Capítulo 3

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Al acabar el desayuno, como bien había predicho, Bruce se escondió y no volvió a dar señales de vida en todo el día. Yo no sabía qué más hacer y no podía estarme quieta. Alfred estaba en el salón viendo su programa favorito y yo lo único que hacía era caminar de un lado a otro del salón.

Finalmente, tras un rato, me decanté por salir al centro comercial. Hacía tiempo que no me tomaba un momento para mi y, pensándolo bien, no era una mala idea. Fui a mi habitación y cogí un bolso con todas mis pertenencias para luego bajar y coger las llaves de mi coche.

-Iré al centro comercial. Necesito un rato para mi y creo que me hará bien en el día de hoy. Cualquier cosa, avisaré a Bruce. ¿Te importaría despedirte de él por mi, Alfred?-Avisé.

-Tiene usted razón, señora Wayne. Un rato para usted le hará bien. En cuanto a lo otro, creo que es mejor que le avise usted misma, o de lo contrario, se preocupará sobremanera-dijo Alfred.

Yo suspiré. Volví a subir las escaleras en busca de mi esposo para decirle que iría al centro comercial. De todas formas, teníamos nuestros teléfonos conectados, por si sucedía algo. Así sabíamos donde se encontraba el otro. Lo busqué por toda la casa, hasta que pude apreciar que él no estaba. No se oía ningún ruido. Internamente, rezaba porque estuviese en la cueva haciendo lo suyo de Batman, aunque no las tenía todas conmigo.

Efectivamente, Bruce no estaba en la cueva tampoco. Él se fue a lo que deduzco, era su trabajo como Batman. Volví a subir y entonces salí en dirección al centro comercial, no sin antes despedirme de Alfred.

Cuando llegué al centro comercial, aparqué el coche en el parking y caminé por todas las tiendas en busca de ropa nueva para ponerme, además de ir a hacerme las uñas. La ropa que compré era así:

 La ropa que compré era así:

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Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora