3. Promesa

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Aurora

 

—Buenos días a la mamita más hermosa del planeta.

Sonrío cuando recibido un beso cariñoso y dulce en cada una de mis mejillas. Beso cada una de esas tiernas mejillitas de vuelta, de mi niña que en un parpadeo se me ha convertido en una mujercita.

—Buenos días, tesoro. —Ashley toma asiento en la mesa de la cocina—. ¿Thalía?

Thalía ha sido una amiga de Ashley desde que ambas eran muy pequeñas, prácticamente creció en mi casa junto a ella. Es una muchachita muy dulce que desgraciadamente, le ha tocado unos padres que no saben apreciar el tesoro que la vida les regaló. Ha decidido abandonar su casa ya que siempre he sabido que sus padres tienen una relación pésima, por lo que la pobre criatura ha vivido en medio de una guerra constante entre sus dos progenitores, y en cuanto Ashley me pidió que si podía mudarse a vivir aquí no me supuso ningún problema, tanto porque es la mejor amiga de mi hija y casi no puedo decirle que no a nada, como porque Thalía es como una tercera hija para mí.

—Tallie se tarda más en arreglarse que yo, así que aún está en ello. Desperté con mucha hambre mami.

Sonrío.

—Ya te pongo el desayuno, mi niña.

—Buenos días —pronuncia Thalía apareciendo en ese momento.

—Buenos días, cariño. Ven aquí.

La pequeña ríe, acercándose a mí. Recibo el abrazo que me da y la besuqueo de vuelta, en conjunto con un abrazo fuerte. Es una muchachita que no ha recibido el amor que debería recibir de las personas que tienen el deber de dárselo, como si tuvieran escasos de ese sentimiento, pero yo tengo de sobra y no me molesta dárselo en lo absoluto.

—Gracias, Aurora —me dice, con ojos brillosos.

Acaricio su cabello oscuro.

—Con gusto, cariño. Ahora siéntate. Les pondré el desayuno en seguida.

*

—De ninguna manera, Carolina.

—Mamá por favor, acéptalo. Es mi regalo para ti. Te lo mereces. Mereces esté escape y descanso.

—Por supuesto que no, además, eso debió haberte costado una fortuna, y sé muy bien que hace mucho tiempo estás ahorrando duro para cumplir ese gran sueño que tienes de abrir tu propia agencia de publicidad. De nuevo, no necesito eso, estoy bien. Por otro lado, de ninguna manera puedo dejar a Ashley y a Thalía solas en casa para irme de crucero.

Mi hija sonríe, sentándose a mi lado en el sofá y besa mi mejilla. Aitana está en mis brazos, se quedó dormida mientras la mimada y sostenerla me recuerda un poco a Ashley cuando estaba pequeña o más específicamente, las ganas que tuve de tener otro bebé después del nacimiento de mi niña, que saliera de mi vientre, sin embargo, no importó cuánto intenté volver a engendrar otro bebé, no logré volver a quedar en estado. Es como si hubiera nacido solo para traer a esa muchachita al mundo, aunque luego pude adoptar a Carolina y cumplí ese sueño de tener otra hija.

He venido a visitar a mi hija mayor y me ha dicho que tenía un regalo para mí. Cuando lo acepté no me imaginé que sería un crucero por el caribe. No es que el regalo en sí me desagrade. No es algo que haya vivido, pero no tengo duda alguna de que debe ser una gran experiencia, la cosa es que Carolina no solo compró pasajes para mí, también para dos de mejores amigas a fin de que no fuera sola y me la pasase mucho mejor, lo que significa que sí, gastó una fortuna en ello y no menos importante, irme significaría dejar a Ashley y Thalía solas en casa, sin mis cuidados. Donde vivimos es un barrio seguro, jamás pasa nada y los vecinos nos cuidamos los unos a los otros, pero de todos modos, no sé si podría estar tranquila.

Tan Solo un segundo ( Aurora y Valentino) ✔️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora