parecer y si quería "cobrar" lo que compró o solamente quería platicar de algún asunto. Debía dejar de ser paranoica, pero no podía evitarlo. Vivía con ese miedo constante.
Cuando llegó a la biblioteca, encontró al señor Hayashi parado frente a la ventana con un vaso de whisky el cual tintineaba por el hielo que tenía en el. Cuando Ami hizo notar su presencia con Rin, él pidió que lo dejarán a solas con ella.
-Sigues teniéndome miedo ¿No es así? Ya te dije que no pienso hacerte nada- dijo el hombre mientras veía que la jovencita se tomaba las manos nerviosamente.
-Disculpe que no pueda creerle- dijo está vez un poco más confiada- pero me resulta muy difícil creer que usted no pretenda nada conmigo después de que fuera al prostíbulo de dónde me sacó.
-Aunque no lo creas Rin, no soy esa clase de tipo que va y descarga su frustración en prostitutas o en mujeres vírgenes como tú. Si te he sacado de ahí son por razones que en un futuro te explicaré, hoy no es el día. Tienes que procesar muchas cosas antes de que puedas saber unas cuántas verdades- dijo el hombre- pero yo no estoy aquí para hablar de ello, si no de otras cosas.
-¿Y de qué cosas?- dijo frustrada- ¿Qué cosas puedo hablar yo con usted? ¿Qué es lo que yo le pueda decir que le pueda interesar?
El verla así de afligida le generó pena. Era una niña que pasó por mucho y que tenía en claro que su destino no sería el de una persona normal, ¿Y cómo no? Si había sido víctima de un tratante de blancas.
-No llores- se acercó el hombre y le secó las lágrimas con un pañuelo, de pronto ella lo miró y él, con la profundidad de sus ojos dorados la observó- no tienes que temer, entiendo que no tengas confianza en nada ni nadie, es normal, pero quiero dejarte en claro que yo no te haré daño; háblame de ti y de tú familia para empezar.
Rin frunció las cejas en seña de confusión, si bien Hayashi le dejaba en claro su punto, no sabía para que quería escuchar sobre una familia que la entregó.
-Tenía ocho años cuando llegue a ese lugar, lo que recuerdo es que jugaba en un parque y de repente todo se volvió negro. Cuando desperté estaba en un sótano y a mi lado estaba Suki...
-¿Quién es Suki?- dijo intrigado.
-La mujer que se encargó de mi todos estos años- comentó.
-Continua.
-Bien, ella me dijo que mis padres habían adquirido una gran deuda con Kumo y la única opción de pago que aceptó fue a mi... vivíamos en un pequeño pueblo, en Kasagi, bastante alejado de Tokio, llevábamos una vida tranquila.
Después de que me llevaran a ese lugar, jamás supe más de mis padres.-¿Te llevabas bien con ellos, Rin?-
-Recuerdo que mamá era estricta, pero papá era amoroso. Sólo eso, no hay más.-¿Cómo se llamaban ellos?
-Yuuyo y Makoto Kondo.
-Kondo Rin, así que ese es tu nombre...
-Así es señor- dijo con un tono de voz bajo.
-Dime, Rin, ¿Cómo te llevabas con Kumo?
Esa pregunta si que le había sorprendido a Rin ¿Cómo le explicaba que ella no tenía una relación directa con Kumo? Sólo lo había visto una vez en su vida y ni siquiera lo había visto bien porque llevaba un disfraz.
-Nunca crucé palabra con él, antes de que me vendieran, fui llevada a su presencia, pero nunca lo vi a él sino a la fachada que tenía encima de si.
-Me llamaste Kumo la primera vez que me viste ¿Por qué?
-Bueno, cuando vi a Kumo él llevaba un traje negro y un abrigo largo, también una máscara, pero algo distintivo de él era su cabello, muy parecido al suyo.
-¿Te dijo algo?
-No, sólo me cortó un mechón de cabello y después por medio de señas indicó que me fuera. Fue todo, nunca escuché su voz, ¿Por qué me pregunta esto, señor Hayashi? Cómo ve no hay mucho que saber sobre Kumo.
-Me has dado información que no sabía antes Rin, y me temo que debes de dejar de llamarme señor Hayashi.
-¿Por qué?
-En primer lugar, porque no soy un viejo- se sentó frente a ella y tomó un poco de aquella bebida que había dejado olvidada- al igual que tú, el nombre por el cual me has conocido, no es el verdadero.
-¿Cómo?- dijo Rin extrañada- ¿Su nombre no es Masaru Hayashi? Entonces...
-Masaru Hayashi es un hombre que murió hace años y del cual hago uso de su nombre. Tú y yo tenemos algo en común: Kumo, porque a ambos nos desgració la vida.
Rin estaba sorprendida, francamente no se había esperado algo así ni por más verídico que el cuento fuera, simplemente estaba frente a un hombre que no entendía su actuar, no sabía nada ni sabía cuál era su propósito.
-Entonces, ¿cuál es su nombre?- preguntó intrigada.
Aquel hombre la observó detalladamente, tenerla frente a él había dado un giro de 180 grados en menos de una semana. Así que con voz firme pronunció su nombre:
-Sesshomaru Yanai.
...
Aquí la quinta parte, prepárense porque vienen algunas revelaciones que podrían despejarles dudas o dejarles más.
Gracias por leer esta loca historia, que espero vaya siendo de su agrado, a partir de hoy cada domingo publicaré, así que espero que les esté gustando.
Perdón si no he contestado sus mensajes, no he podido pero de a poco lo haré.
Ahora sí, ¿Aún no tienen idea de quién pueda ser Kumo? 🙊
Poco a poco las dudas serán despejadas. Nos leemos a la próxima.
P.d. Por cierto, no he podido publicar en Ao3 por qué olvidé la contraseña, así que por lo pronto no lo haré ahí sino hasta más adelante.
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Monsoon
FanficTras salir de ese lugar Rin deberá de aprender a vivir de nuevo en el mundo que la rodea, sin embargo aquel misterioso ser, sigue tras ella oculto bajo una máscara y una falsa identidad. Personajes de Rumiko Takahashi.