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Tuvo que explicarles qué le había pasado en el mundo de los humanos, aunque claro, saltándose varias partes, las cuales harían que la guerrera de cabello rubio se enojara y le contara a sus superiores, y él, obviamente, no quería eso.

Después de discutirlo un poco con sus amigas, decidieron dejar que vuelva a aquel mundo, con muchas condiciones, pero eso era algo de esperar, pues ellas se encargaban de una que otra manera a proteger el bosque y sus habitantes, al igual que él y sus amigos.

Sonrió, y se fue, no sin antes despedirse de sus amigas, pues ya se acercaba su turno en vigía, y si llegaba tarde, Alexby y Luzu se iban a enojar con él.

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Estaba nuevamente empapado de pies a cabeza, menos mal que había guardado una prenda en un par de hojas especiales, para que así no se mojaran.

Se vistió rápidamente.

A pesar de que se cambió entero, no se sacó nunca la máscara, pues ese era su objeto de mejor valor, su tesoro.

Unos minutos después escuchó unos sonidos en unos arbustos. Cerró los ojos, concentrándose. Era Samuel, estaba cerca. Sonrió para sus adentros.

- Dios, otro tontito más... - Susurró mientras se acercaba, aunque el chico de máscara alcanzó a oírlo.

Saltó, llamando su atención - ¡Samuuu! - Habló, alargando la última vocal, y corrió hacia él.

Los ojos del castaño tenían un brillo muy intenso, que reflejaban lo emocionado y feliz que estaba por aquella expedición, pero el otro no podía entender coml aquel chico podía confiar tanto en él, era ridículo, se habían conocido literalmente el día anterior, y aún así lo trataba como si llevasen toda una vida juntos, pero más raro aún era que él no hacía nada para cambiarlo, era como si el castaño tuviese una habilidad especial para confiar y hacer que la gente confiase en él.

Suspiró, alejando por un tiempo esos pensamientos, más tarde seguiría cuestionandoselo.

- Bien... Vamos - Se dio la vuelta, y empezó a caminar, siendo seguido por un muy emocionado oji-verde.

Saltaba a su alrededor como un cachorrito saltaba cuando le decían que saldría a pasear, y él, el era el dueño exhausto que debía hacerlo para que no rompiera las cosas. Suspiro ante la ridícula imagen.

Después de unos minutos en completo silencio de la caminata, se posó a su lado, dispuesto a iniciar una conversación - Samu... ¿A donde vamos? - No conocía muy bien a los humanos, y no sabía que cosas le gustaran o no, pues tampoco sabía si ellos se parecían a estos.

El anterior mensionado, sin quitar la vista de enfrente, respondió tranquilo - A un pueblo cercano, es pequeño, pero si es tu primera vez, será lo mejor - En verdad había tenido en cuenta eso, sin mencionar que en ese pueblo casi nadie lo conocía, sin mencionar que nadie, por lo que podría ir sin temer a que le hagan preguntas extrañas, aunque lo único que tendrá que tolerar, serán las miradas de asco y confusión ante sus... Extraños ojos...

Rubius sonrió ante la respuesta, volviendo su mirada hacia el camino que se alzaba sobre ellos - ¿Sólo son tus padres y tú? - Si hubiese sido otra persona, esta habría disimulado o incluso no preguntar por aquello, pero los de su especie eran directos, agregando su personalidad, lo hacía peor.

El contrario le extrañó lo directo que fue la pregunta, pero no se ofendió, ese chico daba la sensación de ser alguien curioso e inocente, con preguntas curiosas e inocentes - Si, no tengo familiares ni hermanos, por lo que si, solo somos los tres - Contestó de manera tranquila. No sabía cómo alargar un poco la conversación, por lo que prácticamente se le escapó un - ¿Y tú? - Arrepintiendose inmediatamente por la pregunta, no conocía al chico, no sabía si esa pregunta le iba a afectar de manera negativa. Giró su cabeza hacia él, temiendo por una posible reacción.

Cerró los ojos, pensativo - Yo no tengo familia, tampoco padres - Lo miró, entrelazando ambas miradas. El oji violeta pensó en que la pregunta le había afectado, hasta que vió una sonrisa sincera del contrario - Pero si tengo amigos y personas a las que quiero y voy proteger - Aunque las estaba prácticamente traicionando... Fue lo que pensó el castaño.

Samuel dejó escapar una pequeña sonrisa, una real. Tal vez pasar todo el día con él no iba a ser tan malo como parecía.

°°°

- Llegamos - Paró en seco, mostrando el cartel que indicaba "Bienvenidos a Ekilio", aunque su acompañante no sabía leer, él no era consiente de eso.

Rubius fingió entender y leer lo que decía, quizás era algo que todos los humanos hacían y si él no lo hacía iba a resultar sospechoso, y no quería eso.

El azabache suspiró - No sabes leer, ¿Verdad? - Si sabía lo que era leer, solo que no tenía idea de cómo podían hacer aquella extraña cosa solo con sus ojos. Negó un poco apenado, con la cabeza baja y las manos juntas, dejando en vista como si fuera alguien débil y tímido. Volvió a suspirar, ese chico si que era raro - Supongo que no tenías quién te enseñara... Así que está bien, ahí dice Bienvenidos a Ekilio -

El chico de máscara lo miró asombrado, ¿es decir que no todos los humanos sabían hacer esa cosa llamada leer? Ya no se sentía tan fuera de lugar, pensó mientras asintía frenéticamente, con una gran sonrisa en la cara.

Su acompañante lo miró por unos segundos, unos largos y a la vez cortos segundos, hasta que recobró la conciencia.
Aquel chico era muy alegre, y transmitía esa alegría hacia los otros, algo que él nunca hubiese podido hacer, pero si admiraba a los que sí.

- Bien, ya es tarde, vamos primero a comer - Y retomó la caminata, mientras giraba la cabeza, tratando de localizar alguna tienda o persona que vendiera algo para satisfacerlos, pues el viaje había sido largo.

Rubén prácticamente salto de emoción. Nunca había probado comida humana, en el bosque había mucha variedad de plantas, frutas y vegetales muy exquisitos, casi siempre los encontraba él, ¿qué tipo de raras y deliciosas frutas y vegetales tendrán los humanos? El simple hecho de pensarlo hacia agua a su boca, no podía esperar más.

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¡Nuevo capítulo!

Algunas cosas que quiero aclarar:
Rubius no come nada de animales, ni de cosas que provengan de estas, en su mayoría, pues al vivir en un bosque lleno de estos, nunca se le pasó por la cabeza comerse a alguno, lo único que ha probado es la leche, más adelante lo verán.
Vegetta tiene problemas con sus padres.
Quizás algunos se dieron cuenta, pero el bosque está basado en aspectos mitológicos, como sirenas, brujas, entre otros, siendo Rubius el portador de uno de los elementos de la Tierra (Fuego, tierra, agua y viento) , que más adelante lo verán.

Sin nada más que decir, espero les haya gustado, y...

¡Nos leemos en el próximo capítulo! 🐺💚🐻

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Entre Mundos || RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora