Estaba sentada en la silla de Bruce cuando la puerta del despacho se abrió, dejando ver a mi esposo, siendo seguido por la tal Jennifer. Bruce no evitó sonreír al verme allí.
-Hola, Brucy-sonreí levantándome de la silla.
-Hola, amor. No te esperaba por aquí. ¿Ha pasado algo? -Comentó Bruce correspondiendo la sonrisa.
-Nada, amor. Pero ya no sabía qué más hacer y decidí venir a verte-respondí.
Desde mi lugar, podía ver la mala cara que tenía Jennifer. Pero, muy a mi pesar, era algo que debía aprender. No podía tener a todo el que quisiera para sí misma. Y menos aún, si se trata de un hombre casado.
-¿Segura? Sabes que no soy muy fan de las sorpresas-comentó Bruce tomando mis manos entre las suyas.
-Lo sé, amor. No era por un motivo sorpresa. Solo he venido a ver cómo le había ido a mi esposo en sus reuniones-afirmaba yo.
-Pues han ido de maravilla, gracias por preocuparte, cariño. Jennifer, ¿te importaría decirme que tenemos para mañana, por favor?-Decía Bruce cambiando de tema.
-Por supuesto, señor Wayne. Tenemos una junta de tres horas con los contadores de la empresa de Japón para mañana por la tarde. Y por la mañana, tenemos una junta con los inversionistas de otras tres empresas del país-respondió Jennifer.
-Bien, pues si no queda nada más por hacer hoy, me iré con mi hermosa esposa a mi casa. Nos vemos mañana, Jennifer-sonrió Bruce despidiéndose de su secretaria.
Me ofreció su brazo para que lo tomase, lo cual hice sin rechistar, y ambos salimos del despacho de mi esposo. Mientras caminábamos, pude sentir a Jennifer mandándome dagas con la mirada.
-Y dime, amor. ¿Tanto te has aburrido que has venido a verme al trabajo?-Volvió a decir Bruce.
-Sí, Bruce. ¿Acaso tengo que tener una excusa para venir a verte? Eres mi esposo y disfruto de tu compañía, cariño. Además, no es nada raro. Siempre lo he hecho-respondí.
-Sí, Hana, siempre lo has hecho. Pero no soy idiota, ¿sabes?-Decía Bruce.
-Nadie ha dicho que lo seas, Bruce-negué.
-Entonces, ¿qué ha sucedido con Jennifer?-Se interesó Bruce.
Y sí, una vez más, comprobaba que las noticias sobre nosotros vuelan como el viento.
-No ha pasado nada, amor. Solo una pequeña molestia. Nada grave. Ya se ha hablado y todo está olvidado-le resté importancia.
No quería darle la razón. Sabía que eso lo divertía sobremanera.
-No me digas. Entonces, ¿no estaba usted celosa, mi linda esposa? Porque he de decir que eso me honra, a veces. Aunque tampoco me agrada que sea usted demasiado celosa-opinaba Bruce con una sonrisa.
-¿Yo? ¿Celosa? ¿Por qué lo estaría? Te amo, Bruce. Eso es lo importante aquí. Eso y que sé que tú también me amas, ¿no?-Hablaba nerviosa.
-Hana Sallow, no tienes por qué estar celosa, mi amor. Sabes mis sentimientos hacia ti y nadie los va a cambiar. Pero, me extraña que no sepas que las noticias sobre nosotros vuelan-seguía Bruce.
Solo pude atinar a agachar levemente la cabeza.
-Hana, amor, está bien. Y ya sé que esas tampoco eran formas de tratar a mi esposa, por parte de una empleada. Mi amor, la voy a cambiar de puesto al final de semana, no tienes que ponerte celosa. Llevamos 10 años juntos, ¿recuerdas? Nuestros sentimientos no se van a ir de la noche a la mañana-habló Bruce suavemente, alzando mi barbilla levemente.
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Mi primer amor.
RomanceUn matrimonio con muchas dificultades por la doble vida de él, pero siempre se dice que el amor todo lo puede. ¿Y si no fuera así? ¿Y si el matrimonio se viniera abajo por todas esas dificultades? ¿Ellos podrán tener su final feliz? Lee para descubr...