NegociaciónVolvió al principio, había pasado 7 largos años planeado aquel encuentro, que sólo le había dejado más preguntas que respuestas, ahora estaba arrojando piedras en la costa.
No sabía cómo darle la cara a su mayordomo, quien se esforzó tanto por distraerlo con todos esos entrenamientos básicos de militar, buscando aliviar el dolor emocional con alagos por su avance físico.
Estaba frustrado, estaba oscuro y debían pasar de las 3 de la madrugada, tomo su última piedra y la lanzó con fuerza, ya ni siquiera estaba buscando qué diera saltos sobre el agua, quería tirarse a gritar a todo pulmón.Pero alguien le había ganado.
- con un carajo.- del agua un bulto se dejó ver, la poca luz lo dejo ver cono se sobaba lo que parecía ser su cabeza.- ¿Que clase de loco esta lanzando rocas a las 3 de la mañana.- cunado la cosa se puso de perfil pudo ver la silueta de una aleta de tiburón, que sin mentir lo sobresalto.
- ¡¿a quien llamas loco!? ¡atún gigante!- pero tanto tiempo encerrado lejos de las personas y su frustración actual no estaban siendo una buena consejera para su carácter horrible de adolecente.
- maldición más niñatos.- la cosa avanzó con movimientos torpes hacía donde estaba el, cuando lo tubo más cerca vio que parecía una clase de escualo pachonsito qué venia con la lengua de fuera.- hola amiguito, ¿tus amigos te dijeron que yo estaba aquí?- el tiburón hablaba con voz boba irritante qué le hizo fruncir el entrecejo.- ¿tu disfraz es gracioso vas a una fiesta? ¡lléva a tiburoncin contigo!- al ver que el tipo mutante no era una amenaza aparente se dejó caer en la arena frustrado, pensaba ignorarlo asta que se decidiera ir de regreso al mar.
- Solo vete... y.- soltó un bufido, aún sin el mayor cerca tenia la necesidad de comportarse.- yo lamento lo de la piedra.- eso dejo intrigado al mitad tiburón, normalmente un montón de críos llegaba todas las noches a molestarlo, este se veía melancólico y todo en el gritaba molestia.
- eres el crió más raro que me he topado.- tomo haciendo junto al muchacho, miro confundido aquel esmoquin y la tela en la cabeza, en realidad suponía qué venia de una fiesta de disfraces, no encontraba nada por lo que un adolescente estuviera así en medio de la noche.
- así que puedes hablar de otra manera que no sea con voz de pitó.- mirando mejor a aquel ser extraño del qué debería estar asustado, noto que incluso tenia una cola bajo su cintura, era como un tiburón con piernas qué podía respirar aire.
- muchos niños estúpidos vienen aquí a ver "al tiburón qué habla tonto".- al notar qué su cola estaba siendo analizada la movió para que el crió no pudiera verla.- soy Nanaue.- El enorme pez extendió una de sus grandes manos para estrecharla con el humano.
- Bruno.- al notar qué el pez no tenía ropa le dio su saco, no era comodo ver los atributos de un pez gigante.
- es verdad, ustedes tiene vergüenza.- tomo el saco y lo puso superficialmente sobre sus piernas semi humanas, nunca salía suficiente del agua para que notarán su falta de ropa.- ¿qué tiene a un crió vestido para fiesta en la costa a estas horas? ¿Pesadillas?- si bien hacer de tonto era una buena opción para pasar como alguien dócil e ingenuo qué era demasiado tonto para su peligroso cuerpo, este crió parecía no importarle ni su existencia.
- es... es el aniversario de muerte de mis padres.- la vista del azabache se perdió entre lo oscuro del cielo y el mar, no sabía donde empezaban uno o donde terminaba el otro, hacían un contraste espectacular apezar de que la luna no había decidido presentarse esa noche.- pase 7 años de mi vida planeando como verngarlos y cuando creí tenerlo me tope con un muro.- El tiburón trato de hacer cuentas con la poca información, si no se equivocaba el chico tenia entre los 14 o 15, así que había perdido a sus padres cuando niño, debía ser algo muy jodido para planear venganza durante 7 años.
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La Mafia Wayne: Secretos de Familia
FanfictionSu victoria es inegable, ante todos quedó claro que el había ganado sin siquiera luchar, pero pocos sabían los comienzos de este hombre. Los comienzos de su padre o madre. La llegada del mayordomo. La historia de su abuela. Cuando el chico dejo de s...