CAPÍTULO 9

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El día amaneció nublado y lluvioso. Ambos se levantaron y se dieron una ducha por separado para luego vestirse (la ropa de Hana está en multimedia) y bajar a desayunar al salón.

-Buenos días, Alfred.

-Buenos días, señor y señora Wayne. ¿Qué planes tienen para el día de hoy?

-Una reunión en Empresas Wayne a las 11:00 y otra a las 3 p.m. con unos inversionistas de aquí de Gotham. Después de eso, iré como Batman a la prisión de Alta Seguridad para tratar de averiguar más sobre la fuga de ese tal Joker.

-Algo he visto en la televisión, señor Wayne. Ese preso puede ser un verdadero problema para Gotham.

-Eso es un hecho, Alfred. Espero acabar parándole los pies cuanto antes y, por esperar, también espero que no sea mucho peor que lo acontecido por Enigma.

-Los tres sabemos que las cosas serán complicadas con El Joker, Bruce. Sería raro que no lo sospechemos, teniendo en cuenta todos los antecedentes que tiene la ciudad, nos guste o no.

-Sí, amor. Llevas razón. Pero bueno, cambiemos de tema. No quiero amargarme la mañana hablando de todo esto. ¿Qué harás el día de hoy? Lógicamente, puedo ir a las reuniones de hoy, así que, no es necesario que me sustituyas, a menos que te apetezca acompañarme, por supuesto. No es un problema para mi. Puedo disfrutar más de tu compañía.

-Está bien. No tengo problema en acompañarte a la reunión de esta tarde. Pero esta mañana, tengo pensado ir a visitar a mis padres. Hace tiempo que no los veo.

-Me habría gustado acompañarte. También hace tiempo que no los veo y, teniendo en cuenta el apoyo que hemos recibido de ambos y lo bien que me han tratado, creo que está de más decir, que deberíamos ir a visitarlos juntos.

-Me parece un plan excelente, señora Wayne. Señor Wayne, tal vez otro domingo, cuando no esté reunido, podemos invitarlos a la Torre Wayne y hacer una comida, si les parece bien.

-No es mala idea, Alfred. Seguro que podemos organizarlo para dentro de dos semanas.

-Mis padres os lo agradecerían mucho, sin duda.

-Desocuparé mi agenda para dentro de dos domingos. Nos juntaremos aquí en la Torre Wayne.

-¿Harías eso de verdad? Mis padres pueden entender si estás ocupado. El hecho de que lleves Empresas Wayne para adelante, ya saben que es una responsabilidad que no puede ignorar. Sigue siendo el legado que te dejaron tus padres.

-Hana, amor. Siempre tengo tiempo para ti y, si eso conlleva visitar a mis suegros o hacer una comida dentro de dos domingos, lo haré.

Bruce y Hana se sonrieron sabiendo que ambos estaban encantados con esa idea. Además ambos compartían una mirada de complicidad que no pasó desapercibida para Alfred y, decididamente, si estuvieran en público, cualquiera se daría cuenta de ello.

Se pusieron a desayunar riendo tranquilamente y en compañía de Alfred quien se alegraba de ver a ambos felices, pues de distinta manera, ambos habían sufrido durante mucho tiempo antes de conocerse.

Al terminar de desayunar, Alfred recogió la mesa y Bruce y Hana se separaron para que el primero pudiera irse a Empresas Wayne para su reunión con los inversores. Se despidieron con un dulce beso y luego, Bruce se marchó en uno de sus coches en dirección a Empresas Wayne. Hana, por su parte, subió a su dormitorio y tras darse los últimos arreglos y coger todo lo que necesitaría, se despidió de Alfred y fue en el otro coche hacia la casa de sus padres de acogida.

* * * *

Hana llegó a la casa de sus padres de acogida, que la recibieron con un fuerte abrazo y luego todos entraron a la casa para pasar tiempo tranquilos y, por parte de Hana, hablar con su madre de un tema que no dejaba de rondarle por la cabeza. No había dicho nada a Alfred y mucho menos a Bruce, pero ella misma había notado que había subido ligeramente de peso y que se dormía con más facilidad que antes, independientemente de lo que hiciera en el día o de la tomas de sus pastillas. Por otro lado, llevaba un mes sin que le viniese el periodo, pero ella sabía que se había estado protegiendo cada vez que ella y su marido tenían relaciones.

-¿Estas segura que no se te escapa ningún momento en que hayáis tenido relaciones y se os haya olvidado protegeros.

Hana miró a su madre pensativa mientras hacía memoria, hasta que se dio cuenta. Hacía tres semanas habían tenido relaciones mientras se duchaban y por, obviedad en ese momento no habían usado protección ninguno de los dos. Tampoco la noche anterior, antes de que Bruce se fuera como Batman bajo la llamada de Gordon en su única noche libre de la semana. Pero era imposible, ¿cierto? El periodo no le bajaba desde antes, aunque sí que es verdad que ella de por sí era bastante irregular. Llevó sus manos a la cara intentando asimilar que solo tal vez, podía estar esperando un hijo o hija del mismísimo Bruce Wayne.

-Hana, cariño. No es nada malo. De alguna forma vienen los bebés al mundo. En algún momento de vuestro matrimonio era posible que sucediera. Sé que los dos habéis llegado a hablar sobre este asunto y, hasta donde yo sé, ambos queríais tener hijos o hijas.

-Sí, madre. Pero no hemos vuelto a sacar el tema desde hace tiempo.

-Tal vez, pero si es así, la única decisión es tuya. Para salir de dudas, solo hay una forma de hacerlo y, entre tú y yo, sé que a Bruce le encantará la noticia cuando se lo digas.

Hana miró a su madre y le pidió que la acompañase a la farmacia para buscar dos pruebas de embarazo. La segunda sería para confirmar el resultado de la primera.

Las dos salieron caminando a la farmacia más cercana, que les quedaba a tres calles y compraron dos pruebas de embarazo. La joven del mostrador las miró cuestionándose para quién de las dos era, aunque a juzgar por la edad que aparentaba la madre de acogida de Hana, las dos pruebas era más que posible que fueran para la más joven. Sin embargo, no hizo ningún comentario y solo se limitó a hacer su trabajo.

Volvieron a la casa y Hana rápidamente se metió al baño para utilizar la primera prueba y realizársela, siguiendo cada una de las instrucciones. No era difícil, así que, eso le dio algo de tranquilidad. Unos momentos después salía del baño para ir junto a su madre mientras se ponía una alarma en el teléfono para que le avisara de los 4 minutos que debía esperar antes de tener el resultado.

Fueron los 4 minutos más largos de toda su vida, a pesar de que su madre intentó distraerla para calmar sus nervios, hablando de cualquier otro tema. Cuando finalmente sonó la alarma, Hana fue al baño para recoger la prueba y ver el resultado. Su madre la observaba desde la puerta.

-¿Y bien, querida?

Hana solo miraba la prueba una y otra vez, como queriendo cerciorarse de que lo que veía era de verdad. Luego alzó la mirada hacia su madre de acogida y con la voz tembloroso respondió:

-Positivo.

Continuará....

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora