2. Eres tú

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Después de días en los que no fui capaz de querer verla, más que nada, porque necesitaba controlarme lo suficiente para no cometer un error que me metería en graves problemas, como asesinarla por haberse ido y dejado a mi hija, una bebé apenas, indefensa y sin fuerzas para defenderse, a merced de un desgraciado que la lastimó tanto, finalmente, estoy frente a la mujer que alguna vez consideré mi primer amor.

Está incluso más guapa de como la recordaba, sin embargo, su belleza en esta ocasión no me roba el aliento cómo aquella vez, sino que todo cuánto puedo sentir ahora al ver a Camila frente a mí es asco.

Ella me mira como si no creyera que fuese yo en su presencia, sus ojos azules entrecerrados en mi dirección. Por mi parte la observo dándome cuenta que mis ganas de hacerle tanto daño como el que recibió mi hija por su causa, no se habían ido del todo, aunque intento controlarme.

—Valentino, ¿eres tú? —demanda, un tono de voz bajo.

—Sí, Camila. Lo que estás viendo no es una alucinación, soy yo, Valentino Leister —contesto.

Hasta ese momento, Camila se hallaba al filo de las escaleras, pero desciende tras mis últimas palabras para encontrarse conmigo y mi mirada de hielo y desprecio hacia ella.

Sus ojos están enrojecidos, y su cara más blanca de lo normal. Luce como sí hubiera estado llorado mucho, pero no me importa en ese momento, nada de ella.

—No puedo creer que seas tú. Dios han... han pasado tantos años desde la última vez que nos vimos — murmura, mirándome como si no pudiera creer de verdad que se tratase de mí.

El desprecio que me genera en estos momentos podría hacerme decir que  me arrepiento de todo lo que vivimos entre las cuatro paredes de mi casa, yo, un muchacho con las hormonas alborotadas entrando en la cocina para agarrarle el culo a la sirvienta, quien fuera la primera mujer en despertar instintos sexuales en mí, y todo el sexo que tuvimos, porque vaya que sí, sin embargo, arrepentirme sería decir que de alguna forma no fui feliz a pesar de la actual desilusión que siento ahora, además de que de aquello nació un ser hermoso que es mi hija, una chica fuerte y admirable a la que amo con todo mi corazón. Solo por ella no me arrepiento de todo lo que viví con Camila.

—Solo estoy aquí porque tengo varias preguntas para ti, para la mujer a la cual le di mi primer beso, con la que supe lo que era sentirse hombre por primera vez y la que creí amaba intensamente: ¿Cómo pudiste abandonar así a nuestra hija? ¿Cómo pudiste irte y dejarla con un hombre que sabías ni siquiera era su padre y todo lo que hizo fue lastimarla? ¿Cómo pudiste, Camila?

Sus ojos llenándose de lágrimas ante mis reproches no me conmueven.

—Dejarla fue el peor error que pude haber cometido en mi vida, pero no sabes cuan arrepentida estoy de ello, Valentino.

—Tus arrepentimientos no cambian el curso de las cosas, Camila, no cambian el hecho de que ella, una niña inocente, tuviera que pagar por tus pecados —gruño, mis manos echas puños y con dolor en la mandíbula de tanto esfuerzo que hago al apretarla con fuerza.

—Lo sé, lo sé. Pero te juro que yo jamás creí que Andrés pudiera lastimarla, me fui, pero lo hice confiada  de que él la cuidaría, la amaba con locura y era la luz de sus ojos. Nunca creí que a causa de mí todo ese amor se convertiría en odio contra mi propia hija.

—Pudiste buscarme, Camila —vocifero furioso con ella y con el hijo de puta que está muerto, por suerte suya, porque juro que si aún viviera, con él sí que no me contendría porque lo mataría de la forma más cruel posible. Incluso sé que el hijo de perra la tocó. Puso sus manos sucias sobre mi niña mientras la llamó por el nombre de su madre, y cada vez que la escena viene a mi cabeza, unas ganas de vomitar me asaltan—. Yo hubiera sido inmensamente feliz si hubieras llegado a mi puerta diciéndome que tenía una hija. Yo habría cuidado de ella, yo...

Tan Solo un segundo ( Aurora y Valentino) ✔️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora