I

122 13 0
                                    


Las pesadillas cada vez eran más pesadas que nunca, el dolor de cabeza ya era insoportable y el miedo de ser decapitada por un estúpido mito creado por los mortales me aterra.

Ser bruja nunca fue mi elección realmente.

Muchos mortales piensan que ser bruja significa magia Malvada y sangre, pero no. No es como todos dicen que es.

Ser bruja significa saber, ser más inteligente que los demás, tener la mente abierta en todo momento.

Que ese no es mi caso.

Me levanté de mi cama hasta la pequeña ventanilla de mi habitación.

Llovía, los truenos asustaban, pero era bonito su color violeta y rosado pastel.

Salí de la pequeña ventanilla y fui hasta mi escritorio para escribir.

Escribir era algo que hacía muy seguido hoy en día. Cada que recordaba algo lo escribía para no olvidarlo.

Esta vez escribí el título de: "El bosque que todo lo ve, de Blair Everest".

Empecé a escribir sin que nada me interrumpa, la inspiración cada vez me consumía más y más hasta que tocaron la puerta. Bajé con cuidado sin saber quién era.

-¡Esta bruja no se saldrá con la suya!- escuché tras la puerta que empezaron a golpear con brusquedad.

Corrí hacia la habitación de mi madre, pero no había nadie.

¿Se habrá ido al bosque sin mí?

Encontré una nota arriba de su escritorio con el nombre de "Miel Everest para Blair Everest".

"Blair, él te está buscando Blair, no tengas miedo, eres una Everest, recuerda "No hay que tenerle miedo a los mortales porque ellos no saben nada, nosotras somos brujas del sol y la luna, del bosque y el lago, nosotras somos las Everest". Eres fuerte Blair siempre lo fuiste, pero eres peligrosa y algún día sabrás por qué".

"Adiós Blair Everest..."

¿Qué me trataba de decir mi madre?

¿Por qué era peligrosa yo?

Lo primero que se me ocurrió fue ser heredera de una de las brujas más antiguas y poderosas, Nev Everest, Nev Everest nació junto a la luna llena, fue bruja del Sol y Luna, del Bosque y el Lago, De las flores y las espinas. Ser heredera de ella era caso perdido.

Y viniendo de mí, era peor.

Fui a mi habitación, agarré la capa negra que siempre guardaba en mi armario junto a una botas para la lluvia y él escapé aproximado.

Volví a la habitación de mi madre y salté por su ventana.

Corrí hasta el bosque, no era una buena temporada para el bosque, ya que la Luna no era llena ni roja, lo que significaba ser cautelosa.

Por más que el Bosque de la Noche estuvo siglos con las brujas Everest, aun así nos podía llegar a matar. Empecé a acariciar a cada árbol y hablarles.

¿Me dirán loca?, sí.

Pero tengo con que justificarme.

Los árboles son seres muy preciados para las brujas, igual que los gatos. Hablar con los árboles es una de las mejores formas de comunicación y terapia, créanme que lo es.

De pequeña solía escaparme a recorrer cada árbol para hablar con ellos hasta que una noche vi a un grupo de niños que tenían mi edad o más, cuando los vi no tenía un buen presentimiento.

Mientras más me alejaba de la casa, menos escuchaba los gritos de los mortales.

Mientras caminaba por el bosque, tropecé con algo que estaba segura de que una rama no era.

Un sabor metálico entró por mi boca, supuse que era sangre, ya que caí encima de una roca, no era grande, pero aun así dolió.

Las Brujas de la Noche©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora