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L O   L E J O S   Q U E   L L E G A R O N.

Lunes... Querido lunes. La semana se veía grandiosa, no solo por el trabajo que tenía, sino porque estaba entusiasmada. Daphne había avanzado tanto en estas tres semanas recluida y por fin había hablado con ella, me comentó que se sentía tan bien que incluso los doctores creían que sólo estaría internada un mes, Chris estaba mucho más tranquila y su acné emocional estaba casi curado.

Wilson me había entregado unos papeles que debía firmar y Gabriel me había dejado una nota en mi escritorio.

Almuerzo en Litruna a las 17hrs.

Litruna era el café que estaba al frente del edificio, nuestro típico punto de encuentro.

Por último, Charles y yo estábamos bien, después del desafortunado evento, no ha pasado nada más. Esa noche, justo cuando el empezó a decir que todo había sido un error, iba a decirle que si, probablemente me hubiese gustado que lo hiciera, pero que no podía hacerlo si estaba con Casey. No le iba a decir que la dejara, pero si le diría que no estaba cerrada a algo, sólo que tenía que ser correctamente. Ya sabemos como acabó... Así que preferí ignorar la situación y de verdad actuar como buenos amigos, el mes que estaría acá ya casi llegaba a su fin y seguíamos estancados en lo mismo, por lo que de verdad di por enterrado lo que pasó en diciembre. El me había confesado aquella vez que le interesaba de otra forma, yo no sabía si me sentía igual, verdaderamente. El tiempo que habíamos pasado juntos acá me hacía sentir que tal vez, sólo quizás, el me interesaba también, pero no todo sale como queremos...

En fin, esta semana se veía bastante bien y tranquila, así que todo el peso de la euforia la pondría en mi trabajo, la asociación con Docare había sido bien recibida por los medios y por los clientes, incluso las ventas habían incrementado en un doscientos por ciento.

—Listas las firmas y aprobados los proyectos con los ejecutivos de Docare. —le dejé a Wilson las carpetas en el escritorio.

—¿cuál te gustó más? —Dijo dejando de lado lo que estaba haciendo.

—me gustó el de cuidado facial vegano, se ve muy bien elaborado.

—Ah si, Charles tiene buenas ideas. —dijo y sonrió con doble intención.

Intenté no hacer ningún comentario ni gesto, pero creo que no logré ocultar mi emoción. En los últimos años, la venta de esos productos habían incrementado un montón, además de que el proyecto estaba muy bien planteado y se iba por el lado dermatológico, más que por el cosmético. Sin duda era un buen negocio.

El día pasó rápido y llegó la hora de ir a Litruna, ya estaba a punto de cerrar la puerta del ascensor cuando veo una sombra pasar rápidamente y mete su brazo para pararlo, la puerta se abre y un Charles con pelo despeinado y corbata un poco doblada aparecen en mi campo de visión, sonrío ampliamente y le doy un espacio a mi lado.

—día agitado, ¿no? —le digo.

—Ni lo digas. —dice y se arrecuesta del vidrio cerrando los ojos.

Me acerqué a el, lo peiné con los dedos y mientras llevaba mis manos a su cuello para acomodarlo, bajó el rostro y empezó a verme. Su aliento llegaba directamente a mi y no sólo estaba fresco, se mezclaba con su perfume.

No me lo estaba dejando fácil, con la decisión de enterrar todo.

Sus ojos estaban puestos en mi y el tiempo parecía ir lento, mis movimientos en cámara lenta y nuestro alrededor parado, solamente nosotros en movimiento.

Última Noche En LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora